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La CIA admite que las torturas ayudaron a localizar a Bin Laden

Obama decide no difundir las imágenes del líder de Al Qaeda muerto por 'la naturaleza gráfica de las fotos'

ISABEL PIQUER

Gestionar el éxito de la operación que acabó con la muerte de Bin Laden no está resultando fácil. Ayer Barack Obama decidió finalmente no difundir las fotos del cadáver del líder de Al Qaeda ni los vídeos de la operación de los comandos que acabaron con su vida. Mientras, el jefe de la CIA, Leon Panetta, ha reconocido que la tortura de los prisioneros de Guantánamo y de las cárceles secretas de la Agencia contribuyeron, entre otras pruebas, a identificar al enlace de Bin Laden, conocido con el seudónimo de Abu Ahmed, un debate que amenaza con ensombrecer la victoria política, militar y simbólica de Obama, y recuerda el lastre moral y legal heredado del gobierno de George Bush.

El presidente estadounidense tomó la decisión de no mostrar las pruebas gráficas por temor a encender los ánimos entre los partidarios de Al Qaeda.

Después de consultar a los secretarios de Estado, Hillary Clinton, y de Defensa, Robert Gates, el mandatario llegó a la conclusión de que 'la naturaleza gráfica de las fotos' podía suponer un riesgo para EEUU. Temía que las fotos 'de alguien a quien han disparado en la cabeza' pudieran 'crear más violencia' y se convirtieran en un 'instrumento de propaganda', dijo Obama en una entrevista a la cadena CBS que se emitirá el domingo y que adelantó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

En el seno del Gobierno, el debate sobre la publicación del material gráfico fue intenso, 'lo discutimos internamente', reconoció Obama, y no del todo unánime: 'No cabe duda de que mostraremos algunas fotos', declaraba el martes el jefe de la CIA, Leon Panetta.

En el tema de la tortura, la Administración Obama tampoco ha mantenido una postura muy consistente. En una entrevista a la cadena de televisión NBC, Panetta, el próximo secretario de Defensa, afirmó que las 'técnicas de interrogación mejoradas' (el eufemismo legal para la tortura) habían 'sido utilizadas con algunos de los detenidos' aunque no llegó a afirmar que fueran directamente el origen de la información sobre el correo de Bin Laden que construyó el recinto de Abbottabad.

'En el mundo del espionaje se usan muchas fuentes de información', dijo Panetta, 'de los interrogatorios de estos detenidos, pero también de otros sitios' y reconoció que 'el debate sobre si hubiéramos podido conseguir esta información con otros métodos, seguirá siendo una incógnita'.

La Casa Blanca ha negado que la asfixia simulada (waterboarding) contribuyera a localizar al líder de Al Qaeda. La operación contra Bin Laden 'no se debió a una sola información', dijo su portavoz. Es un poco 'crédulo', señaló Carney, 'pensar que un trozo de información que pudo o no obtenerse hace ocho años llevó directamente a la misión del domingo. No fue el caso'.

El viceconsejero de Obama en temas de seguridad, Dennis McDonough, también negó cualquier relación con la tortura, al hablar de un 'mosaico de fuentes'.

En abril de 2009, The New York Times reveló que la agencia se ensañó con dos miembros de Al Qaeda: Abu Zubaida, al que sometió un total de 83 veces a la tortura de la asfixia simulada (waterboarding) en agosto de 2002, y Khalid Sheikh Mohamed, el supuesto cerebro del 11-S, con el que usó esta técnica 183 veces en marzo de 2003.

Las investigaciones del Congreso mostraron que la consejera en asuntos de Seguridad, Condoleezza Rice, el vicepresidente Dick Cheney y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, fueron los principales instigadores de la generalización de la tortura.

John Yoo, uno de los tres consejeros del Departamento de Justicia, que elaboró la cobertura legal para usar estas técnicas coercitivas a partir de agosto de 2002, declaraba el lunes en la revista National Review que, si bien Obama podía atribuirse el mérito de la victoria, no debía olvidar que 'se lo debía a las decisiones difíciles del gobierno Bush'.

The New York Times, al reconstruir la secuencia de los eventos que llevaron a identificar al enlace de Bin Laden, aseguraba, citando fuentes de los servicios de inteligencia, que Khalid Sheikh Mohamed mencionó por primera vez a Ahmed en otoño de 2003, meses después de sus torturas pero le relegó a un papel sin importancia.

En 2004, otro responsable de Al Qaeda, Hassan Gul, aseguró por el contrario que el correo era un hombre muy cercano a Bin Laden, información que fue confirmada en 2005 tras la captura del jefe de operaciones de la organización terrorista, Faraj al Libi. Se desconoce si estos dos prisioneros fueron sometidos a algún tipo de 'coerción', al no haber aparecido en ninguno de los documentos de la CIA sobre el uso de la tortura.

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