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Obama se enroca en su estrategia para Afganistán

El presidente de EEUU insta a los congresistas a aprobar un aumento de fondos para las tropas a pesar de las filtraciones de archivos confidenciales que muestran los abusos y fallos de la guerra

ISABEL PIQUER

La filtración de Wikileaks la página web que hace tres días hizo público más de 90.000 documentos confidenciales sobre la guerra en Afganistán ha complicado la tarea de Barack Obama para seguir convenciendo al Congreso de EEUU y a la opinión pública de financiar la lucha, aparentemente interminable, contra Al Qaeda y los talibanes.

En sus primeros comentarios desde que estallara el escándalo, el presidente se declaró 'preocupado' por la filtración, pero restó importancia a las revelaciones de los documentos al indicar que las informaciones eran antiguas y sólo contenían 'los mismos desafíos' que habían llevado a la Casa Blanca 'a poner en marcha una nueva estrategia'.

El mandatario está 'preocupado', pero intenta quitar hierro al asunto

El asunto Wikileaks no podía venir en peor momento, justo cuando la Cámara de Representantes se disponía a votar anoche una ampliación del presupuesto de la guerra, una ley con un complicado transcurrir legislativo. La semana pasada el Senado aprobó la nueva partida de 60.000 millones de dólares pero, bajo presión conservadora, retiró 23.000 millones en fondos de ayuda para la población civil, esencialmente para financiar escuelas o subvencionar agricultores.

La tarea que espera al Gobierno no es tanto convencer a los republicanos como a los legisladores demócratas. Obama instó a los congresistas a votar a favor de los fondos 'para asegurar que nuestras tropas tienen los recursos necesarios'.

Los documentos dan una versión muy detallada de los muertos civiles por operaciones de las fuerzas de la OTAN, la complicidad entre sectores de las fuerzas de seguridad pakistaníes y los talibanes y revelan que los insurgentes causan mucho más problemas a las tropas de EEUU de lo que se había admitido.

'Estamos en esta zona del mundo por el 11-S', dice la Casa Blanca

Los conservadores, que en su mayoría han respaldado la guerra, han mantenido un cauto silencio desde que se conocieran las filtraciones, en gran medida porque estas conciernen a la etapa de George Bush. Pero también porque los documentos no cambian la percepción del conflicto. 'La mayoría son viejas noticias', comentó el senador por Arizona, John McCain, 'la imagen que dan añade poca cosa a lo que ya sabíamos: que la guerra en Afganistán se ha ido deteriorando en estos últimos años y que no estamos ganando'.

Los demócratas son los que más dudas tienen. En campaña en sus distritos, de cara a las legislativas de noviembre, muchos congresistas deben explicar a sus votantes los motivos por los que se destinan fondos a una guerra lejana que parece perdida de antemano, cuando EEUU está en plena crisis económica.

Este mes los representantes demócratas pidieron a la Casa Blanca que se comprometiera con más firmeza con el objetivo que se fijó en diciembre de 2009 al anunciar el envío de 30.000 nuevos soldados, el de una retirada progresiva dentro de un año, a partir de julio de 2011.

Los republicanos guardan silencio porque respaldan la guerra

Al no poder determinar un objetivo claro de victoria en la guerra, la Casa Blanca ha recurrido a argumentos parecidos a los republicanos, en particular, el de la seguridad nacional. 'Estamos en esta zona del mundo por el 11-S', dijo su portavoz, Robert Gibbs, 'para estar seguros de que no se planean nuevos ataques contra este país y contra otros desde Afganistán'.

La agenda legislativa antes del receso del verano está dominada por los asuntos de defensa. Hoy el enviado especial en la zona, Richard Holbrooke, comparece ante el Comité Presupuestario de la Cámara de Representantes para empezar a convencerle de aprobar el presupuesto de 2011 para Afganistán.

Mientras, el Pentágono ha abierto una investigación sobre el origen de las filtraciones. El principal sospechoso es un joven analista militar, Bradely Manning. El analista, de 22 años, fue arrestado a finales de mayo, después de que un pirata informático, Adrian Lamo, denunciara que Manning se hubiera jactado de haber descargado 260.000 documentos clasificados y habérselos enviado a Wikileaks. En declaraciones a la cadena ABC, Lamo opinó que el analista 'no había actuado sólo porque no tenía la experiencia técnica necesaria'.

El pasado 5 de julio, el Pentágono acusó oficialmente a Manning de haber filtrado, también a Wikileaks, un vídeo de un ataque aéreo estadounidense en Irak en julio del 2007. El vídeo cuestiona la versión oficial sobre cómo el ejército de EEUU mató a 11 iraquíes, entre quienes había un fotógrafo y un conductor que trabajaban para la agencia Reuters.

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