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El Tea Party radicaliza a los candidatos republicanos

El movimiento ciudadano ultraconservador obliga a muchos aspirantes a girar más a la derecha para asegurarse la nominación para las elecciones de noviembre en EEUU

ISABEL PIQUER

Radicalizarse o perder. Esta parece ser la estrategia de los republicanos de cara a las legislativas de noviembre y la lección de las últimas primarias conservadoras que han recompensado a los candidatos más extremos. Presionados por el movimiento Tea Party, los republicanos esperan conseguir sendos dividendos electorales apostando por una ideología fundamentalista.

Que se lo digan al comentarista político más controvertido de la televisión estadounidense, el apóstol ultraconservador Glenn Beck, que el pasado sábado reunió a unos 400.000 partidarios en Washington en un llamamiento profético para 'restaurar el honor' de Estados Unidos.

El apóstol de la derecha Glenn Beck reunió el sábado a 400.000 seguidores

Beck, que eligió la fecha del 47 aniversario del famoso discurso del 'I have a dream' de Martin Luther King y el mismo escenario, la escalinata del monumento a Abraham Lincoln, para lanzar su arenga populista, es una espinita clavada e incontrolable en el aparato del partido republicano, que ha preferido ignorarlo. 'No sé de ningún evento con Glenn Beck', declaró esta semana su presidente, Michael Steele.

Pero aunque no se inscriba en la dinámica oficialista, Beck canaliza la ira más extremista de la derecha estadounidense. Junto con la omnipresente Sarah Palin, ha conseguido movilizar una parte del electorado republicano que ve en la presidencia de Barack Obama una peligrosa deriva hacia un socialismo sovietizante que antepone los intereses de Wa-shington al de los ciudadanos.

'Uno de los cambios más profundos en la política estadounidense reciente es lo extremadamente conservadores que se han vuelto los candidatos republicanos', aseguraba hace unos días el analista político de la cadena NBC Chuck Todd: 'Este no es el partido del conservadurismo compasivo de George Bush y está planteando un problemas a los republicanos centristas sobre el camino a tomar', añadió.

'Este no es el partido del conservadurismo compasivo de Bush'

El ejemplo más notorio es el de John McCain. El pasado día 24, el senador por Arizona ganó a su contrincante ultraconservador, el comentarista de radio J. D. Hayworth, en las primarias republicanas, a base de renegar de todo su pasado político e incluso de su vena 'rebelde' (maverick) que había hecho de él una de las voces más sensatas y moderadas del aparato republicano con el que nunca se había llevado especialmente bien.

McCain, hasta entonces partidario de una reforma migratoria que incluyera legalizar a los indocumentados, abogó durante su campaña por seguir construyendo el muro en la frontera y respaldó la controvertida iniciativa de la gobernadora de su estado para criminalizar la presencia de ilegales. Los electores republicanos le otorgaron de nuevo su confianza.

Por el contrario, la senadora por Alaska, Lisa Murkowski, decidió apostar por su gestión y se negó a hacer una campaña negativa. Resultado: su contrincante Joe Miller, activista del Tea Party (que estima por ejemplo que los subsidios de paro deberían suprimirse) poderosamente respaldado por Sarah Palin, tiene claras posibilidades de arrebatarle la candidatura.

John McCain ha renegado de todo su pasado político para ganar en Arizona

Todavía no hay claro ganador. Los dos candidatos siguen en empate técnico, con una ligera ventaja para Miller, hasta que se contabilicen los votos por correo, y aunque al final la veterana Murkowski resulte ganadora, saldría muy tocada.

Una de las opciones para los moderados es hacerse independiente. Eso tuvo que hacer el gobernador republicano de Florida, Charlie Crist, para evitar perder en las primarias al puesto de senador, ante la cara más hispana del Tea Party, Marco Rubio, un político local de ascendencia cubana. Los electores de Crist nunca le perdonaron que se dejara fotografiar con Obama y abogara por un entendimiento entre los dos grandes partidos.

Hubo un momento en que la estrategia del gobernador pareció un gesto desesperado. Ahora, gracias en parte al desastre de la marea negra del Deepwater Horizon en el golfo de México que le ha permitido estar en portada y sobre todo al candidato demócrata, Kendrick Meek, que también apuesta por el escaño senatorial y escindirá el voto en tres, Crist tiene serias probabilidades de ganar por primera vez en los últimos meses.

'Este giro a la derecha podría conseguir buenos dividendos este otoño decía el analista Todd. Los republicanos están llenos de entusiasmo, lo que no es el caso de los demócratas y la economía no va bien. La receta perfecta para una amplia victoria republicana en noviembre'.

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