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"¿Por qué me odian tanto?", dice Berlusconi tras el ataque

El agresor pide perdón al primer ministro y se arrepiente de su acto 'cobarde e irreflexivo'. Los partidarios de 'Il Cavaliere' acusan a la oposición de calentar el ambiente y anuncian protestas

SANDRA BUXADERAS

'Por qué me odian tanto?'. Las palabras de Silvio Berlusconi difundidas por su amigo sacerdote y director del hospital en el que se recupera, Luis Verzé, muestran cómo el primer ministro italiano culpa a la oposición de la agresión que sufrió el domingo tras un tenso mitin en Milán. Il Cavaliere permanecía anoche ingresado. Su diagnóstico es de leve fractura del tabique nasal que no necesitará ser operada, rotura de dos dientes y lesiones en labios y cara.

El agresor, Massimo Tartaglia, aseguró ayer que había actuado en solitario. Asimismo, pidió perdón a su víctima por un 'acto superficial, cobarde e irreflexivo' en una carta que sus abogados enviaron a Berlusconi.

El hombre, que sufre problemas mentales y toma psicofármacos, declaró a la Policía haber lanzado contra el premier un réplica de alabastro de la catedral de Milán porque 'odia la política' del primer ministro y su partido, el Pueblo de la Libertad, según filtraciones a la prensa.

El país, cada día más polarizado entre seguidores y detractores del jefe del Gobierno, vivió ayer una jornada agria, llena de acusaciones cruzadas, vanos llamamientos a la calma y polémicas por los fallos en la seguridad del primer ministro. Un grupo de votantes de derecha prometió una manifestación que supere a la que bajo el lema de 'No Berlusconi Day' reunió el pasado 5 de diciembre en Roma a miles de personas contra el jefe del Gobierno.

El líder de la derecha quiere aprovechar ahora la ocasión para volver a conectar con una parte del electorado que se le escapaba en los últimos meses de escándalos y de polémicos planes de reforma judicial. Se encontraba en su momento político más débil. Pero la onda de solidaridad hacia el dirigente agredido, mayoritaria a pesar de algunos ultras, no parece unir al país.

Un sondeo señala cómo el 49% de los italianos piensa que Berlusconi tiene parte de responsabilidad por haber avivado el clima de tensión en el país. En esa línea abundó el juez Antonio di Pietro, líder de Italia de los Valores, que se negó a visitar a Berlusconi alegando que no quería ser 'hipócrita', y que presumió de decir en voz alta lo que muchos piensan.

Fue una voz aislada en el mundo político: la oposición, con el líder del Partido Demócrata, Pierluigi Bersani, a la cabeza, expresó solidaridad 'sin peros' hacia el premier. Bersani le visitó en el hospital, mientras que su número dos, Rosa Bindi, negó haber recomendado a Berlusconi que evite 'hacerse la víctima', como apareció en una entrevista.

También el dirigente centrista Pierferdinando Casini pospuso sus planes de destronar a Berlusconi en beneficio de su rebelde número dos en el Pueblo de la Libertad, Gianfranco Fini. Este último, presidente de la Cámara, también aparcó al instante sus diferencias con el jefe.

En cambio, una destacada artista como Franca Rame se lamentó de lo sucedido porque la agresión permite al jefe del Gobierno 'convertirse en un mártir'. En Facebook creció el número de admiradores del agresor algunos comentarios ironizaron sobre la necesidad de su beatificación pero también el de detractores.

La prensa de izquierdas y la de la derecha moderada hizo ayer un llamamiento general a los políticos para que bajen el tono de la confrontación, excepto periódicos como el de Berlusconi, Il Giornale, que aseguró que 'el agresor era un loco, pero los autores morales son otros, inclusos algunos políticos de la derecha', en referencia a Fini.

El presidente del Senado, Renato Schifani, dijo que a su jefe 'lo que más le duele es el odio político', mientras que otros subrayaron que 'podrían haberle matado'. Su secretario de Estado y apagafuegos oficial, Gianni Letta, aseguró que Berlusconi sólo desea 'que vuelva la serenidad'.

También en España se sucedieron reacciones de más o menos buen gusto. El diputado del PSOE, Manuel Pérez Castell, colgó en su página personal una foto de Berlusconi sangrando bajo el título 'Al Duce, Il Cavliere, le han partido la cara', según informó Europa Press.

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