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La Policía cubana detiene y maltrata a Yoani Sánchez

La crítica bloguera y tres amigos fueron agredidos por agentes de paisano

DANIEL LOZANO

'Hasta aquí llegaste, se te acabaron las payasadas'. Yoani Sánchez, conocida bloguera, repasaba ayer en su casa habanera lo acontecido el viernes por la noche 'en la que temí por mi vida', según confesó a Público. Yoani y otros ciberrebeldes fueron detenidos y golpeados por miembros de la Seguridad cubana para impedir su asistencia a una performance.

Hacia ese acto se dirigían Yoani, Orlando Luis Pardo (escritor censurado, el mejor de su generación, autor de Boring Home), su novia y Claudia Cadelo (bloguera de Octavo Cerco). De repente, un vehículo negro, no oficial, se interpuso en su camino. Comenzó un forcejeo con sus tres ocupantes.

'Auxilio, nos quieren secuestrar', gritaba Yoani, mientras los desconocidos alejaban a la gente con el clásico 'no se metan, son contrarrevolucionarios'. Una ración salvaje de puñetazos y rodillazos dio con los huesos de Yoani y Orlando dentro del vehículo.

Un coche patrulla acudió a ayudar para llevarse a las otras dos jóvenes. Claudia comenzó a twittear, una fórmula de seguridad convenida. 'Estoy detenida. Yoani y olpl (Orlando). No sé dónde están', escribió. Los agentes, entre insultos, las liberaron en Nuevo Vedado, un barrio de la capital.

La batalla proseguía en el coche negro. Orlando, inmovilizado con una llave de judo y una rodilla ahogándole el pecho. Y Yoani, tan rebelde en la Red como en la vida, sin parar de manotear. Golpes en la cabeza, los riñones Yoani, semiasfixiada, apretó los testículos del atacante que la ahogaba. La presión cedió, no los golpes. Finalmente fueron abandonados en una calle apartada.

'Abracé a Yoani (antes nunca lo había hecho). Empezó a sollozar. La mujer más grande de Cuba parecía una niñita de cero años. Su pelo tironeado con odio olía a libertad', escribió Orlando en Lunes de Post-Revolución.

Yoani, que ha titulado su último post Secuestro estilo Camorra, lo tiene claro: 'Voy a seguir. Me golpearon, pero mi espíritu bloguero no salió dañado'.

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