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El clan Gadafi: una vida de lujo y escándalos en Europa

La familia del dictador libio se aprovechó de la rehabilitación del país en la escena internacional

ÓSCAR ABOU-KASSEM

La rehabilitación de Libia entre la comunidad internacional permitió a los hijos de Muamar Gadafi iniciar una vida a finales de los noventa. Algunos decidieron mantener una carrera de bajo perfil dentro de la estructura de poder controlada por el patriarca, mientras que otros aprovecharon para entrar con fuerza en la vida de lujo y ostentación que les permitía su nueva posición.

El primero de sus ocho hijos biológicos, Muhamad, es el presidente del Comité Olímpico y de la compañía de telefonía libia. El primogénito es hijo de la primera esposa del dictador libio, Fatiha, una maestra de escuela. No se habían conocido el uno al otro hasta el día de su matrimonio en 1969. La relación acabó a los seis meses.

La relación más extraña fue la de Saif con el líder xenófobo Haider

Pero Gadafi se volvió a casar un año después y se dedicó activamente a la procreación con la enfermera Safia Farkash, con la que tuvo siete hijos y con la que decidió adoptar a dos más: Milad y Hanna.

A Milad, originalmente un sobrino del dictador, la epopeya del régimen le atribuye haber salvado a Gadafi durante el bombardeo de EEUU a su residencia en 1986. El papel de mártir es para Hanna, quien falleció a los 15 meses de edad durante el mismo ataque.

Entre los que han mantenido una imagen menos conocida también está Jamis. Esta semana se ha sabido que el joven, al que se le estiman unos 30 años, estaba cursando un máster en dirección y administración de empresas en Madrid en la IE Business School. Se cree que Jamis está en Libia al frente de la rama del Ejército que sigue fiel a Gadafi.

Su única hija se encargó de la defensa legal de Sadam Husein

Mutassim, el cuarto vástago, quedó apartado de la lucha por el poder al enfrentarse con su padre y huir a Egipto. Tras obtener el perdón paternal se ha encargado de parte de la diplomacia libia.

El resto han decidido aprovechar la fortuna familiar para tener una vida más glamurosa en Europa. Saif, el designado por Gadafi para sucederle, inició sus estudios de arquitectura en Trípoli pero prefirió completarlos en Londres y Viena.

De su paso por Austria mantuvo una excelente y extraña relación con el líder xenófobo Jörg Haider. Siempre fue un misterio cuáles eran los intereses comunes de ambos personajes, pero lo cierto es que Saif acudió personalmente al funeral de Haider en 2008.

Antes de convertirse en el delfín oficial del régimen, Saif, nacido en 1972, era un asiduo organizador de fiestas en Saint-Tropez y Mónaco, donde renegaba de la figura autoritaria de su padre. Allí se ganó fama de playboy.

Después se arregló con papá y se le encomendaron asuntos de estado como la negociación del caso Lockerbie, el atentado atribuido a Libia en el que murieron 270 personas.

En 2004 exhibió en Alemania varios cuadros presuntamente pintados por él en los que abundaban los equinos y otras pinturas alegóricas con la figura paternalista de Gadafielevado a los cielos. En los últimos años ha intentado vender una imagen de renovador desde dentro del régimen.

Los delirios de grandeza de su hermano Saadi, de 37 años, le hicieron pensar que todo era posible con la fortuna familiar. Además de heredar el gusto por lo extravagante en el vestuario, Saadi decidió dedicarse profesionalmente al fútbol. 'Normalmente, juega siempre los 90 minutos. Sólo se le cambia cuando él quiere', afirmó entonces el entrenador de su equipo Al-Ittihad de Trípoli, el italiano Giuseppe Dossena.

Pero Libia se le quedaba pequeña y decidió dar el salto a Italia. Primero pasó fugazmente por la Juventus, coincidiendo con la compra por parte del Gobierno libio del 7,5% de las acciones del club de Turín. Después llegó la humillación en el Perugia. Tras no haber jugado ni un minuto en un partido oficial dio positivo en un control antidoping. Al retirarse del fútbol, tras jugar sólo 15 minutos en total, decidió pasarse a la producción cinematográfica y se hizo un asiduo a los festivales de cine.

Hannibal Gadafi parece contar con un imán para los escándalos. En 2004 fue detenido por conducir borracho su deportivo a 140 kilómetros por hora en sentido contrario por los Campos Elíseos. Un año después volvió a visitar una comisaría francesa tras agredir a su entonces novia, que estaba embarazada. El siempre excesivo Hannibal, de 33 años, se superó a sí mismo en 2008. Tras agredir a dos empleados de su hogar, el díscolo Hannibal y su mujer pasaron dos días en una comisaría suiza.

El clan Gadafi decidió que tal afrenta no iba a quedar impune. El Gobierno libio elevó el incidente a asunto de estado y retiró todos sus fondos de sus cuentas e inversiones en Suiza. Como represalia se detuvo a dos ciudadanos con pasaporte suizo en Libia acusados de estafa y se les retuvo durante dos años hasta que Suiza se disculpó formalmente por la breve detención de Hannibal.

En la Nochevieja de 2010 decidió darse un homenaje pagando 1,4 millones de euros para que Beyoncé cantará en su fiesta en Bahamas.

De Saif al-Arab, el sexto hijo, la Policía alemana confiscó en 2008 su Ferrari por emitir más ruido del permitido en Munich.

Su única hija Aisha, abogada de 36 años, también ha tenido su cuota de protagonismo. Formó parte del equipo que se encargó de la defensa de Sadam Husein.

 

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