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El presidente checo Václav Klaus defiende a la extrema derecha

Dice que les une el rechazo al europeísmo y a los gays

PIOTR KOWALSKI

El presidente de Chequia, Václav Klaus, ha protagonizado un nuevo escándalo político al defender abiertamente a un antisemita y líder de la extrema derecha checa, Ladislav Bátora, que en las elecciones de 2006 fue candidato del ultranacionalista Partido Nacional.

Hace unos días, el titular de Educación del Gobierno tripartito de centroderecha, JosefDobes, quiso nombrar a Bátora como su mano derecha en el Ministerio. Algunos medios denunciaron la trayectoria ultraderechista del elegido, y el partido del propio ministro, Asuntos Públicos (VV), presionó a Dobes para que renunciara al nombramiento.

Todo hubiera quedado en una polémica de limitadas dimensiones si el jefe del Estado no hubiera intervenido en este asunto. Klaus, que es un maestro en el arte de provocar, escribió un artículo en el rotativo Právo y el portal Novinky.czen el que se declara a favor de las ideas políticas del ultra Bátora. El texto fue publicado después por la mayoría de los diarios nacionales.

El mandatario checo, que nunca ha ocultado su admiración por dirigentes como George W. Bush y José María Aznar, asegura en su escrito que 'los periodistas checos, de común acuerdo con algunos hombres políticos, incluso de la derecha, han provocado el asunto Bátora, lo que me inquieta profundamente'. Klaus tiene palabras de elogio para el líder ultraderechista checo. 'Sé que es un hombre de derecha auténtica, profundamente conservador, que tiene por costumbre participar en diferentes acciones públicas en las que denuncia cosas que yo también critico', indica el presidente checo. Destaca que uno de sus puntos comunes con el antiguo líder del Partido Nacional es el rechazo a la Unión Europea.

Václav Klaus enumera las coin-cidencias ideológicas y políticas que lo unen a Bátora: el rechazo del 'europeísmo, la política de géneros, el multiculturalismo, la homosexualidad, la Verdad y el Amor erigidos en principios' universales. Klaus deja claro que 'como él [Bátora] doy prioridad a la tradición sobre el supuesto progreso'.

El presidente también clama contra la defensa del medio ambiente y la existencia de una justicia internacional, y carga las tintas contra el dramaturgo y opositor a la dictadura comunista, Václav Havel, que también fue presidente de Checoslovaquia y de Chequia y en la actualidad se encuentra muy enfermo.

La carta de Klaus ha provocado reacciones de indignación y rechazo. El diario económico Hospodárské noviny recalca que Bátora es 'una figura digna de desprecio y potencialmente peligrosa', y el politólogo Jirí Pehe lamenta que el presidente checo defienda a un personaje que insulta a 'las víctimas judías del antisemitismo'. El profesor universitario y sacerdote católico Tomás Halík denuncia las ideas de Klaus y Bátoraporque le recuerdan a 'un discurso, una retórica, que ya fue utilizado por el fascismo checo durante la segunda república checoslovaca'.

Klaus es un enemigo acérri-mo del movimiento ecologista, y en su libro Planeta azul (no verde) desmonta la teoría del cambio climático y hace una encendida defensa del crecimiento económico neoliberal.

Euroescéptico convencido y profundamente anticomunista, no fue un activista a favor de las libertades públicas durante el régimen socialista de corte soviético en Checoslovaquia, y esperó al triunfo de la Revolución de Terciopelo, que acabó pacíficamente con ese sistema, para declararse demócrata.

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