Público
Público

"Tras Fukushima, las eléctricas deben gastar más dinero"

Dos físicos de izquierdas, uno pronuclear y otro anti, debaten sobre las lecciones del desastre

MANUEL ANSEDE

Era una mañana de abril de 2003 y Estados Unidos acababa de invadir el Irak de Saddam Hussein. El físico Francisco Castejón, con una chapita del No a la Guerra en el pecho, entraba al Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), en Madrid. Iba a enfrentarse a un tribunal de oposición para optar a una plaza en el organismo científico. Uno de los miembros del tribunal se quedó mirando su chapa y le espetó: “Esto no son los Óscar”. Pero el presidente le echó un capote. Y se sacó la plaza. El presidente era Manuel Lozano Leyva, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Sevilla. Ahora, en pleno desastre en la central japonesa de Fukushima, Público reúne a ambos físicos nucleares, los dos públicamente de izquierdas, para discutir sobre la energía atómica. Castejón es fervientemente antinuclear y dirige la campaña contra los reactores en Ecologistas en Acción. En el Ciemat, investiga fusión nuclear, no fisión. Lozano Leyva es un defensor beligerante de esta energía. Hace dos años, publicó Nucleares, ¿por qué no? (editorial Debate), un libro en el que intenta tumbar “los prejuicios que a menudo impiden un debate sereno y bien informado”, como el que ellos protagonizan.

Francisco Castejón: La tecnología nuclear es fantástica. El conocimiento del átomo tiene muchísimas derivaciones. Pero, después de 60 años, la energía nuclear sigue siendo inmadura, porque no ha logrado solucionar sus dos grandes problemas: la gestión de los residuos radiactivos y la seguridad. Es cierto que cada vez avanzamos más en seguridad. Y gracias a Fukushima vamos a aprender mucho. Pero estamos aprendiendo porque la realidad nos va dando más disgustos.

Manuel Lozano Leyva: Disgustos, pero no muertos ni afectados.

Francisco Castejón: De momento hay una veintena de afectados severamente, y una nube radiactiva que ha llegado hasta Tokio. Lo de Fukushima era improbable, pero es que acaba por suceder. Que me toque la lotería es improbable, pero hay gente a la que le toca la lotería. ¿Es asumible este riesgo? Este es el debate, y yo creo que no es asumible. Hay un accidente cada 10 o 20 años, es terrorífico, pero eso es asumible según otros. Yo creo que no lo es, sobre todo porque hay alternativas. Yo le diría a estos señores de la industria nuclear: solucionen esos problemas, y entonces vuelvan.

Manuel Lozano Leyva: Había una percepción social de que las centrales eran completamente seguras, porque hacía mucho que no había producido un accidente grave, y se hacía recaer el peso sobre los residuos. Fukushima es una oportunidad para volver a hablar y que se dispare la seguridad hasta extremos inconcebibles. Estamos ante, posiblemente, la mayor agresión que puede sufrir una central: un terremoto de magnitud 9 y un tsunami. Yo creo que la seguridad va a aumentar un orden de magnitud, en las ya construidas y en las que están por construir. Va a cambiar todo, también en España. En Burgos, Santa María de Garoña tiene una presa cercana. Puede haber una inundación, no sería un tsunami pero puede afectar a la planta. Aquí va a cambiar todo. Una presa no se rompe así como así, pero hay que revisarlo todo. Fukushima, al margen del debate, va a aumentar la seguridad de las centrales hasta unos extremos increíbles. Y el coste de ese aumento de seguridad, que lo paguen las eléctricas. Lo que haga falta.

Francisco Castejón: Por supuesto.

Manuel Lozano Leyva: También hay mitos en el tema de los residuos.

Francisco Castejón: Hay amarillismo en todos los lados.

Manuel Lozano Leyva:  Esta es la única industria que tiene sus residuos controlados y gestionados. Es muy caro, pero eso lo amortiza una central perfectamente. Hay otras industrias, como las químicas, donde los metales pesados no sabemos ni dónde van y son bastante más peligrosos que los radiactivos. Lo veo, incluso, como una ventaja. Hay que manejarlos con muchísima precaución, pero nunca ha habido un afectado en el manejo de residuos radiactivos. Y van 60 años.

Francisco Castejón: Los residuos nucleares acaban por decaer, pero en 250.000 años.

Manuel Lozano Leyva: Los de arsénico no decaen nunca.

Francisco Castejón: El problema es que los residuos son muy peligrosos porque puedes recibir una dosis mortal y no te has enterado.

Manuel Lozano Leyva: La radiactividad ni pica, ni huele ni se ve, pero se detecta con una facilidad tremenda.

Francisco Castejón: Garoña tiene un sistema de contención Mark 1. A raíz del desastre de la Isla de las Tres Millas [EEUU, en 1979], hubo que revisar esas contenciones. Se repararon como se pudo. En Fukushima vemos que las reparaciones no han sido suficientes. La contención del reactor 2 se ha roto. ¿Hasta qué punto está rota? No lo sabemos. ¿Por qué? Por el ocultismo. Parece que los ciudadanos no somos suficientemente maduros para recibir las malas noticias y se nos ocultan.

Manuel Lozano Leyva: ¿Qué tiene que ver eso con la energía nuclear? Si alguien oculta información, deben ir a la cárcel. He estado hablando toda la semana con miembros del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y del Organismo Internacional de Energía Atómica, y todo lo que me han ido explicando ha aparecido en los medios de comunicación. En Fukushima ha habido muy poco ocultismo, si es que ha habido.

Francisco Castejón: El director del CSN francés y el de EEUU también dicen que les han ocultado datos En la central de Ascó (Tarragona), en 2007, hubo una fuga de partículas radiactivas y no dijeron nada. Hay una contradicción: la seguridad y el dinero. El precio de instalar un megavatio nuclear se multiplicó por cinco tras el accidente en la Isla de las Tres Millas. Y ahora va a subir mucho más el precio.

Manuel Lozano Leyva: Debería ser estatal, como en Francia. Yo espero que la única víctima de Fukushima sea el comisario que dijo que era el a”apocalipsis” [el comisario europeo de Energía, el alemán Günther Oettinger]. Espero que lo echen.

Francisco Castejón: Se pueden realizar pruebas más duras a las centrales, pero no sabemos si se harán. Si lo único que hacemos es revisar los cálculos sísmicos, es insuficiente.

Manuel Lozano Leyva: Evidentemente, no va a haber un terremoto en Burgos.

Francisco Castejón: Bueno, un ejemplo sería el embalse de Alarcón, aguas arriba de Cofrentes. Ese embalse no aguantaría el terremoto máximo que sí aguantaría la central nuclear.

Manuel Lozano Leyva: Habrá que estudiar todas estas variables mejor. Las presas se pueden romper.

Francisco Castejón: Además, nosotros pedimos pruebas de presión en las contenciones, para ver si son de verdad estancas o pierden gases. Pero si hacen esta prueba, pueden sufrir desperfectos. Lo hemos pedido en varias centrales, como Cofrentes.

Manuel Lozano Leyva: Vamos a suponer que todos los países convergen en un Índice de Desarrollo Humano de 0,9, un poco menos que España, con un consumo de energía un poco menor que el nuestro. La energía que habría que consumir en el planeta sería el doble que la actual, y eso sin tener en cuenta un aumento de la población. En las próximas décadas, en el mundo, si queremos que sea más justo, se consumirá el doble de energía. ¿De dónde va a sacar la humanidad esa energía? Yo creo que la única posibilidad es o carbón, gas y petróleo, o nucleares con todas las renovables que sean razonablemente posibles. Para mí el debate es ese: o combustibles fósiles o nuclear.

Francisco Castejón: No existe una correlación entre el consumo de energía y el Índice de Desarrollo Humano, por lo menos para ciertos niveles de consumo. Hay países que consumen mucho más que España y no viven mejor, como Kuwait.

Manuel Lozano Leyva: Si queremos que la humanidad converja de una manera equitativa y razonable, tiene que empezar a dejar de depender del gas, el carbón y el petróleo. Por dos razones como mínimo: estratégicas y de dependencia, porque están en manos de indeseables.

Francisco Castejón: El 80% de la energía primaria del mundo procede de combustibles fósiles, el 6% es nuclear y el resto, renovables incluyendo biomasa. Como ecologista, impugno el 86%, pero no hoy. Pido un cierre escalonado de las nucleares. En España, es posible hacerlo en 2020, sin problemas. Hoy, el país exporta energía a todos sus vecinos, también a Francia. Ese argumento de que España importa electricidad nuclear de Francia...

Manuel Lozano Leyva: ¿Quién usa ese argumento? Yo no.

Francisco Castejón: El Foro Nuclear, por ejemplo. Simplemente, si uno mira las cifras, las centrales nucleares en España son ya prescindibles. ¡Hoy! Tenemos un exceso de potencia instalada, hay unos 105.000 megavatios (MW), porque tenemos un sistema eléctrico demencial, liberalizado. Con semejante cantidad de potencia instalada se puede prescindir tranquilamente de las nucleares hoy, pero de forma sensata deberíamos esperar 10 años, para permitir equilibrar la red, amortizar las nucleares para que a los ciudadanos no les cueste un duro y que dé tiempo a desarrollar fuentes de energía renovable. Hoy tenemos muchísima eólica y todavía cabe más.

Manuel Lozano Leyva: ¿Cuánta más?

Francisco Castejón: Nosotros estamos defendiendo 30.000 MW [en la actualidad hay unos 20.000].

Manuel Lozano Leyva: Eso no se lo cree nadie. Háblame de la fotovoltaica.

Francisco Castejón: La fotovoltaica se ha desarrollado muy mal porque el Gobierno se ha limitado a instaurar un sistema de primas sin tener en cuenta otros elementos. Si concedes primas sin poner una infraestructura industrial propia, española, estás basicamente importando paneles solares a alto precio.

Manuel Lozano Leyva: Y enriqueciendo a la Casa de Alba.

Francisco Castejón: En los instaladores hay 35 grandes empresas, pero por debajo de ellas hay una infinidad de pequeños inversores.

Manuel Lozano Leyva: ¿Pero estamos de acuerdo en que Endesa y la duquesa de Alba son de los más potentes del sector? 13 megavatios cada uno. Y dicen que la fotovoltaica es de izquierdas.

Francisco Castejón: Lo que quiero decir es que estas fuentes de energía pueden experimentar un desarrollo fuerte en 10 años.

Manuel Lozano Leyva: ¿Incluyes la fotovoltaica?

Francisco Castejón: Sí, pero sobre todo la solar termoeléctrica.

Manuel Lozano Leyva: La fotovoltaica es chatarra en el campo.

Francisco Castejón: Con la fotovoltaica se ha hecho mal el sistema de primas y fue un error no potenciar su uso en los tejados frente al suelo. Los tejados deberían estar llenos de paneles. Se ha hecho mal. Y, respecto a la solar termoeléctrica, hay 500 MW planificados.

Manuel Lozano Leyva: El año pasado, Solúcar [un proyecto de Abengoa en Sevilla], instalado por cierto en el cortijo familiar de los Benjumea, propietarios de Abengoa, estuvo tres meses y medio sin producir nada, ni un megavatio. ¿Por qué? Porque estuvo tres meses y medio lloviendo.

Francisco Castejón: Sí, y un parque eólico funciona 2.000 horas al año, y el año tiene unas 8.000 horas. Eso es así. Pero en un horizonte a 10 años hay que tener en cuenta el ahorro y la eficiencia, el desarrollo de las renovables y de las tecnologías de almacenamiento. Con todo eso no sólo se pueden cerrar las nucleares, sino reducir las emisiones de CO2 un 40%.

Manuel Lozano Leyva: Voy a dar una cifra que demuestra que aquí alguien está loco. Finlandia gasta 5.000 millones de euros en hacer la central nuclear de Olkiluoto, que está prevista para funcionar entre 60 y 80 años. España gasta el mismo dinero, en un año, en primas para renovables. Nosotros ponemos 5.000 millones de euros al año para producir algo de energía y que los beneficiarios sean la Casa de Alba y las eléctricas. O los finlandeses están locos, o los locos somos nosotros. ¿Somos más listos, más limpios y más de izquierdas que los finlandeses?

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional