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El Bloco de Esquerda en Portugal busca un nuevo rumbo

El partido perdió la mitad de sus votos en las elecciones del domingo

MARIO DUJISIN

Las elecciones generales en Portugal del pasado domingo marcaron un movimiento tectónico hacia la derecha que acabó con el Gobierno socialista de José Sócrates pero que perjudicó aún más al Bloco de Esquerda (BE). A pesar del gran descontento social por las medidas que el PS tuvo que adoptar por la grave crisis económica del país, la formación de izquierda perdió casi la mitad de sus votos y la mitad de sus 16 diputados.

Ayer se reunió la Comisión Política del BE para analizar las causas de la debacle electoral. El líder y candidato, el catedrático universitario Francisco Louçã, asumió la responsabilidad personal por la derrota aunque otros dirigentes se apresuraron a decir que no fue un problema de los candidatos. ' No tuvimos ninguna capacidad para generar una alternativa movilizadora desde el punto de vista electoral', admitió ayer el diputado del BE Daniel Oliveira.

Analistas políticos creen que, entre otras razones, al BE le paso factura la decisión de haber apoyado en enero pasado al candidato socialista a la presidencia del país, Manuel Alegre, muy impopular entre su electorado.

El descalabro electoral del Bloco podría representar el fin de la quimera de una izquierda fuerte en Portugal, alternativa y complementaria al Partido Comunista y refugio de socialistas descontentos con el rumbo del PS de Sócrates. En los últimos dos años, con la suma del PCP y el BE la izquierda marxista parlamentaria lusa alcanzó un quinto de los votos, una experiencia única en una Europa de aplastante mayoría conservadora, a la que ahora se unirá Portugal.

De escasa implantación en el interior del país y prácticamente sin expresión sindical, el BE nació como un partido fundamentalmente urbano bajo el signo de la convergencia de tres escuelas de pensamiento hasta entonces irreconciliables y atomizadas: disidentes trotskistas, maoístas y comunistas, los que en 1999 logran elegir dos diputados por primera vez seguido por un crecimiento constante hasta el domingo pasado.

Durante su primer lustro de vida, el BE era con frecuencia caricaturizado como 'o partido do Bairro Alto', una zona de Lisboa rica en librerías, teatros, galerías de arte, bares, cafés, y discotecas, frecuentado por gran número de jóvenes. El resultado del domingo significa retroceder a esos tiempos, aparentemente debido a la pérdida de apoyos, en gran parte de abstencionistas tradicionales de izquierda y de algunos que decidieron marcar el 'voto útil' en el PS, aunque no sirvió para mucho.

El Bloco también perdió votos hacia otras opciones de la izquierda radical. La CDU, la coalición entre el PCP y los Verdes, subió ligeramente en votos hasta el 7,9%. 'Este año voy a votar a la CDU', afirmó Rui, un joven portugués el viernes antes de las elecciones y lo justificó con las duras medias de ajuste que tendrá que tomar el nuevo Gobierno. 'Los comunistas son mejor organizados que el Bloco y esto es lo que necesitamos ante lo que nos vendrá por encima'.

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