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La Policía siria dispara contra los funerales de la masacre del viernes

El régimen de Asad mata a 15 civiles que participaban en las exequias del centenar de muertos del día anterior

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Al menos 15 personas murieron hoy durante las protestas que tuvieron lugar en distintas ciudades sirias con ocasión de los funerales de las víctimas del viernes. Las fuerzas de seguridad volvieron a usar medios antidisturbios y fuego real contra varias decenas de millares de manifestantes que salieron a las calles en todo el país y que de una manera clara exigieron de nuevo la caída del régimen.

El 'Gran Viernes' terminó con la muerte de entre 72 y 114 personas, según el recuento que hicieron activistas locales y que no se pudo confirmar de forma independiente debido a la censura impuesta por el Gobierno sobre los medios de comunicación. La violencia desplegada por las fuerzas de seguridad recibió numerosas condenas internacionales, incluida la del presidente Barack Obama.

El creciente uso de la fuerza por parte de la Policía y del Ejército muestra que el Gobierno está decidido a acabar con las protestas, pero la realidad cotidiana indica que los manifestantes también parecen resueltos a provocar la caída del régimen aunque tengan que pagar un elevado precio de sangre.

En Izrá, una localidad sureña próxima a Derá, donde el viernes murió una veintena de personas, durante los funerales de ayer fueron abatidas al menos cuatro personas. Las fuerzas de seguridad dispararon desde un puente contra los manifestantes. En los entierros de esta localidad participaron decenas de miles de sirios que en gran parte provenían de otros pueblos vecinos, pero también de zonas más alejadas desde donde viajaron a Izrá en autobuses.

En Harasta, un suburbio de Damasco donde el viernes murieron tres personas, los funerales se desarrollaron con normalidad, sin interferencias de la Policía, a pesar de que, según algunos testigos, un grupo de medio centenar de jóvenes cortó una carretera prendiendo fuego a neumáticos a la vista de los agentes.

Pero en Duma, otro suburbio de la capital, decenas de miles de personas participaron en los funerales y las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los cortejos, matando a cinco personas. Soldados en uniforme de la Policía Militar que viajaban en un todoterreno dispararon contra un grupo de personas y causaron dos muertos cerca de un cementerio, según varios testigos citados por blogs sirios.

En Duma también se vieron francotiradores apostados en los tejados de algunos edificios. La oposición ha denunciado repetidamente que estos francotiradores son soldados y policías de paisano que disparan a discreción contra los manifestantes.

En una pancarta se leía: 'Médico en Londres, carnicero en Siria', en alusión a la formación del presidente Asad, que estudió oftalmología en Londres antes de la repentina muerte de su padre, en el año 2000, cuando la cúpula del partido Baaz le ofreció hacerse cargo de la Presidencia.

En Barze, otro suburbio de Damasco, las fuerzas de seguridad mataron a cuatro personas durante las protestas que se llevaron a cabo con ocasión de los funerales.

La mayor parte de la información de lo que está ocurriendo en Siria la trasmiten blogueros que reciben las noticias directamente de manifestantes. Algunas veces esos datos no se pueden contrastar o luego resultan ser falsos. Ayer, por ejemplo, se anunció primero la muerte de cinco manifestantes cerca del hospital de Izrá, pero más tarde se dijo que era una información falsa.

Dos diputados representantes de Derá, donde comenzaron las protestas, anunciaron ayer su dimisión argumentando que la muerte de civiles es intolerable. Los dos parlamentarios con escaño en Damasco son Jalil al Rifai y Nasser al Hariri, que se han pasado al campo democrático.

'Después de no haber podido defender a mis hijos de las balas traidoras, no tiene ningún sentido que continúe en el Parlamento', comentó el diputado Hariri hablando a la cadena Al Yazira.

Hariri añadió que el presidente Asad no había cumplido su promesa de que las fuerzas de seguridad no dispararían fuego real contra los manifestantes.

Por su parte, el presidente Obama calificó de 'intolerables' los sucesos del viernes en Siria y los condenó con dureza. 'Este intolerable uso de la violencia para aplastar las protestas debe acabar inmediatamente', proclamó Obama en un comunicado. 'En lugar de escuchar a su propio pueblo, el presidente Asad echa la culpa a elementos extranjeros y busca el apoyo de Irán para reprimir a los ciudadanos de Siria mediante las mismas tácticas brutales que han utilizado sus aliados de Irán'.

Las autoridades de Damasco respondieron que su condena 'no se fundamenta en una visión objetiva de la realidad sobre el terreno'.

Christine Fages, portavoz de Exteriores de Francia, también empleó duros términos: 'Estos crímenes deberían exponerse a la luz y a los responsables se les debe identificar, arrestar y llevar ante la justicia. Las autoridades sirias deberían renunciar al uso de la violencia contra sus ciudadanos'.

En Israel, en cambio, el primer ministro Binyamín Netanyahu ha ordenado al Gabinete que no efectúe declaraciones sobre Siria, pero es evidente que los dirigentes israelíes ven con satisfacción el desmoronamiento de la hasta ahora sólida estructura de Damasco, así como la caída del régimen que ha actuado como eslabón entre Irán y Hizbolá.

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