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El 'waterboarding' sí es tortura, responde el Gobierno británico a Bush

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Londres no se ha dejado arrastrar por la justificación del uso de la técnica de tortura conocida como waterboarding hecha por George W. Bush en su libro. Un portavoz del Gobierno británico dijo ayer que Reino Unido considera que el waterboarding (ahogamiento simulado) es una forma de tortura, contra lo que alega el ex presidente de EEUU.

Al hacerlo, no ha querido valorar la información obtenida por esos interrogatorios, que supuestamente impidió que se cometieran atentados en territorio británico. 'Sus interrogatorios ayudaron a desarticular ataques a instalaciones diplomáticas norteamericanas en el extranjero, el aeropuerto de Heathrow y Canary Wharf [sede de muchas empresas financieras] en Londres y múltiples objetivos en EEUU', dijo Bush en una entrevista con The Times.

Ningún ex ministro laborista de esa época quiso confirmar o desmentir ayer que esos atentados existieron. El que fue presidente de la Comisión de Inteligencia del Parlamento, Kim Howells, dijo que duda de que el waterboarding 'fuera decisivo para conocer información que impidiera que estas conspiraciones culminaran en asesinatos'.

Ningún dirigente político británico se atrevería a defender que hay formas admisibles de tortura cuando la ocupación de Irak ha dejado un reguero de denuncias de malos tratos a manos del Ejército. Abogados británicos presentaron hace unos días una demanda en nombre de 125 ex presos iraquíes que denuncian haber sufrido torturas.

'La gente torturada te dice lo que quieres oír', dijo el diputado conservador David Davies, 'además de ser inmoral y de destruir nuestra reputación en el mundo'.

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