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La enrevesada geografía de las bodas homosexuales en EEUU

Cada estado decide si permite o no el matrimonio entre gays

ISABEL PIQUER

Ser gay y casarse en Estados Unidos puede ser una ceremonia sencilla y aceptada, un papeleo administrativo intrascendente o casi un crimen. Depende de donde vivas. El matrimonio homosexual no está permitido a nivel federal pero varios estados han tomado la delantera y legalizado las uniones del mismo sexo; otros reconocen los matrimonios de sus vecinos, mientras que la gran mayoría lo sigue considerando totalmente tabú.

La reciente decisión de Barack Obama de dejar que los estados decidan promete reabrir las batallas legales que hasta ahora han definido el debate. Hace una semana, el presidente estadounidense ordenó a los abogados del Departamento de Justicia que dejaran de defender en los tribunales una cláusula del Acto de Defensa al Matrimonio (DOMA, por sus siglas en inglés), aprobada por Bill Clinton en 1996, que prohíbe las bodas gays. La Casa Blanca dictaminó que la provisión era inconstitucional por ser discriminatoria.

Las bodas entre personas del mismo sexo sólo son legales en cinco estados

Las bodas entre homosexuales están prohibidas en gran parte de la nación y sólo son legales en el Distrito de Columbia (donde está Washington, la capital) y cinco estados: Connecticut, Massachusetts, Iowa, New Hampshire y Vermont. Maryland está a punto de aceptarlas. Nueva York y Rhode Island reconocen los matrimonios de otros estados. California, Colorado, Hawaii, Maine, Nevada, Oregon, Wisconsin, Ilinois y Washington (el estado) han creado uniones legales que ofrecen una gama variada de derechos y responsabilidades.

En el resto de los estados, sobre todo en el sur, el panorama es muy distinto. Florida lo prohíbe pero Miami (gran centro de vacaciones gay) ofrece facilidades legales a las uniones del mismo sexo.

Texas no sólo lo prohíbe: una reciente iniciativa del partido republicano local quería declarar ilegal el sexo oral y anal y meter en la cárcel a los que realizaran bodas homosexuales, pese a no estar permitidas. Otros, como Alabama, Luisiana o Arizona, han llegado hasta los tribunales para mantener la prohibición.

En Texas queríanimponer penas de cárcel a quienes realizaran uniones

'Hasta ahora el Gobierno federal pensaba que discriminar a gays y lesbianas era casi normal', dice James Esseks, de la Asociación en Defensa de las Libertades Civiles. Esseks cree que la decisión del Gobierno supone 'reconocer que necesita una buena razón para tratar a los gays de forma distinta'.

El reciente cambio de postura de la Casa Blanca se debe también a un cambio cultural lento y paulatino en Estados Unidos a favor de las uniones homosexuales, pese a la reciente ola conservadora de las pasadas elecciones legislativas de noviembre. 'No es un tema tan tabú socialmente como lo eran durante la era Clinton', dice Andrew Kohut, presidente del centro de análisis Pew Research, en Washington. 'Los tiempos han cambiado', añade, hasta el punto de que los republicanos no pusieron el grito en el cielo cuando Obama anunció su decisión. En 1996, tan sólo 27% de los estadounidenses aprobaban las bodas gays, ahora ya son 42%.

Un activista: «El Gobierno pensaba que discriminar era casi normal»

Esta nueva postura del Gobierno ya ha tenido una primera consecuencia: la fiscal del estado de California, Kamala D. Harris, pidió esta semana a un tribunal de apelaciones local que autorizara los matrimonios del mismo sexo en California mientras resolvía el contencioso de la llamada Proposición 8.

La norma, que sólo considera matrimonios entre hombre y mujer, se aprobó en 2008, por votación popular, después de que el estado permitiera las bodas gays durante dos meses. Las 18.000 parejas que se casaron entonces fueron reconocidas por California y los que no llegaron a tiempo esperan ahora que la decisión de Obama les devuelva sus derechos.

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