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Roma critica que la UE sólo sirve "para rescatar bancos y declarar la guerra"

Los Veintisiete rechazan repartirse los 22.000 inmigrantes llegados a Italia del norte de África

DANIEL BASTEIRO

La negativa de la Unión Europea a repartirse los alrededor de 22.000 inmigrantes llegados a Italia procedentes del norte de África llevó a Italia a dar un golpe en la mesa de los ministros de Interior, reunidos en Luxemburgo. Los Veintisiete rechazaron activar una directiva que daría protección temporal a los inmigrantes, entre los que hay refugiados de la guerra libia, y facilitaría su movilidad por la UE. En su lugar, España, Alemania y Francia exigen a Italia que aplique la ley en vigor y repatríe a los recién llegados.

En el caso de Malta, un país al que han llegado 900 personas candidatas al estatus de refugiado, varios socios de la UE se han mostrado dispuestos a colaborar 'porque se trata de un país pequeño para el que supone un gran esfuerzo', según reconoció la comisaria de Interior, CeciliaMalmström.

'Lo que no podemos hacer es desplazar el problema de Italia a Francia. Eso no tiene sentido', aseguró Alfredo Pérez Rubalcaba. El vicepresidente y ministro del Interior español recordó que una 'gran mayoría', procedentes de Túnez, son 'estrictamente inmigrantes ilegales, es decir, no tienen derecho a asilo'.

'Lo que no podemos hacer es desplazar el problema de Italia a Francia'

Roberto Maroni, su homólogo italiano, sirvió como altavoz para las amenazas de Silvio Berlusconi, que asegura estar considerando la salida de Italia de la UE que cofundó en 1957. 'Me pregunto si de verdad tiene sentido seguir formando parte de la UE criticó Maroni una institución que actúa de inmediato para salvar bancos y declarar la guerra, pero cuando se trata de solidarizarse con un país en dificultades, como Italia, se esconde'. Vista la respuesta europea, 'mejor solos que mal acompañados', sentenció el ministro italiano.

La reunión fue lo más parecido a un diálogo de sordos, ya que nadie en la UE toma en serio la amenaza de Berlusconi, uno de los máximos defensores hasta la fecha del endurecimiento de la política comunitaria de inmigración.

La Comisión Europea criticó veladamente que Italia quiera cambiar de la noche a la mañana el modelo con una cláusula que permite dar permisos de residencia a inmigrantes en caso de emergencia y cuando su llegada desborda a las autoridades. Francia y Alemania amagaron incluso con suspender el acuerdo Schengen, que garantiza la libre circulación de personas, si Italia regulariza a inmigrantes que podrían desplazarse a otros países en busca de trabajo.

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