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Obama logra avances para evitar un cierre del Gobierno en 24 horas

Sin embargo no han llegado a un acuerdo con los republicanos sobre los presupuestos. El presidente de EEUU es optimista

PÚBLICO.ES

Amanece en Estados Unidos pero la incógnita sobre el futuro de la Administración no se desvela. 'Aún no hay acuerdo', ha asegurado el senador demócrata Steny Hoyer en programa matutino Today Show de la NBC, ante un día de suma importancia para el país.

El asunto es tan grave, que Nueva York podría verse obligada a cerrar la Estatua de la Libertad y Washington cancelar el tradicional desfile que celebra los cerezos en flor. Los parques nacionales cerrarían, el Servicio de Hacienda interrumpiría las devoluciones de impuestos por correo y los funcionarios federales se quedarían sin cobrar. La Administración quedaría paralizada.

Ese caos será una realidad si demócratas y republicanos no llegan a un acuerdo presupuestario que evite una paralización administrativa parcial del Gobierno. La crisis venía gestándose desde la victoria republicana de las elecciones legislativas de noviembre pasado, cuando los conservadores llegaron al Congreso dispuestos a recortar 100.000 millones de dólares del actual presupuesto, en un pulso con el Gobierno por el control de la agenda política, pero nadie pensaba llegar a tales extremos. 

Porque, sí, se mantendrían en funcionamiento las actividades imprescindibles para 'garantizar la protección de la vida y de la propiedad', es decir, las Fuerzas Armadas y la Policía, aunque, de prolongarse la parálisis administrativa, los soldados estacionados en Afganistán podrían empezar a cobrar la mitad de su sueldo, advirtió ayer el secretario de Defensa, Robert Gates. Correos seguiría funcionando pero el Servicio Nacional de Meteorología sólo estaría para avisar de catástrofes.

Semejante situación no se producía desde 1995, cuando un Congreso también mayoritariamente republicano, liderado entonces por Newt Gingrich y su revolución conservadora, le echó un pulso a Bill Clinton y acabó perdiendo. Es lo que la Casa Blanca pretende de nuevo esta vez: responsabilizar del cierre a un partido secuestrado por el extremismo del Tea Party.

La Casa Blanca y los líderes del Congreso mantienen frenéticas negociaciones para alcanzar un acuerdo que evite la paralización a partir de la medianoche del viernes al sábado. De hecho, el presidente Barack Obama ha cancelado parte de su agenda para continuar con las negociaciones en Washington, según informa UPI.

Obama, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, han mantenido a lo largo de la noche dos largas reuniones sin lograr ningún punto de acuerdo.

Tras el segundo encuentro, que concluyó pasadas las 21.30 hora local (01.30 GMT del viernes), Obama anunció que los legisladores trabajarían 'a contrarreloj' para encontrar una respuesta a sus diferencias sobre el presupuesto federal 'en las próximas horas'.

'Espero poder anunciar bastante temprano mañana que hemos evitado el cierre de la administración', indicó esperanzado Obama a los periodistas tras el encuentro, que según el presidente, se cerró con 'avances adicionales' para acercar las posturas de los partidos.

'No estoy aquí para mostrar un optimismo salvaje, pero sí puedo decir que estamos más cerca de llegar a un acuerdo que ayer', dijo Obama.

'Todos nosotros creemos sinceramente que podemos llegar a un acuerdo'

'Todos nosotros creemos sinceramente que podemos llegar a un acuerdo', declaró al término de la reunión de mediodía Boehner.

Pero en declaraciones a la prensa Reid daba la de arena entre tanta cal al asegurar que no era muy optimista de cerrar un pacto antes de que expire el plazo.

Mientras se celebraba la reunión en la Casa Blanca, la Cámara de Representantes aprobó una medida puntual que prorroga una semana la provisión de fondos para el Gobierno y extiende hasta septiembre los pagos al Departamento de Defensa.

El presidente Obama ha advertido que vetará esa medida, que se traslada ahora al Senado para su aprobación en esa cámara, al considerar que se trata de una 'distracción' y es necesario en cambio centrarse en un acuerdo que cubra lo que queda de año fiscal y evite nuevas amenazas de cierre de las oficinas gubernamentales.

El Congreso no ha aprobado aún un presupuesto para el año fiscal corriente, del que restan sólo seis meses, y hasta ahora el Gobierno federal ha visto cubiertos sus costes mediante prórrogas puntuales del presupuesto del año fiscal anterior.

El cierre afectaría a cerca de 800.000 funcionarios federales

Ante la perspectiva de que no se llegue a un acuerdo, el Gobierno ha comenzado ya los preparativos para la posible paralización de la Administración, que afectaría a cerca de 800.000 funcionarios federales.

Entre otras cosas, la Casa Blanca ha advertido de que cerrarían los parques nacionales, el Servicio de Hacienda interrumpiría las devoluciones de impuestos por correo y los funcionarios federales se quedarían sin cobrar.

Servicios como la expedición de pasaportes también se vería interrumpida y sólo se emitirían aquellos de estricta urgencia. Los ciudadanos extranjeros también se verían afectados, pues durante el periodo de paralización también se dejarían de expedir visados para viajar a Estados Unidos.

Sí están garantizados, por contra, los servicios considerados imprescindibles 'para defender la vida y la propiedad'. Las Fuerzas Armadas y los cuerpos de policía, por tanto, seguirían funcionando, aunque sus integrantes verían aplazado el cobro de sus salarios.

Para llegar a un acuerdo, los demócratas han propuesto recortes de 33.000 millones dólares, pero los republicanos exigen más, para hacer frente al déficit presupuestario del país, que rondará este año fiscal los 1,5 billones de dólares.

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