Un tribunal de la ciudad de Rawalpindi decretó una orden de arresto contra el ex presidente y ex jefe del Ejército de Pakistán, Pervez Musharraf, en relación con el asesinato de la líder política Benazir Bhutto, cuya muerte en diciembre de 2007 sigue aún lejos de ser esclarecida.

La corte que instruye el caso emitió la orden siguiendo el informe de la Agencia de Investigación Federal (FIA) en el que se acusa al ex mandatario río de la muerte de Bhutto por no haber garantizado su seguridad tras volver ésta del exilio unos meses antes para aspirar a la presidencia del país.

La propia Bhutto afirmó en público y en privado poco antes de su muerte que si algo le sucedía la culpa debía recaer en Musharraf, que vive exiliado en Londres desde 2008, cuando se vio obligado a dejar la presidencia.

Ha habido diversas investigaciones del caso, una de ellas a cargo de un panel coordinado por Naciones Unidas, pero nunca se han podido establecer ni siquiera las causas reales de la muerte de la que fue líder del Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), actualmente en el poder, y esposa del actual presidente, Asif Alí Zardari.

En un primer momento, el atentado se atribuyó a los talibanes, aunque dos policías detenidos posteriormente por su implicación en el asesinato acusaron al entonces presidente de tener la responsabilidad última de la seguridad de la líder del PPP. Esas afirmaciones coinciden con unos mensajes hallados hace unos días en un teléfono móvil de la asesinada, en los que Musharraf presuntamente advertía a Bhutto de que su seguridad dependía de la relación que tuviera con él.

El ex presidente siempre ha negado su responsabilidad. Un portavoz de Musharraf restó importancia a la medida judicial y la relacionó con una maniobra para dificultar la vuelta de Musharraf a Pakistán. Hace unos meses, el ex militar anunció su disposición a reincorporarse a la política del país y presentó una nueva formación política, la Liga Musulmana de Todo Pakistán. El juez de Rawalpindi ha citado a Musharraf para el día 19.