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Cientos de ciudadanos se manifiestan frente al muro que divide a los saharauis

Varias organizaciones realizan una concentración para denunciar el muro marroquí que divide el Sáhara desde hace más de 30 años

PATRICIA CAMPELO

Con gritos de 'saharauis unidos de la mano vamos hacia la libertad' y '¡venceremos!', cientos de ciudadanos se han manifestado frente al muro militarizado que mantiene separados a los habitantes del Sáhara desde 1980. En pleno desierto, a 80 kilómetros de los campos de refugiados y a una distancia de 800 metros de la zona militarizada, los activistas han mostrado su rechazo a lo que consideran un abuso por parte del Gobierno marroquí, responsable de la construcción del muro de 2.400 kilómetros.

Las 35 banderas saharauis que ondeaban con el fuerte viento de siroco representaban el número de años que la población del desierto lleva esperando para ejercer el derecho a la autodeterminación. Frente al muro físico, los activistas levantaron 'el muro de la dignidad', tal y como explica David Siro, uno de los organizadores, con el objetivo de que uno de los muros más grandes del mundo, deje de ser 'uno de los más desconocidos'. 

El acto simbólico de denuncia pacífica, que este año celebra su cuarta edición, se ha convertido en una convocatoria anual que congrega a diversas organizaciones españolas de apoyo al pueblo saharaui y de varios países africanos. Este año, participaban integrantes de la Unión de Mujeres Argelina, la Unión de Mujeres de Guinea-Bissau, organizaciones españolas vinculadas a los programas de vacaciones con niños saharauis, activistas llegados de los territorios ocupados. Todo bajo la organización de la Columna de los Mil, impulsora de la iniciativa y entidad que organiza semanas de convivencia en el desierto con las familias refugiadas en Argelia.

'Es una canallada que tengan así a esta gente; ¡si son nuestros primos hermanos!'

La primera manifestación, ideada por el colectivo Voluntad y Determinación, reunió a cerca de 1.000 personas, de ahí el nombre que adoptaron después, Columna de los Mil, según explican fuentes de la organización. 

Frente al muro político custodiado por 180.000 soldados se plasma la indignación de un pueblo que se constituyó como República Árabe Saharaui Democrática (RASD) el 27 de febrero de 1976.

Las inmediaciones de llamado 'muro de la vergüenza', uno de los más grandes del mundo, son un espacio peligroso para los habitantes del desierto: cinco millones de minas antipersona , según datos del Frente Polisario, continúan activas en la zona, pese a ser una munición prohibida por Naciones Unidas. La última en estallar estaba fabricada en Italia y le sesgó la mitad del pie a uno de los voluntarios saharauis durante la protesta de 2008. Brahim Hosin, exasperado 'por la impotencia que sienten los saharauis delante del muro, se aproximó con rabia al cerco militar y pisó la mina', recuerda Pilar, profesora de la Universidad de La Laguna que presenció el incidente.

Ahmed Saleam es un antiguo soldado del ejército del Frente Polisario y trabaja en la localización de las minas antipersona. Acude a la protesta frente al muro como parte del dispositivo de seguridad del ministerio de Defensa de la RASD. 'La mayor parte vienen de Francia y son de los años 70', asegura Saleam. El proceso de localización de estas municiones se dificulta con el paso del tiempo y la acción de la climatología. 'Van quedando enterradas y es complicado llegar a ellas'.

Según el Gobierno saharaui, cinco millones de minas continúan activas

Para conocer el lugar donde se ubican, se realizan estudios en los que los testimonios orales juegan un papel fundamental: 'Tenemos que preguntar a los pastores de la zona o los habitantes más antiguos que puedan recordar los puntos donde el ejército marroquí colocó las minas'. Salean no es un profesional, tampoco los compañeros de su brigada: 'La única formación aquí es la experiencia'.

Varios activistas de las ciudades ocupadas por Marruecos en el Sáhara Occidental acudieron a la protesta. El recuerdo de Gdem Izik- el campamento de protesta a las afueras de El Aaiún que desmanteló con violencia el ejército de Marruecos el pasado 8 de noviembre, ha marcado la jornada de reivindicaciones.

Naima Soufi, activista encarcelada durante una semana tras los hechos de Gdem Izik, acudió a las inmediaciones del muro a pesar de reconocer que a su regreso a El Aaiún, 'tendré problemas'. Bushlan Ali, que estuvo 'desaparecido' durante diez años en el centro de detención marroquí de Maguna, asegura que a su vuelta a la libertad siguió con el activismo porque es una persona 'de una causa justa'. Ali es un testigo vivo de las desapariciones forzadas que se dieron entre 1975 y 1981.

El 'muro de la vergüenza' está custodiado por 180.000 soldados

Entre los activistas españoles se encontraba Carmen Roger —detenida el pasado agosto en El Aaiún tras participar en una manifestación pro saharaui—, quien asegura que cada año son más los saharauis que acuden a la protesta frente al muro. 'Los extranjeros sólo estamos de apoyo', asegura. 

Para Juan José Hernández, de 76 años, esta es su primera visita al desierto, pero confirma que no será la última. 'Es una canallada que tengan así a esta gente; ¡si son nuestros primos hermanos!', se lamenta. 

Luali Masjum, saharaui que ha vivido en Europa, asegura que su vida está de este lado del muro, 'en la tierra de mis mayores, luchando por una causa justa'.

Frente al muro se concentran las historias de la represión del pueblo saharaui. La de Nhabouha Bontauguiza es la de una mujer que encarna la lucha de la saharauia. Es una activista integrante del Comité de madres de 15 secuestrados durante la intifada de 2005. Atribuye al Gobierno marroquí la desaparición de dos de sus hermanos y en el proceso de clarificar los hechos ha mantenido contactos con altos cargos del equipo de Mohamed VI. 'El ministro de Justicia marroquí vino un día a identificarnos y después archivaron nuestro caso'.

La protesta celebrada hoy finalizó tras algo menos de una hora con una comida organizada por UJSARIO, los jóvenes del Frente Polisario. Muchos de los que allí estaban tienen claroque repetirán el año que viene, 'hasta que logremos la libertad, sin ella, no tenemos nada', concluía Ali.

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