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Los internautas se movilizan en favor de Wikileaks

MasterCard y otras empresas sufren ataques masivos por haber boicoteado a la organización

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

Tiene nombre de película de espías: operación Pay-back. Grupos de ciberactivistas partidarios de Wikileaks están respondiendo al boicot de la organización por parte de las grandes empresas norteamericanas con ataques de denegación de servicio sobre sus páginas web.

La última multinacional víctima de los ataques es MasterCard, cuya web no funcionó a lo largo del día de hoy. La primera reacción de la empresa 'Sólo estamos experimentado un fuerte aumento de tráfico en la web corporativa' quedó pronto desmentida por la realidad. Las transacciones de pago con tarjeta de crédito se vieron afectadas en distintos momentos del día. Asimismo, Visa tambén ha sido víctima de ataques.

Las transacciones con tarjetas de MasterCard se han visto afectadas

Según la BBC, una empresa de pagos vía internet admitió que a sus clientes les estaba siendo imposible realizar pagos con tarjetas MasterCard. El origen del problema es que no funcionaba el sistema MasterCard's Secure Code que permite autentificar la gestión.

MasterCard anunció el lunes que no permitiría el uso de sus tarjetas para donar dinero a Wikileaks. Lo mismo había hecho antes PayPal y al día siguiente Visa. Las empresas afirmaron que no podían colaborar con 'actividades ilegales'. Ningún tribunal de EEUU ha condenado a Wikileaks o a su editor, Julian Assange, por sus actividades a lo largo de cuatro años de existencia.

Todo se debe a las presiones del Gobierno norteamericano, como quedó claro tras la intervención del vicepresidente de PayPal en una conferencia: 'El Departamento de Estado nos comunicó que se trataba de actividades ilegales. Fueron simples y directos', dijo Osama Bedier. 'Nosotros aceptamos las leyes en todo el mundo y nos aseguramos de proteger nuestra marca'.

Los ciberatacantes se oponen a los intentos de censura mundial en internet

Preocupado por lo que había dicho, Bedier dijo luego que sólo habían leído en la prensa la carta que el Gobierno norteamericano había enviado a Wikileaks.

La 'protección de la marca' les ha puesto en el punto de mira de un grupo de hackers que responde al nombre de Anónimo y que surgió en 2003 en torno a un foro de internet llamado 4Chan, del que eran asiduos hackers y aficionados a los videojuegos.

Un portavoz de Anónimo, de 22 años, ha explicado a The Guardian que no tienen una estructura de mando ni forman un grupo establecido. La mayoría son jóvenes que comparten una serie de ideales libertarios: 'Estamos en contra de las grandes empresas y de los gobiernos que intentan controlar internet. Anónimo apoya a Wikileaks no porque esté de acuerdo o en desacuerdo con los informes que se están difundiendo, sino porque rechazamos cualquier forma de censura en internet'.

La web de Wikileaks y los servidores en que se aloja han sufrido todo tipo de ataques de denegación de servicio desde que comenzaron a hacerse públicos los documentos del Departamento de Estado. Sus formas de financiación a través de donaciones también se han visto perjudicadas por el miedo de las empresas financieras a verse relacionadas con Wikileaks.

La operación Payback se ha dirigido contra MasterCard, y también contra la web de la fiscalía sueca que pretende obtener la extradición de Assange, y Post Finance, el banco postal suizo que canceló la cuenta de Wikileaks. Los activistas creen que ese acoso justifica cualquier medida de respuesta. No son tan poderosos como el Gobierno de EEUU, pero han dejado claro que se oirá hablar mucho de ellos en los próximos meses.

‘Lobby' en Rusia

Wikileaks respondió al boicot de Visa y MasterCard con la filtración de un documento que describe cómo EEUU hizo labor de ‘lobby' en favor de ambas compañías en sus contactos con el Gobierno ruso. La embajada informó en febrero de 2010 de que convenía tomar medidas ante una nueva ley rusa que dañaba directamente los intereses de las empresas.

Sistema centralizado

Moscú estaba estudiando aprobar una ley por la que el sistema de pago con tarjetas de crédito quedara centralizado y dependiera de los bancos rusos propiedad del Estado.

Pérdida de ingresos

El documento diplomático dice que los ingresos por estas transacciones en Rusia ascienden a 4.000 millones de dólares anuales y que 'la inmensa mayoría de los ingresos de Visa en Rusia depende de tarjetas que se emiten y se utilizan allí'. Si todos los ingresos fueran a parar a un organismo controlado por el Gobierno, 'Visa no obtendría ningún beneficio de todas esas transacciones'.

Sospechas rusas

La embajada sospecha que se trata de una medida impuesta por los servicios de inteligencia rusos, que creen que Visa y MasterCard comparten sus datos con los servicios de inteligencia norteamericanos. 

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