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Tony Blair volvería a invadir Irak

El ex primer ministro justifica en sus memorias la invasión porque
Sadam podría haber reconstruido el arsenal prohibido

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Las memorias de Tony Blair no van a ganarle más amigos ni van a convencer a ninguno de sus enemigos. El ex primer ministro británico –siempre un personaje singular en la política de su país– confirma en el libro, que salió ayer a la venta, que su ideario ha girado tanto a la derecha que es casi irreconocible para muchos de los votantes que le dieron tres victorias electorales consecutivas.

'A Journey (un viaje)' es el título del volumen de 718 páginas y no está mal escogido. “Comencé siendo un determinado tipo de líder; acabé siendo otro”, dice en la introducción. Blair admite que “mi cabeza piensa a veces como la de un conservador, especialmente en economía y seguridad, pero mi corazón siempre late a la izquierda”.

Si eso es cierto, es su cabeza la que le ordenó seguir los pasos de George Bush en la invasión de Irak. No hay remordimientos ni rectificaciones, porque Blair cree firmemente que sus decisiones fueron las correctas, a pesar de que las armas de destrucción masiva nunca aparecieron. En sus propias palabras: la información de los servicios de inteligencia “resultó ser incorrecta”.

Con el fin de justificar la invasión, Blair recurre al informe de 2004 del equipo de la CIA dirigido por Charles Duelfer, el mismo que llegó a la conclusión de que Irak sólo tenía “actividades de un programa relacionado con las armas de destrucción masiva”. Blair sostiene ahora que Sadam Hussein tomó la “decisión táctica” de poner fin a ese programa para obtener el fin de las sanciones de la ONU.

Sin embargo, Sadam “conservó por completo su creencia en la importancia estratégica de las armas de destrucción masiva para su régimen y su supervivencia”, escribe en las memorias. Por tanto, si la ONU hubiera certificado el fin de ese arsenal prohibido, las sanciones se habrían eliminado y nada hubiera impedido que Sadam reconstruyera su programa nuclear.

Elogia con decisión a George Bush, de quien admira su integridad y coraje

Eso es lo que dice Blair, que olvida que durante años los gobiernos de Clinton y Bush dejaron claro que las sanciones continuarían imponiéndose mientras Sadam siguiera en el poder.

Blair no puede negar que la posguerra iraquí se convirtió en una carnicería que además terminó por hundir su legado. “No puedo lamentar la decisión de ir a la guerra. Puedo decir que nunca preví la pesadilla posterior, y eso también es parte de mi responsabilidad”. Pero inmediatamente culpa a la insurgencia y a los enemigos de Occidente del baño de sangre: “La verdad es que no supimos prever el papel de Al Qaeda e Irán”.

Blair no comenta aquí que seis de los principales expertos británicos en Oriente Próximo y seguridad internacional le advirtieron en 2002 que las consecuencias del ataque podían ser “catastróficas”.

Los propios servicios de inteligencia le avisaron en febrero de 2003 que la amenaza de Al Qaeda aumentaría a causa de la acción militar sobre Irak.

Su único error resulta ser no haber previsto el papel de Al Qaeda e Irán

Blair sí admite que siente “desesperadamente” la muerte de soldados británicos en Irak –los iraquíes muertos parecen sólo responsabilidad de Al Qaeda– y el dolor que eso ha acarreado a sus familias.

George Bush podrá leer tranquilo las memorias de su viejo amigo. Blair elogia su integridad y su “coraje político”. Hasta suena como Bush y los neoconservadores norteamericanos cuando dice que Occidente debería mostrar más firmeza contra la amenaza terrorista originada por el 11-S.

Donación
Blair ha recibido un adelanto de cerca de 5,5 millones de euros por las memorias. Todos los ingresos que reciba serán donados a la Real Legión Británica, un organismo que da asistencia a ex militares y veteranos de guerra.

Promoción escasa
Viajará el sábado a Dublín para firmar ejemplares en una librería. No celebrará un acto similar en Londres hasta la próxima semana.

Con descuento
El libro cuesta 25 libras (30 euros), pero las dos principales cadenas de librerías del Reino Unido lo vendían ayer a mitad de precio. Se calcula que la editorial deberá vender 500.000 ejemplares en todo el mundo para ganar dinero. 

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