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El 'narcoempresario' español que entraba en palacio

La detención en Catalunya del constructor Arturo del Tiempo con un alijo de 1.213 kilos de cocaína saca a la luz sus relaciones con la clase dirigente de la República Dominicana

ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA

De construir pisos de lujo en el barrio más elitista de Santo Domingo, la capital de la República Dominicana, a ocupar una humilde celda de la cárcel Modelo de Barcelona. Arturo del Tiempo Marqués, respetado empresario español al otro lado del Atlántico capaz de codearse con el presidente del país caribeño, Leonel Fernández, está acusado por la Guardia Civil de ser el responsable de una trama que intentó introducir en España 1.213 kilos de cocaína. Los agentes lo detuvieron el 2 de marzo en una nave industrial de Viladecans (Barcelona), cuando controlaba en persona la llegada del alijo.

Casi un desconocido en España, a pesar de que desde 1990 ha ocupado puestos de responsabilidad en una veintena de empresas, Del Tiempo era, sin embargo, toda una personalidad en el país caribeño. Asentado desde hace tiempo en Santo Domingo, desde allí dirigía sus negocios inmobiliarios, lo que le había permitido granjearse la amistad de numerosos altos cargos del Gobierno dominicano. De sus buenas relaciones dan fe dos hechos. Él, su mujer y sus dos hijos obtuvieron rápidamente la residencia dominicana. Además, Del Tiempo fue nombrado el pasado verano policía honorífico.

El presidente Leonel Fernández se dejó fotografiar junto a Del Tiempo y su hijo

Una de sus más eficaces cartas de presentación era una fotografía en la que aparecía, junto a su hijo, con el máximo mandatario dominicano en el propio palacio presidencial. No es la única imagen que relaciona al ahora arrestado con el jefe del Estado. En otra, de octubre de 2005, se ve a Leonel Fernández, pico en mano, dar inicio a las obras del que era el símbolo del imperio de Del Tiempo: la Torre Atiemar, un lujoso edificio de viviendas de 19 plantas en la capital dominicana. En aquel acto, el presidente pronunció un discurso, accesible aún en la web oficial de la Presidencia dominicana, en el que no escatimó elogios al empresario español.

La fiesta de inauguración de este inmueble, celebrada hace sólo dos meses, fue un éxito social que congregó a numerosas personalidades y tuvo amplia repercusión en los medios de comunicación local. Nada extraño si se tiene en cuenta que los apartamentos de la torre, de 450 metros cuadrados cada uno y valorados en 1,3 millones de dólares, se habían convertido en el objeto del deseo de la élite política y policial de la República Dominicana.

Sus lujosos pisos eran codiciados por la élite política y policial del país caribeño

Sin embargo, la estrella de Del Tiempo ya se había comenzado a apagarse antes de aquella inauguración. En concreto, en la madrugada del 5 de noviembre, cuando la Policía dominicana se incautó de un alijo de 935 kilos de cocaína en un barco atracado en el puerto de Caucedo. Iba oculto entre piezas de granito pulido en un contenedor procedente de Venezuela, y cuyo destino final era Valencia. La empresa destinataria era Hispano Dominicana de Importaciones y Exportaciones S.L., radicada en Madrid y creada en mayo de 2009 para 'la importación, exportación, compraventa, intermediación y comercio de mármol y piedra natural' por el propio Arturo del Tiempo. Pese a las evidentes conexiones del alijo con el empresario, quien incluso se había desplazado a España días antes de la aprehensión, supuestamente para recibir la cocaína, la policía del país caribeño no lo detuvo.

La pérdida de aquel alijo no desanimó al presunto narco, que a finales de febrero volvió a intentarlo. De nuevo utilizó a su empresa madrileña como tapadera del envío. De nuevo, ocultó la droga en un contenedor con material de construcción, en este caso mármol. Y de nuevo eligió el puerto de Valencia para conseguir colar el alijo. La razón era sencilla. Allí trabajaba uno de sus supuestos compinches, Antonio Núñez Cebriá, un joven agente de aduanas que, además, era apoderado de la empresa de Del Tiempo.

Lo que no sabía el empresario español era que el barco en el que viajaba la droga, el buque de bandera chipriota Nordsea, había levantado las sospechas de la Guardia Civil, que ya había detectado a bordo otros tres alijos, enviados por otras narcobandas, en sendos contenedores. Por ello, al atracar el barco el 23 de febrero en Valencia, el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA), en colaboración con el Servicio de Vigilancia Aduanera, puso en marcha la operación Kalea y sometió a estrecha vigilancia el cargamento con la esperanza de cazar a sus destinatarios. La espera dio resultados el 2 de marzo, cuando el contenedor con la droga fue recogido en la capital valenciana por un camión y trasladado hasta una nave industrial de Viladecans (Barcelona). Allí, los agentes observaron cómo el camión era recibido por un individuo. Cuando este estaba a punto de abandonar el local, la Guardia Civil lo detuvo. Era Arturo del Tiempo.

Las autoridades dominicanas le habían concedido el título de 'policía honorífico' 

De nada le sirvió exhibir ante los agentes su condición de 'reputado empresario' ni asegurar que las autoridades dominicanas le habían nombrado policía honorífico. Días después, el Juzgado número 3 de Gavá (Barcelona) ordenaba su ingreso en prisión. Desde ese momento, la situación de Del Tiempo ha cambiado radicalmente. Las autoridades españoles y dominicanas investigan ahora si otros dos viajes realizados por el constructor a España los días 4 y 29 de enero también tuvieron como objeto recibir sendos cargamentos de cocaína.

Además, muchos de los que hasta entonces presumían en el país caribeño de su amistad y de hacer negocios con él comenzaron a marcar distancias. Importantes despachos de abogados minimizaban sus relaciones con él. La policía dominicana se apresuró a asegurar que el título honorífico se le había retirado en enero. Y algunos de sus mandos negaban cualquier interés en adquirir uno de sus lujosos apartamentos. Hasta la propia Presidencia de la República marcaba distancias. Un portavoz aseguraba en una comparecencia pública que Del Tiempo había engañado a Leonel Fernández presentándose como directivo de una empresa energética española.

La Justicia dominicana también actuó y detuvo a alguno de sus supuestos compinches. Además, confiscó al empresario tres coches de alta gama, un solar donde iba a levantar otra construcción de lujo y el símbolo de su imperio: la Torre Atiemar. Sospecha que la mole de cemento no era otra cosa que un instrumento para lavar el dinero del narcotráfico.

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