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Washington convierte en espías a sus diplomáticos

Los nuevos informes filtrados a través de Wikileaks demuestran que las embajadas tienen órdenes de recoger información útil para la CIA. La ONU es uno de sus principales objetivos

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

EEUU ha convertido a sus representantes diplomáticos en todo el mundo en parte de una red de espionaje global, según queda patente en los documentos hechos públicos anoche por Wikileaks. La filtración confirma los temores de Washington sobre el daño irreparable que puede recibir su política exterior.

Los diplomáticos recibieron el encargo del Departamento de Estado de recopilar información personal sobre los políticos extranjeros con los que establecían contactos. Las órdenes se enviaron tanto en la Administración de George Bush como en la actual de Barack Obama.

El espionaje es especialmente intenso en el caso de Naciones Unidas y afecta a su secretario general, Bank Ki-moon, los jefes de los principales departamentos de la organización y los embajadores de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Rusia, China, Francia y el Reino Unido).

En una directiva de julio de 2009 firmada por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, se requiere que los diplomáticos entreguen información sobre el sistema de comunicaciones de los altos cargos de la ONU, incluidas contraseñas y claves encriptadas empleadas en las comunicaciones internas y externas.

La orden afecta también a información personal con datos biométricos sobre 'los subsecretarios, jefes de las agencias especializadas y sus asesores, los principales asesores del secretario general, jefes de las misiones de paz y de las misiones políticas, incluidos los jefes de las fuerzas militares (de los cascos azules)'.

Todo dato personal es bien recibido. Se requiere la entrega de los números de tarjetas de crédito, números de teléfono y fax o direcciones de email. El alcance de los datos demandados supera las necesidades habituales del Departamento de Estado. Por eso la información debía hacerse llegar también a la CIA, el FBI y el servicio secreto.

Las embajadas de EEUU siempre han facilitado a la CIA información biográfica sobre líderes extranjeros a la que obviamente tienen acceso. Sin embargo, las órdenes se refieren a la humint, 'inteligencia humana', el término que utilizan los servicios de inteligencia para referirse a la información que no es recogida por medios electrónicos.

'Por encima de todo, mi preocupación es si alguien puede dedicarse a eso sin meternos en problemas' El paso dado puede convertir a los diplomáticos en espías potenciales a ojos de otros estados, y perjudicar su trabajo en países extranjeros.

En los casos más graves, podría ser utilizado por gobiernos hostiles a EEUU como una excusa para limitar el trabajo de sus diplomáticos o incluso su expulsión.

Ronald Neumann, ex embajador norteamericano en Afganistán, Argelia y Bahrein, explicó a The New York Times que estas nuevas funciones no se corresponden con la responsabilidad habitual en un diplomático. No sabe cómo se puede pedir, como aparece en los documentos, que consiga los números de tarjetas de crédito información que pasaría a manos de la CIA, cuando no tiene ninguna preparación técnica que le permita asumir esa labor.

'Por encima de todo, mi preocupación es si alguien puede dedicarse a eso sin meternos en problemas. Y además, cuánto tiempo dedicará a eso sin desatender su trabajo normal', dijo el diplomático al diario.

La ONU ha dejado claro en varias ocasiones que espiar al secretario general es ilegal. La Convención de la ONU de 1946 sobre privilegios de los representantes de los estados miembros establece que las instalaciones de la ONU son 'inviolables'.

Todos los altos cargos de Naciones Unidas eran susceptibles de ser vigilados por los diplomáticos norteamericanos. También tenían como misión hallar 'información biométrica' sobre la directora general de la Organización Mundial para la Salud (OMS), Margaret Chan.

Washington pidió a sus diplomáticos información que sólo podía obtenerse a través del espionaje. Reclamó datos sobre 'la relación o financiación entre el personal de la ONU y las organizaciones terroristas'.

El interés era aún mayor en el caso de la UNRWA (la agencia de la ONU dedicada a ayudar a los refugiados palestinos) y su supuesta relación con Hamás e Hizbolá.

Oriente Próximo es una zona en la que las peticiones de información son muy concretas. A las representaciones diplomáticas en El Cairo, Tel Aviv, Jerusalén, Damasco, Amán y Riad, se les pidió datos sobre las negociaciones entre Fatah y Hamás.

Eso incluía 'los planes de viaje, como las rutas y los vehículos usados por los líderes de la Autoridad Palestina y los miembros de Hamás', una información muy útil para la CIA en su intento de espiar los movimientos de los dirigentes palestinos.

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