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El Tea Party se lanza a la conquista de la candidatura republicana

Palin no se presenta a las primarias, pero pretende arbitrar la elección del aspirante a la Casa Blanca

 

ISABEL PIQUER

¿A quién elegirán los republicanos de candidato a la presidencia? ¿A un político moderado como Mitt Romney que compita con Barack Obama por el voto del centro? ¿O a un extremista del Tea Party como Michele Bachmann que sepa canalizar la ira ciudadana contra Washington? Es todavía pronto para saberlo, pero entre las filas conservadoras, los más ultras están preparando su ofensiva en unas primarias que, de momento, no dan un claro ganador.

Los republicanos están revaluando el papel del Tea Party.Los simpatizantes derechistas otorgaron al partido su victoria en las pasadas legislativas de noviembre y la cúpula pensó que podría controlar a los novatos una vez en Washington, desorientados en los pasillos del Capitolio. No ha resultado ser exactamente así y el debate de la deuda ha demostrado que saben imponer sus ideas. Esto va a influenciar claramente en la elección del candidato presidencial.

Iowa es la primera cita del calendario de las primarias republicanas

En las últimas semanas, los republicanos han mandado a sus simpatizantes un amplio cuestionario para conocer sus opiniones sobre la situación económica y, sobre todo, para evaluar sus tendencias dentro del partido. El sondeo empieza preguntando si sus miembros se sienten afines al Tea Party.

Algunos candidatos han conseguido afianzarse en estos meses de precampaña sin conseguir distanciarse de sus competidores. La congresista por Minnesota Michele Bachmann se ha hecho un hueco en estas primarias y ha superado las primeras controversias de su campaña: la que rodeó a su marido, Marcus, consejero religioso que incluye en su terapia curar a los gays; y la que afectó más directamente a la candidata cuando se supo que sus migrañas la tenían a veces apartada de su puesto durante días.

Bachmann necesita ahora volver a centrarse si no quiere perder simpatizantes. Lidera el grupo Tea Party en la Cámara de Representantes, se opuso a elevar el techo de la deuda bajo cualquier circunstancia y ha basado su campaña en temas sociales oposición al aborto y al matrimonio homosexual, que podrían alienar a los conservadores moderados que prefieren hablar de economía.

Bachmann podría perder el voto moderado por su oposición al aborto

Las encuestas vaticinaban que Bachmann saldría bien parada del straw poll de Iowa, celebrado ayer. La convocatoria política, tradición desde 1979, cuya relevancia estriba en el hecho de que Iowa es la primera cita del calendario de las primarias (6 de febrero de 2012), es ante todo un evento recaudatorio para el partido republicano local.

No es un claro indicador de quien será candidato McCain, que acabó llevándose la nominación, no se presentó en 2007, pero Iowa servirá para descartar a los contendientes más flojos.

Su gran competidor, Romney, es el preferido de los líderes del partido

El que más tiene que perder es Tim Pawlenty, el exgobernador de Minnesota, otra de las voces más contundentes del Tea Party. Empezó bien pero no ha conseguido cimentar su candidatura. Esperaba obtener el apoyo de los votantes evangelistas del Estado y ha basado su campaña en la descalificación sistemática de Obama, al que ha llamado 'inepto' al hablar de una presidencia 'confusa, sin dirección ni prioridades'.

Mitt Romney, que compite en los sondeos con Bachmann, decidió saltarse Iowa. En 2007 ganó el straw poll en el que se gastó millón y medio de dólares y no le sirvió de nada. Romney ha hecho lo posible estos meses para afianzar su imagen de conservador e incluso renegar del plan salud que aprobó siendo gobernador de Massachusetts, uno de los más eficaces del país, por su parecido con la propuesta de Obama. Romney, que pasó por Iowa el jueves para figurar, fue abucheado por los asistentes a su mitin cuando afirmó que 'las corporaciones también eran personas', un comentario poco popular en un contexto de crisis.

Romney, escribía el columnista Frank Bruni en las páginas de The New York Times, 'personifica la apuesta republicana de 2012. Los líderes del partido piensan, con razón, que pueden ganar a Obama, pero temen, con motivo, que están desaprovechando esta oportunidad con unas candidaturas demasiado flojas'.

Jon Huntsman, el otro mormón de la contienda, exgobernador de Utah y exembajador de Obama en China, también está teniendo problemas de definición ideológica.

Los republicanos saben que las elecciones se vencen en el centro, pero en las primarias lo que cuenta es ganarse a la base. Y esta azuzada por la crisis y el profundo descontento con Washington, sobre todo después del bochorno de la deuda es radicalmente conservadora.

¿Y qué hay de Sarah Palin? Todo parece apuntar a que no se presentará en las primarias, lo que no quiere decir que se retire de la contienda. La exgobernadora de Alaska quiere ser el árbitro de la decisión final, como portavoz del Tea Party, aunque ha tenido que lidiar con la competencia directa de Bachmann.

Para dejar claro que sigue existiendo, Palin desembarcó inopinadamente en Des Moines el pasado viernes etapa sorpresa del One Nation Tour, que empezó a principios de verano para 'hablar en el corazón del país de restaurar los principios fundacionales de América'.

Y luego están los candidatos residuales. Newt Gingrich, el líder de la revolución conservadora de los noventa, cuyo equipo de campaña dimitió hace unos meses y sigue en la contienda de milagro; el representante por Texas, Ron Paul, eterno candidato, demasiado extremista y original incluso en la carrera actual; el exsenador por Pensilvania, Rick Santorum, que ha visto como Pawlenty le comía el terreno con una plataforma muy parecida; y Herman Cain, el único candidato afroamericano, exdirector ejecutivo de la cadena de pizzerías Godfather, que aboga por que las leyes sólo tengan tres páginas.

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