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A sangre fría

Merkel toma medidas con objetivo electoral

ERNESTO EKAIZER

A sangre fría, nadie le gana a Angela Merkel. Después de paralizar, el pasado lunes, día 14 de marzo, su propia iniciativa de ampliar la vida útil de las centrales nucleares alemanas una media de 12 años, ayer anunció que un decreto cerrará siete plantas construidas antes de 1980 para ser sometidas a una revisión.

Dicen que la necesidad tiene rostro de hereje. Se puede añadir: las necesidades políticas, por aquello de los extraños compañeros de cama que suelen hacer, todavía más. Y Merkel no quiere perder unas nuevas elecciones después de Renania del Norte-Westfalia, en mayo pasado, y Hamburgo, en febrero. El 27 de marzo se celebran comicios en el Estado de Baden Württemberg, región del suroeste en manos del CDU, en la que el gran debate es la prolongación de la vida otros ocho años del reactor de Neckarwestheim, situada en el distrito de Heilbronn. El candidato a la reelección, el ministro-presidente Stefan Mappus, hizo comprar al Estado la empresa EnBW, propietaria de dicho reactor.

El diseño del contenedor de los reactores Mark1 es defectuoso

¿Y cuándo fue construida la central de Neckarwestheim? Seguro que nuestros lectores ya lo han pillado: en 1976. De modo que es una de las siete centrales que Merkel ha ordenado parar. Sucede que el citado reactor ya registró dos episodios de seguridad preocupantes, en 1977 y 2004.

Pero en materia de sangre fría, tampoco se ha quedado atrás Kaoru Yosano, ministro de Finanzas de Japón, quien ayer, en medio del 'apocalipsis', tras la reunión del Gabinete, señaló: 'No hay fuente de energía alternativa si queremos asegurar una gran cantidad de energía. Para apoyar la economía japonesa no tenemos otra opción que el uso de la energía nuclear. La gente tiene que entender este punto'.

A casi 66 años de las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki por Estados Unidos, los japoneses sólo pueden 'entender' que a las consecuencias devastadoras del uso militar de la energía nuclear en aquellos días están sucediendo a estas horas las consecuencias dramáticas del uso civil de dicha energía.

El déficit fiscal japonés llegará al 13% del PIB por la reconstrucción

Y ya en el terreno del 'uso civil', es interesante apuntar que dos de los reactores, el uno y el tres, donde se produjeron las primeras explosiones, son de la familia de ebullición de agua ligera Mark1 fabricados por General Electric. Es exactamente el mismo modelo del reactor de la central de Santa María de Garoña.

Ayer, Arnie Gundersen, ingeniero nuclear norteamericano, declaró en Nueva York que en Estados Unidos hay 23 reactores Mark1 en funcionamiento. Pero he aquí lo que tiene enjundia: 'El diseño del contenedor de este reactor [estructura de hormigón y acero en la que se aloja el núcleo del reactor] ha sido puesta en tela de juicio desde 1972. El Consejo de Regulador Nuclear dijo que nunca se debió haber dado la licencia para construir el contenedor. Y en 1985, dicho Consejo señaló que había un 90% de posibilidades de que el citado contenedor Mark1 fallaría ante un accidente grave'.

El pasado 22 de febrero, la agencia Moody's rebajó la calificación de la deuda de Japón de estable a negativa, advirtiendo que esa degradación podría ser más fuerte si el país no se aplica a controlar el gasto público y aumenta la recaudación fiscal. Ya lo saben los analistas de dicha agencia: el déficit fiscal japonés pasará por el gasto de reconstrucción, como poco, del 8% actual del PIB al 13%. ¡Ya pueden, por tanto, volver a bajar grotescamente el rating sin pérdida de tiempo!

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