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El cerco contra Wikileaks corta sus vías de financiación

Visa, MasterCard y PayPal han cancelado las cuentas en las que la web recogía donativos

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El cerco de los poderosos se cierra sobre Wikileaks y su fundador, Julian Assange, mensajeros de una verdad incómoda que ahora se busca silenciar por varias vías. Mientras Assange permanece encarcelado en Londres, el último ataque para acallar a su web que se ha puesto en marcha, tras el fracaso relativo de los ciberataques, es cortar sus vías de financiación.

Visa y Mastercard anunciaron ayer que bloquearán las donaciones que se canalicen a través de sus firmas hacia Wikileaks, en teoría de forma cautelar mientras se resuelven las investigaciones en marcha sobre la organización.

El secretario de Defensa Gates se felicitó ayer por el arresto de Assange

Estas dos compañías no han sido los primeros medios de pago en cortar la financiación a Wikileaks. Ya el sábado pasado, el popular sitio de pagos por internet PayPal dijo que había decidido cancelar la cuenta que la web tenía para recoger donaciones.

La decisión de estas compañías asesta un severo golpe al medio de Assange, una organización que, según ha reconocido su fundador, se financia fundamentalmente con donativos privados.

También las cuentas personales del fundador de Wikileaks están en el punto de mira. Con unos escrúpulos insólitos en el país que ha albergado cuentas de numerosos dictadores y que dio cobijo durante años al fruto del expolio económico de los nazis, las autoridades suizas anunciaron el lunes el cierre de la cuenta bancaria que utilizaba Assange.

RSF habla de primer intento de 'censura a escala internacional'

Wikileaks ha respondido incrementando las peticiones por internet para recabar donaciones particulares con el mensaje 'haznos fuertes'.

Mientras tanto, Washington no podía ocultar ayer su satisfacción por la detención de Assange, un arresto que se presenta de forma oficial como ajena a las filtraciones.

Durante una visita sorpresa que efectuó a Afganistán, el secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, afirmó que el arresto en Londres del fundador de WikiLeaks era una 'buena noticia'.

Otros políticos norteamericanos han ido aún más lejos. El propio Assange lo recordaba ayer en un artículo publicado por The Australian: 'En EEUU, ha habido docenas de llamamientos serios para que las fuerzas especiales me eliminaran. Sarah Palin dijo que deberían darme caza como a Osama Bin Laden. Un consejero del primer ministro canadiense abogó por mi asesinato y un bloguero norteamericano pidió que se secuestrara a mi hijo de 20 años como modo de llegar hasta mí'.

¿Y qué ha hecho su Gobierno, el australiano, ante estas amenazas? Nada, excepto 'disparar al mensajero', se lamenta Assange.

¿Es eso lo que se está haciendo, disparar al mensajero? Así parece entenderlo Reporteros sin Fronteras (RSF), que ayer recordó que esta organización 'ha condenado los bloqueos, los ciberataques y las presiones políticas contra Wikileaks. Es, de hecho, la primera vez que constatamos un intento de censura a escala internacional de un sitio cuya vocación es la transparencia'.

'El juicio debe concentrarse específicamente en las acusaciones de orden privado de las que el señor Assange es objeto en Suecia. En ningún caso debe tratarse de un proceso por las publicaciones de Wikileaks', señaló RSF en una carta a las autoridades británicas.

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