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Seis meses en la peor cárcel del régimen

El americano Matthew Vandyke fue acusado por el régimen de Gadai de pertencer a la CIA y a Al Qaeda a la vez

MAYTE CARRASCO

El americano Matthew Vandyke fue acusado de pertencer a la CIA y a Al Qaeda a la vez, algo insólito pero aparentemente válido para el régimen de Muamar Gadafi, que le encerró seis meses en la prisión de Abu Salim, un penal tristemente conocido por las torturas practicadas durante 42 años en sus siniestros sótanos. Los soldados de Gadafi le detuvieron en Brega, al este de Libia, cuando grababa un documental sobre los rebeldes al inicio de la guerra.

'Me dieron un golpe en la cabeza y cuando me desperté estaba en una prisión', cuenta Matthew, que salió en libertad hace apenas cuatro días cuando los rebeldes liberaron a 3000 presos. 'Nunca pude hablar con un abogado ni tuve acusaciones oficiales. Sólo me dijeron que era sospechoso de una de las dos cosas. La verdad, yo no entendía nada', confiesa Matthew, aún vestido con el uniforme de preso, una camisa negra de manga corta y un pantalón con tela de mala calidad que le baila en un cuerpo en los huesos.

'No me torturaron, pero psicológicamente fue muy duro. Solo podía leer los ingredientes de los cartones de leche, podría recitarlos en seis idiomas', bromea. Por las mañanas le despertaban los ratones jugando con su pelo, sólo tenía una pequeña ventana en la puerta por la que le daban la comida y un agujero a modo de retrete. Los días previos a su liberación intuyó que algo estaba pasando, porque le llevaron un paquete de galletas y la comida era mucho más abundante. 'Yo sólo me decía: que no maten a Gadafi, por favor, porque entonces moriremos todos'.

'Me dieron un golpe en la cabeza y cuando me desperté estaba en una prisión'

Abu Salim, conocido como el Abu Ghraib libio, es famoso por la masacre de 1996, cuando las tropas del régimen acribillaron a unos 1.200 presos que provocaron un motín para protestar contra las inmundas condiciones de vida en la cárcel. La matanza inició un conato de protestas que serían el embrión de la revolución que, 15 años después, pretende terminar de una vez por todas con el régimen de Gadafi. También es el lugar en el que el que se alojaba a los terroristas islamistas detenidos en la zona, puesto que Gadafi se había convertido en los últimos años en un apreciado aliado en la lucha antiterrorista contra Al Qaeda en el norte de Africa.

Matthew sufre estrés postraumático y quiere quedarse en Libia para reencontrarse con sus amigos rebeldes. Con 32 años, había filmado como director de documentales en Afganistán, Irak e Irak. 'Mi pasaporte les resultó sospechoso', explica desde el hotel Corinthia de Trípoli. 'He vivido en Madrid, y lo primero que pensé es que me encantaría ir al Museo del Jamón y comer todo lo que pudiera'. Por su aspecto, Matthew necesita dormir, pero 'en cuanto cierro los ojos, todavía sueño que estoy durmiendo en mi pequeña celda de Abu Salim'.

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