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Los islamistas ocupan la plaza Tahrir y Alejandría

Cientos de miles de egipcios exigen en El Cairo que se aplique la sharia o ley islámica

 

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Cientos de miles de egipcios, en su inmensa mayoría islamistas, tomaron ayer la emblemática plaza Tahrir de El Cairo para exigir la aplicación de la sharia o ley islámica en todo el país, en la primera demostración de fuerza salafista desde la Revolución del 25 de enero, que acabó con el régimen del presidente Hosni Mubarak.

Simultáneamente tuvo lugar otra gran concentración de decenas de miles de islamistas en Alejandría, la segunda ciudad del país, en la que se hicieron llamamientos al régimen militar en el poder para que respete la voluntad expresada por el pueblo en el referéndum que tuvo lugar en marzo.

Los manifestantes piden al Gobierno militar que respete la voluntad popular

El referéndum lo perdieron claramente las fuerzas liberales, que han contado con el apoyo más o menos explícito de Estados Unidos y de los países europeos. El 77% de los egipcios votaron a favor de la consulta y de unas elecciones rápidas, tal como pidieron los Hermanos Musulmanes, mientras que el resto, el 23%, votó en contra.

En este último grupo se engloban la población copta y los liberales, quienes a pesar de haber conducido la revolución no cuentan con un respaldo popular muy significativo.

Por primera vez desde la caída de Mubarak en febrero, los Hermanos Musulmanes convocaron ayer expresamente a sus adeptos. Los islamistas temen que el régimen militar y provisional del general Husein Tantawi retrase indefinidamente las elecciones, como quieren algunos liberales para ganar tiempo, incumpliendo el resultado del referéndum.

El referéndum de marzo fue un fracaso para las fuerzas liberales

El movimiento salafista, en auge en gran parte del mundo árabe y musulmán, se remite a los salaf, los ancestros, las tres primeras generaciones de fieles del islam que vivieron en el siglo séptimo, y que según la tradición musulmana practicaron un islam puro y sin interferencias.

Los salafistas contemporáneos tratan de emular e imitar el modo de vida de esas primeras generaciones. La aplicación estricta de la sharia constituye su principal demanda.

La fuerza de los islamistas fue en El Cairo de tal magnitud que 28 organizaciones y partidos políticos egipcios de todo tipo y condición, pero especialmente liberales, anunciaron que están dispuestos a continuar sus protestas en la plaza Tahrir, aunque precisaron que no tomaron parte en las concentraciones de ayer porque los islamistas han roto la unidad con su llamamiento a la aplicación de la sharia.

La Embajada de EEUU admite haber financiado a los demócratas egipcios

A pesar del calor reinante, con temperaturas cercanas a los 40 grados, en otros muchos lugares del país tuvieron lugar concentraciones islamistas. La consigna más coreada fue 'Islámico, islámico', en referencia a que los manifestantes aspiran a un Egipto islámico. Un orador en Alejandría dijo que 'el islam es lo que proporcionará protección a los cristianos'.

En la noche del jueves empezaron a llegar a la plaza Tahrir autobuses cargados con islamistas de distintas zonas del país, muchos con sus largas y rizadas barbas, marca del movimiento, y otros con pancartas de todos los tamaños en las que se leía 'No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta'. Otras pancartas contenían la leyenda 'El pueblo quiere la aplicación de la sharia', que además fue una de las consignas más coreadas.

Grupos islamistas, salafistas y de los Hermanos Musulmanes se habían mostrado muy activos en los últimos días repartiendo octavillas para convertir la concentración de Tahrir en una 'manifestación de identidad musulmana'. Las octavillas denunciaban que los Estados Unidos están financiando a los grupos liberales, y exigían 'un Estado civil que se base en los principios islámicos y no en el secularismo americano'.

De hecho, la Embajada de Estados Unidos en El Cairo ha reconocido que ha destinado 65 millones de dólares para impulsar el 'movimiento democrático', y los estadounidenses en ningún momento han negado su vinculación con los liberales.

La ruptura de la unidad que se observó ayer en la plaza Tahrir, y en otros lugares, puede significar un punto de inflexión en la revolución. Una de sus consecuencias, si no se corrige pronto, será que los islamistas, que claramente son mayoritarios, van a avanzar por su cuenta dirigiéndose hacia sus propios objetivos integristas.

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