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El 'Katrina': El huracán sigue rugiendo para los más pobres

La mayor parte de los que siguen desplazados proceden de los barrios más deprimidos de Nueva Orleans

ISABEL PIQUER

Los vientos del Katrina sigue soplando sobre Nueva Orleans cuatro años y medio después del huracán que devastó la ciudad y buena parte de sus alrededores; 240.000 kilómetros cuadrados quedaron arrasados.

Los primeros informes hablaron de 10.000 muertos; ahora se cree que unas 1.500 personas perecieron en el huracán que empezó el 29 de agosto de 2005.

Nueva Orleans ya no es la que era. The Big Easy, la ciudad de la vida fácil, del laissez le bon temps rouler (en traducción muy libre: 'Que nos quiten lo bailao') ha perdido buena parte de una población que no ha querido o no ha podido volver: 320.000 habitantes comparados con los 455.000 de antes de la tragedia.

Muchos de los refugiados siguen dispersos por ciudades de los estados vecinos. Si se tiene en cuenta las evacuaciones, los cortes de luz y de gas, la falta de agua potable, unos 15 millones de personas de siete estados -Luisiana, Misisipi, Alabama, Georgia, Florida, Kentucky y Ohio-, se vieron afectadas por el Katrina. Unas 275.000 casas quedaron destruidas o inhabitables.

FEMA (Federal Emergency Management Agency), el organismo que tan mal lo hizo en los primeros días de la catástrofe ,se ha encargado todos estos años de realojar a los desplazados. La mole burocrática no ha contado con la colaboración de las autoridades locales; primero, por la ineptitud de estas, empezando por su alcalde, Ray Nagin, y últimamente porque su gobernador republicano, Bobby Jindal, convirtió en dogma el rechazar la ayuda que venía del Washington demócrata.

FEMA calcula que ha prestado asistencia a más de 1,4 millones de supervivientes del Katrina con algún tipo de alojamiento temporal, en los que se ha gastado 5.200 millones de dólares, la mayor operación de este tipo jamás llevada a cado en Estados Unidos.

La mayor parte de los que siguen desplazados proceden de los barrios más pobres de Nueva Orleans, sobre todo del distrito 9. Una encuesta del Gobierno de agosto de 2007, dos años después de la tragedia, aseguraba que el 40% de quienes habían tenido que abandonar sus hogares, vivían por debajo del nivel de pobreza. Y precisamente por estar desplazados, otros muchos no habían podido percibir las ayudas que llegaban a Luisiana.

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