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Berlusconi se niega a dimitir y afronta la moción de censura

El primer ministro italiano rechaza la oferta de su ex aliado Fini de renunciar a cambio de su apoyo para un nuevo Gabinete. Las dudas en la oposición dibujan un resultado incierto

DANIEL DEL PINO

Tras un día de intenso fuego cruzado en el Senado y en la Cámara de Diputados, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se enfrenta el martes a una moción de censura con un final incierto. Imprevisible, por las dudas que demuestra tener el principal exponente de la rebelión contra el Gobierno, el partido Futuro y Libertad (Fli), encabezado por el presidente de la Cámara Baja, Gianfranco Fini. E imprevisible, porque incluso si pasa el examen, Il Cavaliere lo hará por un margen tan estrecho de votos que estará expuesto continuamente a la inestabilidad de un Gobierno en minoría.

La jornada de hoy sirvió para poner las cartas sobre la mesa y el primero en hacerlo fue el propio Berlusconi. El primer ministro hizo dos comparecencias en el Senado en las que mezcló el tono beligerante de las últimas semanas, con un tono diplomático poco propio de él. Por una parte, llamó 'traidores' a los diputados del Fli, partido formado en agosto después de que Berlusconi echara del Pueblo de la Libertad (PdL) a Fini. Por otra, convocó a los 'moderados', entre los que también incluyó a los finianos, a una alianza para sacar adelante un 'pacto de legislatura' que impida la caída del Gobierno.

A juzgar por lo que se vivió después en la Cámara Baja, parece demasiado tarde. Berlusconi se presentó en su sede para releer el discurso que ya había dado por la mañana. Este hecho fue duramente criticado por el Partido Democrático (PD) y la Italia de los Valores (IdV), los dos partidos que habían presentado la moción de censura. A su entender, la ausencia de Il Cavaliere era la señal clara de que mientras los diputados debatían, algo más se estaba gestando en las salas del Palacio de Montecitorio.

Si el primer ministro supera la prueba, lo hará por muy pocos votos

Ambos partidos se refirieron a la supuesta compra-venta de votos que el Pdl podría haber efectuado en los últimos días para asegurarse un resultado positivo y que ha sido denunciada por la prensa. El caso afecta especialmente a la IdV, ya que el viernes dos de sus miembros decidieron desertar y alistarse en las filas de una de las formaciones del Grupo Mixto que votará contra la moción de censura.

Por otra parte, las denominadas palomas de Futuro y Libertad y del Pueblo de la Libertad, un grupo de mediación formado por 16 diputados de ambas formaciones, se habían reunido por última vez para intentar llegar a un punto de encuentro. El Fli ofreció al Gobierno abstenerse durante la moción de confianza que se votará primero en el Senado, a cambio de que Berlusconi presentara su dimisión inmediatamente después y así evitar un descalabro en la moción de censura de la Cámara Baja.

A partir de ahí, el Fli ofrecía a Berlusconi la posibilidad de formar un nuevo Gobierno incluyéndolos a ellos y a la Unión de Centro (UdC) de Pier Ferdinando Casini, de manera que todo el espectro del centroderecha se viera representado en la toma de decisiones del país, y abriendo también la posibilidad a lo que se ha denominado como un Ejecutivo Berlusconi bis.

La oferta obtuvo la negativa de los enviados de Il Cavaliere, que se negaron a aceptar una negociación que conllevaba la dimisión de su líder.

Además, el único socio de Gobierno que le queda a Berlusconi, Umberto Bossi de la Liga Norte, dijo que era 'demasiado tarde para la oferta' de los finianos. Tras la sesión parlamentaria de la tarde, las posturas seguían alejadas, aunque se esperaba una noche de intensas reuniones entre todas las fuerzas políticas. Sin embargo, parece imposible que las formaciones de Fini y Berlusconi lleguen a un acuerdo.

No se descarta que algún diputado de Fini apoye al jefe de Gobierno 

De ser así, no quedará más que encomendarse al voto de hoy. Si todo transcurre de una manera convencional, los votos de Futuro y Libertad y la Unión de Centro, unidos a los del Partido Democrático y la Italia de los Valores deberían tumbar definitivamente al Gobierno en el Parlamento. Pero todo es mucho más complicado en la política italiana, donde no hay promesas firmes y las verdades no son casi nunca absolutas.

Para entenderlo sirve una frase del escritor italiano Umberto Eco en su último libro, El cementerio de Praga: 'El italiano es desleal, mentiroso, vil, traidor, se encuentra más cómodo con el puñal que con la espada, mejor con el veneno que con el antídoto, empalagoso en el trato y coherente sólo en el cambio de bandera según le venga el viento'. Puede parecer excesivo, pero el empeño de los finianos por salvar el Gobierno a última hora es una muestra clara de que no están convencidos de lo que están a punto de hacer.

De hecho, no se descarta que en las filas de Futuro y Libertad haya abstenciones a la hora de votar, o que incluso algunos de sus miembros decidan a última hora dar su apoyo al Gobierno. La votación sería entonces ajustadísima, con la posibilidad de que la balanza se decante a un lado o a otro por un único voto. Para Berlusconi, sería suficiente para seguir gobernando, pero quedaría expuesto 'a cómo venga el viento'.

¿Y las elecciones anticipadas? A día de hoy quizá fuera lo único que de una vez por todas desvelara el auténtico espectro político del país.

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