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Una ONG indepediente documenta la represión

Human Rights Watch recoge pruebas de las torturas de la policía marroquí sobre los saharauis pero rebaja la cifra de muertos difundida por el Polisario. El Gobierno sigue a la espera de información

ÓSCAR ABOU-KASSEM

Las autoridades marroquíes y los activistas saharauis mantienen dos frentes abiertos desde el asalto al campamento de Gdaim Izik el pasado día 8. Uno se desarrolla en las calles de El Aaiún, donde poco o nada se sabe de lo que ha sucedido en los últimos días por el cerrojazo que Rabat ha impuesto a los periodistas que han intentando acceder al Sáhara Occidental. El otro se está disputando en los medios de comunicación con la campaña de ambos bandos. Tanto marroquíes como saharauis han ofrecido un número de bajas en sus filas que ninguno ha podido documentar con nombres y apellidos.

A la espera de un informe independiente sobre lo sucedido, como pidió el jueves la ministra de Asuntos Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, el testimonio más fiable es el de Peter Bouckaert, el director de emergencias de Human Rights Watch (HRW), que ha pasado cinco días en el Sáhara entrevistando a decenas de saharauis y marroquíes.

El enviado de HRW al Sáhara ha recopilado decenas de testimonios

Entre las declaraciones que Bouckaert efectuó ayer en varios medios, destaca su escepticismo sobre el elevado número de fallecidos, 36, que se denunció, desde el lado saharaui: 'No hemos encontrado ninguna prueba hasta el momento que sugiera que el número de muertos es tan alto como dice el Polisario, sólo pudimos confirmar dos muertos civiles. Tampoco encontramos familias que estuvieran buscando a desaparecidos'.

Bouckaert está elaborando un informe que detalla lo sucedido en el Sáhara Occidental en las dos últimas semanas. La información que aporte será decisiva para las declaraciones oficiales que esperan hacer varios organismos internacionales como la ONU y gobiernos como el español.

El vicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba volvió ayer a escudarse en la falta de información para justificar la tibieza del Ejecutivo a la hora de juzgar los eventos en El Aaiún. Otros países y 'prestigiosísimas organizaciones' como la ONU se encuentran en la misma situación.

Su informe será decisivo para organismos como Naciones Unidas

'En los próximos días o semanas, todas estas instituciones independientes van a recibir información por distintos canales que nos va a permitir conocer exactamente y con más detalle lo que sucedió', dijo Rubalcaba.

El asalto de las tropas marroquíes al Campamento Dignidad, en el que los saharauis protestaban por las condiciones de vida y la represión marroquí, pero 'sin indicios de milicias armadas', ha sido el principal argumento empleado por las dos partes para sentirse víctimas de la violencia.

HRW considera que la polémica acerca del número de muertos 'distrae de la violencia que fue usada en el desmantelamiento y en la ciudad de El Aaiún más tarde, así como de los abusos cometidos por las autoridades'.

'Con las pruebas que hemos podido recoger parece que las fuerzas de seguridad, aunque hicieron uso de la violencia en el campamento, golpeando a la gente con porras y obligándola a abandonarlo, no iban armados; y si hubieran ido armados habría habido un número de muertos mucho mayor', contó ayer Bouckaert a RTVE.

'Al mismo tiempo, al no ir armados eran mucho más vulnerables a ser atacados por la muchedumbre encolerizada. A muchos agentes los sacaron de sus vehículos y murieron en las calles o en el campamento a manos de esa muchedumbre', dijo Bouckaert para explicar que el número de muertos marro-quíes, que ayer ascendió a 11, supera al de saharauis. 'Entrevistamos a un hombre que nos dijo que la policía le disparó en una habitación mientras le estaban golpeando. ', añadió el representante de HRW.

Las entrevistas que Bouckaert ha realizado en El Aaiún le han permitido documentar las torturas a las que los policías marroquíes han sometido a los detenidos: 'Tenemos fotografías de los castigos sufridos por esta gente. Ni siquiera pudieron ir a los hospitales los primeros días porque la policía estaba en las puertas esperando para golpear a los saharauis que llegaban heridos'.

Según los testimonios recogidos, las torturas se basaban en una sucesión de castigos crueles. 'A muchos de ellos les han golpeado hasta dejarlos inconscientes. Han amenazado con violar a hombres y mujeres. Les han tirado orina. A otros les dejaron los dos primeros días detenidos sin comer. No les dejaban dormir y para conseguirlo les tiraban agua por la noche', cuenta Bouckaert.

'Es muy difícil establecer la cifra real de personas detenidas a lo largo de la semana por las fuerzas marroquíes, pero calculamos que ha podido ser el doble de las cien que han presentado ante la Justicia', señaló Bouckaert.


 

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