Público
Público

La policía reprime con dureza a los manifestantes en Túnez

Miles de manifestantes han participado en una concentración organizada por el principal sindicato tunecino frente al Ministerio de Interior

TRINIDAD DEIROS

'Dégage, dégage, dégage' (Lárgate, lárgate, lárgate). Lanzando un rúgido unánime y ensordecedor, miles de tunecinos se han concentrado, desde poco después de las nueve y media de la mañana, ante la sede del ministerio del Interior, en la céntrica avenida Habib Burguiba, para decirle a su presidente, Zine el Abidin Ben Ali, que la promesa de que dejará el cargo dentro de tres años que hizo anoche en un discurso televisado no les basta. Quieren que dimita hoy mismo.

Pero el régimen no está dispuesto a dar su brazo a torcer. Los antidisturbios han cerrado la principal avenida de la capital, han cargado con dureza contra los manifestantes y han disuelto la manifestación sin muchas contemplaciones. La calle se ha llenado del humo de los gases lacrimógenos. Los habitantes de la capital lanzaban botellas de agua desde las ventanas de sus casas para aliviar el tremendo picor de ojos. Los conatos de enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas policiales han sido constantes hasta que éstas han decidido desalojar de forma expeditiva.

Un grupo de jóvenes al salir en estampida empezaron a tirar piedras contra los coches ante la puerta del Ministerio de Turismo situado justo enfrente del de Interior, pero fueron dispersados enseguida por los efectivos policiales. Decenas de fuerzas especiales antidisturbios se encuentran en estos momentos desplegadas en la avenida Burguiba y furgonetas policiales circulan rápidamente de un lado a otro.

En unos momentos de gran confusión las fuerzas policiales también han actuado en las calles aledañas donde en esos momentos se encontraban niños y ancianos. Un cámara de la televisión alemana ha sido agredido también mientras grababa cómo varios policías pegaban a dos menores durante la manifestación.

Ansiosos de 'democracia y libertad', como recuerda Safa, una estudiante de gestión de empresas de 20 años, los tunecinos, sobre todo los jóvenes, que han estado en el núcleo duro de la protesta que dura ya casi un mes, no se fían de las promesas, en otras ocasiones vanas, del hombre que ha dirigido el país con mano de hierro desde hace 23 años.

'Es un asesino y un terrorista; por eso estamos haciendo esta revolución', decía Sami, un matemático de 30 años en el paro, mientras las personas que le rodeaban asentían y gritaban, en francés y en árabe, 'Ben Ali, asesino' o 'Pan y agua, sí; Ben Ali, no'. Todo bajo la atenta mirada de muchos, puede que cientos, policías de paisano que hacían fotos a los manifestantes y que se acercaban sin disimulo a escuchar en cuanto se percataban de la presencia de un periodista.

Los tunecinos que, incluso desde las copas de los árboles del céntrico bulevar de la capital, rugían para que Ben Ali y su odiada familia política, el clan Trabelsi, se 'larguen', sospechan de las intenciones de su presidente. Meriem, una de los muchos jóvenes que grita, entre el enfado y la euforia por poder expresarse libremente por una vez, consideraba que si Ben Ali quisiera de verdad dejar el poder, lo haría 'ahora mismo'.

Dalila, una abogada que vino a la manifestación con su hija Nadia, de 17 años, contaba que la promesa de dejar el poder en tres años que ha hecho Ben Ali obedece a la necesidad que tiene 'el dictador' de 'recoger todo el dinero que ha robado y preparar una salida honrosa del cargo'.

'Que se vaya inmediatamente y que deje aquí las riquezas del pueblo', recalca Dalila, que dice estar 'emocionada': 'Nunca pensé que viviría este día', explicaba. Nadia su hija, compara a Ben Ali con Voldemor, el personaje de Harry Potter, de quien, como sucedía con Ben Ali hasta ahora, 'no se podía ni pronunciar el nombre'.

Aunque esta manifestación estaba convocada desde hace días por la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), el sindicato único del país, muchos son quienes se han unido espontáneamente a la concentración que partió esta mañana de la también céntrica plaza Mohamed Ali Hammi. Ya antes, grupos pequeños de ciudadanos llegaban desde las calles adyacentes e incluso un grupo de abogados, con la toga aún puesta, se sumó a la marcha a la salida del tribunal.

Los antidisturbios se han limitado a cerrar el paso al Ministerio de Interior 

El pueblo parece haber tomado la delantera a la casi desconocida para el pueblo y ninguneada oposición del país. Si varios de sus líderes acogieron ayer con prudencia el anuncio del presidente y se mostraron abiertos al diálogo con el régimen, como Mustafá Ben Jaafar, del Foro Democrático por el Trabajo y las Libertades, los tunecinos no están dispuestos a esperar tres años más: 'Ben Ali se irá hoy, no nos marcharemos hasta que no lo haga', zanja otra de las manifestantes. 

Se vaya o no Ben Ali, no son pocos los manifestantes que aseguran que es 'la primera vez' que pueden gritar libremente lo que piensan en la calle.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional