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Sarkozy y Cameron dan un último aviso a los seguidores de Gadafi

El llamado Grupo de Contacto se reúne hoy en Londres para dar una dirección política a la operación en Libia

ANDRÉS PÉREZ

Alto y claro. Así fue el tono que adoptaron Nicolas Sarkozy y David Cameron en un comunicado conjunto publicado 12 horas antes de la reunión del llamado Grupo de Contacto en Londres sobre Libia. El presidente francés y el primer ministro británico invitaron a los partidarios de Gadafi a 'dejarlo antes de que sea demasiado tarde', y se autoproclamaron líderes de 'un nuevo futuro' para los libios. El texto de la declaración apareció como un intento de segar la hierba bajo los pies de las reticencias de Roma, Berlín y Ankara, y de las iniciativas africanas.

'Hacemos un llamamiento a todos los libios que estiman que Gadafi lleva a Libia a la catástrofe para que se movilicen desde ya, a fin de forjar un proceso de transición', reza el texto, de página y media.

Pese a las numerosas frases sobre un pueblo que 'será libre de decidir su propio futuro' y sobre 'el apoyo al pueblo libio en su lucha', el ultimátum de Sarkozy y Cameron está exento de ambigüedad en cuanto a sus intenciones sobre el proceso democrático. 'Podría organizarse en torno al Consejo Nacional de Transición (CNT), cuyo papel pionero reconocemos', afirman. 'Les exhortamos a instaurar un diálogo político nacional capaz de desembocar en un proceso de transición representativo, una reforma constitucional y la organización de elecciones libres y regulares'.

Los seguidores del dictador deben 'dejarlo antes de que sea demasiado tarde'

Tras dejar claro que ponen el futuro del país en manos de un Consejo formado por varios exhombres fuertes del régimen, cuya representatividad está por demostrar, París y Londres aclaran que 'no encaramos una ocupación militar de Libia'. Señalan que no están autorizados a tal ocupación por la ONU.

No obstante, los dos líderes subrayan que 'reafirmamos nuestro más firme compromiso a favor de la soberanía, la independencia, la integridad territorial y la unidad nacional de Libia'. El CNT es no sólo reconocido por París y Londres, sino que las dos potencias le dan ya autoridad sobre el conjunto del país magrebí.

Uno de los pasajes más extraños del comunicado asegura que, gracias a los bombardeos de la coalición, 'cientos de miles de personas pudieron así ser salvadas de una catástrofe humanitaria anunciada'. Si bien el carácter dictatorial del régimen de Gadafi no ofrece lugar a dudas, como tampoco hay duda sobre la represión y el uso de medios militares contra la revuelta democrática inicial de los civiles, nadie ha podido probar que hubiera cientos de miles de personas amenazadas en Libia. Tampoco ninguna agencia especializada de la ONU ni ninguna ONG ha hablado de cientos de miles de muertos potenciales.

Cuando las disensiones en el seno de la OTAN no cesan, París y Londres aseguran que están 'decididos a seguir aplicando la resolución 1973 del Consejo de Seguridad para proteger al pueblo libio', e incluso aseguran que 'otros países europeos y del mundo árabe se suman a nosotros'. Cameron y Sarkozy escriben que 'sólo cuando la población esté en seguridad, cuando ninguna amenaza de ataques pese sobre ella, y cuando los objetivos de la resolución 1973 se hayan alcanzado, las operaciones militares finalizarán'.

Francia da un papel pionero al Consejo Nacional de Transición
y a los jefes tribales

Unos 40 países han anunciado su presencia hoy en Londres para la que será la primera reunión del llamado Grupo de Contacto sobre Libia, encargado del 'pilotaje político' de las operaciones militares, en virtud del montaje algo barroco exigido por Nicolas Sarkozy para poder seguir apareciendo como libertador.

El conjunto de operaciones -y se trata de un revés mayúsculo para las intenciones iniciales de Sarkozy- ya ha pasado bajo comandancia directa de la OTAN. Los ataques y la preparación de un futuro político estarían ahora a cargo del 'grupo de contacto', aunque París y Londres parecen querer seguir erigiéndose como líderes.

El ministro de Asuntos Exteriores francés, Alain Juppé, precisó las intenciones de Francia al señalar que el Grupo de Contacto intentará 'empujar a un diálogo junto con el Consejo Nacional de Transición, que es la única forma de oposición organizada hoy', aunque reconoció que su país también prevé dar algún rol a 'las autoridades tribales, que siguen teniendo un papel muy importante en Libia'.

Turquía ofrece una mediación entre el régimen y la rebelión para evitar otro Irak 

Berlín está dejando claro que mira cada vez con mayores sospechas la acción de París en Libia, aunque lo haga por vías oficiosas. El exministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, aseguró en una entrevista al Frankfurter Allgemeine Zeitung que 'Francia, que mantenía relaciones estrechas con Libia y Gadafi, ha sentido la necesidad de cubrir sus acciones pasadas con una intervención militar', y fuentes diplomáticas aseguran que expresaba así lo que el actual canciller, Guido Westerwelle, sólo puede decir en privado.

En el caso de Italia, las reticencias podrían ser de otro orden. No es fácil para Roma ver a París liderando una operación victoriosa, de incalculables consecuencias en términos de nuevos dirigentes locales, en una ex colonia donde su multinacional petrolera, Eni, tenía posición dominante, algo raro para las compañías italianas en el mundo.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ofreció una mediación entre Gadafi y la rebelión para evitar lo que calificó de 'un nuevo Irak o Afganistán'. Ankara prevé ocuparse de la gestión del aeropuerto de Bengasi, en manos de los insurgentes, para poder facilitar el transporte de ayuda humanitaria.

'Está en sus manos [de Gadafi] y no sabemos dónde lo tienen ni cómo lo están tratando. Tememos que esté siendo torturado y que, si hablamos, pueden castigarlo por ello. Tememos por la seguridad de su mujer e hijos'. Este testimonio de un familiar de un secuestrado por las tropas de Gadafi es uno de los que recoge un informe sobre las personas detenidas y sometidas a desaparición forzosa en Libia divulgado por Amnistía Internacional.La organización humanitaria (que no da cifras, puesto que su equipo sobre el terreno no pudo acceder a las zonas controladas por Gadafi), alerta del 'grave riesgo' de que estas personas sufran torturas y otros graves abusos. Entre los desaparecidos hay blogueros, manifestantes, militares críticos, rebeldes y también simples civiles que trataban de auxiliar a los heridos. Muchos de estos secuestrados podrían haber sido trasladados a Trípoli.Amnistía cita a testigos de detenciones masivas, como la que sucedió en una mezquita de Trípoli, donde fueron arrestadas 150 personas.  La organización recoge testimonios de torturas y abusos. Un prisionero relató, por ejemplo, cómo uno de sus captores clavó unas tijeras en el ojo de uno de los detenidos.

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