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El año más duro de Angela Merkel

Tras la dimisión del ministro de Defensa y otras derrotas políticas, la canciller de Alemania se enfrenta ahora a un difícil maratón de elecciones regionales

PATRICIA BAELO

La canciller de Alemania, Angela Merkel, está pasando por uno de los momentos más difíciles de su carrera política. Lo que no ven sus vecinos europeos, que la han bautizado la locomotora, es que Merkel está sufriendo duras derrotas en su país. Sus exigencias para aprobar el fondo de rescate permanente; las diferencias internas de la coalición en el poder; la pérdida de varios pesos pesados en su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), y el ascenso de partidos minoritarios, además del fracaso electoral de la CDU en varios estados, están erosionando la imagen de líder infalible de la canciller. Merkel, que afronta este año un maratón de comicios regionales, no cesa de bajar en los sondeos de popularidad.

'Seguro que hay una maniobra de política interna. No en vano, Merkel está interesada en tomar la delantera a sus críticos en Alemania y en dar la impresión de estar negociando con determinación', opina Ferdinand Fichtner, experto del Instituto Alemán de Investigaciones Económicas, sobre el plan de competitividad que propone la canciller para salvaguardar el euro, y cuyos argumentos austeridad, límite de la deuda pública, retrasar la jubilación a los 67 años, salarios vinculados a la productividad, entre otros no convencen en Alemania.

La CDU ya perdió en Hamburgo y en Renania del Norte-Westfalia

Las posiciones económicas de Merkel tienen consecuencias políticas. Desde que la canciller alcanzó el poder con sus socios liberales (FDP), en noviembre de 2009, su popularidad no deja de caer. Muestra de ello es la derrota electoral, el 20 de febrero, de la CDU en las elecciones regionales de Hamburgo, la segunda ciudad del país, donde apenas obtuvo un 21,2%. Es decir, la mitad de lo que el partido conservador alemán obtuvo en los comicios anteriores, en 2008. Pero no era el primer golpe para Merkel: la CDU perdió en mayo pasado en los comicios del mayor land del país, Renania del Norte-Westfalia, lo cual permitió a los socialdemócratas (SPD) hacerse con la mayoría en el Parlamento.

No obstante, el fracaso político podría ser aún mayor. Merkel y los cristianodemócratas se enfrentan este año a todo un maratón electoral, que tan sólo acaba de comenzar. Seis citas más en las urnas, desde este mes de marzo hasta septiembre; incluidas las decisivas del estado de Baden-Württemberg (baluarte de la CDU desde su formación y cuna de los liberales), pondrán a prueba a la líder conservadora. La falta de acuerdo entre los socios de la coalición en el poder por la reforma de los desempleados, del Ejército federal, o la bajada de impuestos, entre otros asuntos, le han causado verdaderos dolores de cabeza.

Los democristianos se mantienen por ahora como la primera fuerza

Partidos como Los Verdes o La Izquierda están jugando un papel cada vez mayor, quitando terreno a las grandes formaciones clásicas. Los Verdes podrían arrebatar a la CDU el estado de Baden-Württemberg, indican los sondeos. La Izquierda aguanta el pulso en varias regiones y sigue de cerca a los cristianodemócratas en Sajonia-Anhalt.

La oposición no es el único problema de Merkel. Dentro de las filas de la canciller, ocho miembros de la CDU dimitieron el año pasado, incluidas importantes figuras populares como el expresidente federal, Horst Köhler, que abandonó cargo y partido el 31 de mayo de 2010 por sus polémicas declaraciones sobre la guerra de Afganistán. Y está el caso más reciente del exministro de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg, que reconoció que había copiado su tesis doctoral.

Los liberales (FDP) son los grandes perjudicados de la política económica

Sin embargo, todo no está perdido para Merkel. Los cristianodemócratas continúan siendo la primera fuerza a nivel nacional. Las encuestas en intención de votos colocan la CDU con un 34% en todo el territorio federal, frente al 27% de los socialdemócratas, el 16% de Los Verdes, el 7% de La Izquierda, y el 5% de los liberales. Ello demuestra que el FDP es el gran perjudicado, puesto que obtuvo en 2009 el 14%. En Alemania, hay que conseguir al menos un 5% de los votos para tener representación en el Parlamento.

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