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La derecha aspira a ganar la primera vuelta en Chile

La alianza conservadora, con líderes que colaboraron con Pinochet, es la favorita en los comicios de este domingo. Los sondeos no le garantizan la mayoría que permitiría su acceso directo al poder

SOLEDAD PINO

Cerca de ocho millones de votantes decidirán hoy el futuro de Chile. La alianza gobernante Concertación se juega su continuidad en el poder después de 20 años, mientras en la derecha se frotan las manos al ver que todos los sondeos los dan como favoritos para llegar al palacio de La Moneda.

Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente son los partidos herederos de los antiguos liberales y conservadores, quienes no han llegado a la presidencia por la vía democrática desde 1958. No obstante, la mayoría de sus actuales líderes participaron de los círculos de poder durante los 17 años que duró la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).

La derecha chilena tiene hoy un discurso triunfalista debido a que, por primera vez, su candidato, el multimillonario Sebastián Piñera, ha aparecido como ganador en todas las encuestas que se han hecho durante el año, superando con un holgado 10% al demócratacristiano y ex presidente, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, representante de la Concertación, que reúne a socialistas, radicales y socialdemócratas.

Sin embargo, Piñera y su entorno saben que la carrera no está ganada. Todo indica que el acaudalado empresario no llegará a obtener más del 50% de los sufragios que necesitaría para triunfar en primera vuelta. Además, Piñera ya se presentó la vez anterior, en 2005, y la actual presidenta de Chile, la socialista Michelle Bachelet, le arrebató el mando en la segunda vuelta.

Esta historia se ha venido repitiendo desde el retorno de la democracia en 1990. En las oportunidades en que la derecha logró estar más cerca del triunfo, sacó el 48% de los votos, y se le escapó la mayoría absoluta.

La ventaja que logra sacar la derecha en los sondeos, dicen los analistas, se debe en gran medida a que los votos del centroizquierda están hoy repartidos entre los tres candidatos presidenciales que provienen del mismo mundo progresista.

Frei, candidato único de la Concertación, registra cerca del 30% de adhesión; Marco Enríquez-Ominami, diputado ex socialista, recaba un 20%; Jorge Arrate, también ex socialista que representa a los comunistas, obtiene cerca del 6%.

Más allá de los discursos, se sabe que después de la primera vuelta, todas las fuerzas progresistas se reunirán tras el candidato que deba enfrentar a Piñera en la casi segura segunda vuelta, prevista para el 17 de enero.

El senador de derecha, Pablo Longueira, cree que su tendencia política tiene una buena oportunidad, pero no es demasiado optimista. Explica que en Chile el padrón electoral está 'envejecido' porque la votación es obligatoria bajo amenaza del pago de sanciones, lo que ha provocado que los jóvenes no quieran inscribirse en los registros. 'Y respecto a los que están inscritos, ya sabemos lo que votan'.

Longueira dice que existe cerca de un 10% de votantes indecisos. 'Justamente ellos son los que se han visto atraídos por la candidatura fresca de Enríquez-Ominami, que por su forma y estilo ha representado el cambio que la gente busca', apunta el senador.

La Concertación está desconcertada porque su candidato, Frei, no logra entusiasmar, a pesar de que los sondeos dan un 77% de apoyo a la gestión de la presidenta Bachelet.

En el oficialismo saben que hay un desgaste propio de los 20 años de Gobierno, sumado a la escasa renovación de sus figuras y también al hecho de que Frei no es un candidato atractivo. Se le califica de 'aburrido' y él responde que eso no debe importar a la gente, porque va a elegir presidente y no a un payaso para el circo.

Otro aspecto importante es el llamado 'factor Marco', un candidato joven que con su labia y su mujer presentadora de televisión, ha conquistado a los medios.

Toda la atención que capta la presidencial ha oscurecido los comicios parlamentarios, que también se celebran hoy, en los que se elegirá a los 120 diputados de la Cámara Baja y a 19 de los 38 senadores.

Por primera vez, en esta elección los comunistas tienen oportunidad de obtener algún diputado en la Cámara gracias a un acuerdo que concluyeron con la Concertación.

El particular sistema binominal que dejó establecido el régimen militar en la Constitución chilena, favorece la formación de dos grandes bloques de partidos políticos. Las entidades que no se unen a alguno de ellos quedan fuera si su lista no consigue al menos un 10% del total de los sufragios. De este modo, por ejemplo, el Partido Comunista, que suele obtener cerca del 6% de la votación, nunca ha podido tener representación parlamentaria, algo que podría cambiar gracias a este pacto.

Miguel Flores, director de una fundación cantera de la derecha, afirma a Público: 'La elección parlamentaria va a estar muy reñida y ningún sector tendrá supremacía'.

El nieto de Pinochet, Rodrigo García Pinochet, se decidió a competir por un escaño, pero los partidos de derecha no quisieron cederle un cupo, debido a que no se lo ha 'ganado'. A pesar de que compite en el pinochetista distrito de Las Condes-Vitacura, es casi imposible que resulte electo, aunque, como en el fútbol, el resultado se verá en el terreno de juego.

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