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La sombra de la guerra civil se cierne sobre Siria

La represión del Ejército acaba con la vida de otras 14 personas en Homs

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Al menos 14 civiles murieron ayer en la ciudad de Homs, en el centro de Siria, durante la represión que llevaron a cabo las fuerzas de seguridad en el enésimo intento fallido de restablecer la calma y el orden en ese país, donde las protestas, que se iniciaron en marzo, se han extendido a las principales ciudades y a ciertas zonas rurales.

En la localidad de Saramin, cerca de la frontera con Turquía, murieron al menos otras dos personas, según indicaron activistas sirios. La represión del régimen de Bashar al Asad se ha cobrado la vida de al menos 2.200 personas en los últimos seis meses, según la ONU, y se estima que medio millar de soldados y policías han sido abatidos por grupos armados rebeldes.

Un vídeo muestra a soldados rematando a un hombre en las calles de Homs

El acoso del Ejército se centró en barrios suníes de Homs, donde el suministro eléctrico y de teléfono estuvo cortado durante horas, y no en barrios alauíes. Los suníes constituyen la mayoría de la población siria y también lo son en Homs, aunque en esta ciudad hay algunos barrios alauíes, la secta a la que pertenece Al Asad.

La agencia oficial de noticias SANA informó que ayer mismo fueron enterrados en Homs 13 militares y civiles que trabajaban en el Ministerio de Defensa. Aunque no se explicó cómo murieron, a estas alturas ya parece evidente que poco a poco están empezando a operar grupos armados en algunas ciudades del país, tal y como vienen denunciando las autoridades.

El goteo de fallecidos en las filas del Ejército es constante y no se puede explicar únicamente por el ajuste de cuentas entre militares, aunque es muy posible que esta sea la causa de algunas muertes. El tráfico ilegal de armas con Siria lo llevarían a cabo principalmente suníes libaneses que cuentan con el apoyo de Arabia Saudí.

Francia acusa a Siria de cometer 'crímenes contra la humanidad'

Por internet circula un perturbador vídeo en el que una decena de militares dispara repetidamente contra un hombre que está tirado en el suelo, ensangrentado y sin moverse. En la grabación, colgada en YouTube, puede verse cómo los soldados hablan entre sí mientras rematan al hombre, que yace en el suelo enfrente de un tanque en plena luz del día. Los atroces hechos tienen lugar supuestamente en la ciudad de Homs, aunque la autenticidad del vídeo no puede ser verificada.

Según el régimen sirio, grupos armados dispararon y lanzaron ayer varias granadas contra el hospital militar de Homs. El Gobierno denunció, además, que grupos armados emprendieron acciones de represalia en algunos barrios de la ciudad, probablemente en zonas alauíes, donde están destruyendo propiedades y atacando a civiles.

Cerca de Derá, al sur de Damasco, un artefacto explosivo fue detonado por control remoto al paso de un vehículo militar causando heridas a once militares y tres civiles. Las tácticas de ataque empleadas por los rebeldes son cada vez más elaboradas.

El cariz de los enfrentamientos es mayoritariamente sectario. Los suníes quieren democracia para sacar a la minoría alauí del poder. Muchos suníes son islamistas y apoyan a los Hermanos Musulmanes, un grupo que históricamente ha contado con un gran respaldo popular, particularmente en el centro del país.

El peligro de una guerra civil es manifiesto y hasta es posible que algunos de los hechos que han ocurrido recientemente sean un avance de un conflicto de esta naturaleza. Todo parece indicar que Al Asad está decidido a no abandonar el poder de ninguna manera. De marcharse él, los suníes podrían ajustar cuentas con las restantes minorías y el derramamiento de sangre sería inevitable.

El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, que tenía que haber llegado ayer a Damasco con un duro mensaje de la organización panárabe, aplazó, en el último momento, la visita hasta el sábado a petición de las autoridades sirias. La Liga Árabe ha adoptado una actitud más beligerante con el régimen baazista y propone reformas democráticas de gran calado.

La presión occidental tampoco se detiene. El ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, de visita en Moscú, calificó de 'inaceptable' la represión, denunció que el Gobierno de Damasco está cometiendo 'crímenes contra la humanidad' y advirtió de que Occidente puede incrementar las sanciones contra el régimen. Juppé declaró que confía en que Rusia no vete las resoluciones contra Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU. Moscú es partidario de que presidente Al Asad implante reformas, mientras que Occidente, como la oposición siria, exige un cambio de régimen inmediato y no contempla diálogo alguno con Damasco.

Como Rusia, Pekín duda de que el camino emprendido por Occidente sea el más apropiado 'Incrementar la presión sobre Damasco no es la solución. La dirección correcta para resolver la crisis es comenzar un proceso político global en el que Siria sea el principal agente', declaró Jiang Yu, portavoz del ministro de Exteriores chino.

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