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El ministro italiano de Economía se enroca en su cargo

La confianza que le otorgan los mercados blinda a Tremonti, salpicado por un escándalo de corrupción

DANIEL DEL PINO

'El plan de ajustes será acompañado por quien ha asumido la responsabilidad de presentarlo. Me han aconsejado citar a Tito Livio: Hic manebimus optime' (Aquí estaremos muy bien). Con esta frase, que se suele citar para anunciar la intención de quedarse en un sitio o, por extensión, en un cargo, el ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti, zanjaba el miércoles los enésimos rumores que en la prensa apuntaban a una renuncia a su cargo por desavenencias con el primer ministro, Silvio Berlusconi.

Informaciones que la semana pasada fueron uno de los motivos que desencadenó el ataque especulativo contra la deuda pública italiana. Es tan normal escuchar al ministro lanzando al aire citas en latín, como leer en los periódicos noticias sobre su inmediata dimisión. Al menos en tres ocasiones desde que comenzara la legislatura en 2008 se ha visto obligado a aclarar su futuro. Aunque esta vez no se trataba de un rumor más. A Tremonti le ha crecido un escándalo en las últimas semanas que tiene muy poco que ver con el rigor económico liberal del que hace gala en cuanto tiene la mínima ocasión.

El pasado 26 de junio dimitió el consejero del Tesoro, Marco Milanese, al estar siendo investigado por su relación con la logia masónica P4, una red de delincuencia tejida dentro de los palacios del poder por el empresario Luigi Bisignani que, sirviéndose del chantaje y los favores a parlamentarios, ministros y altos cargos de la Guardia de Finanzas, obtenía información privilegiada para influir en las decisiones del Gobierno.

Milanese, de 51 años, lleva desde hace diez ligado a Tremonti en el Ministerio de Economía. Primero como capitán de la propia Guardia de Finanzas y, desde 2008, como mano derecha del ministro en la lucha contra la evasión fiscal.

El ministro vivía gratis en una casa cuyo alquiler pagaba un corrupto

Aunque, según la Fiscalía de Nápoles, el consejero del Tesoro lo que hacía era precisamente lo contrario. Los fiscales creen que fue él quien informó al empresario Paolo Viscione de la investigación a la que estaba siendo sometido por la Guardia de Finanzas por presuntas irregularidades en sus empresas. A cambio, Milanese recibió de Viscione al menos 450.000 euros en efectivo, joyas, relojes, viajes, un Ferrari y un Bentley.

El 7 de julio, la Fiscalía remitió al Parlamento una orden de arresto contra él. Al ser diputado por el Pueblo de la Libertad de Berlusconi, es la Cámara Baja la que debe decidir, probablemente en septiembre, si autoriza o no la detención. La historia salpica de lleno a Tremonti esa misma tarde cuando se descubre que la casa en la que vive el ministro en el centro de Roma no la alquila él, sino Milanese, que paga por ella la módica cifra de 8.500 euros al mes.

Los fiscales no tienen datos que avalen que Tremonti abonaba luego el alquiler a Milanese, pues aunque el ministro le entregó 'al exconsejero en febrero de 2008 un cheque de 8.000 euros', este dinero no se destinó al pago de la vivienda, según un informe de la Fiscalía. El texto define la relación entre Tremonti y su asesor como 'más allá del ámbito político'.

El exconsejero del Tesoro recibió sobornos a cambio de información

Al destaparse estos datos, el ministro de Economía se limitó a emitir un escueto comunicado esa misma tarde en el que aseguraba que su 'única casa está en Pavía' y que había aceptado 'la oferta del excelentísimo Milanese' para usar el inmueble 'de su propiedad'. Tremonti prometía luego cambiar de casa 'esa misma noche'. Ese jueves fue un día nefasto para Tremonti. A mediodía había presentado el plan de recortes de 68.000 millones de euros que el Gobierno está obligado a aplicar de aquí a 2014 para salvar las arcas del Estado y fue pillado llamando 'cretino' al ministro de la Administración Pública, Renato Brunetta.

Además, se negó a contestar a las preguntas sobre quién introdujo en el plan de ajuste una norma, que luego se retiró, que habría salvado a Berlusconi de pagar una multa de 560 millones de euros por haberse apoderado fraudulentamente del grupo editorial Mondadori.

Al día siguiente, Tremonti aparecía junto a Milanese en todas las portadas. La Repubblica publicaba una entrevista con Il Cavaliere en la que le atacaba abiertamente: 'Se cree muy listo y que el resto somos unos cretinos'. Poco después, la Bolsa se hundía.La deuda pública italiana supera el 100% del PIB desde hace una década y Tremonti poco ha hecho para solucionarlo en sus siete años como jefe del Tesoro. Pero el ministro inspira confianza en los mercados, y Berlusconi sabe que tiene que tolerarlo si no quiere que Italia siga a Grecia en el camino del abismo.

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