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Sarkozy y Cameron advierten en Trípoli: "Gadafi será detenido"

La visita está marcada por el negocio de la reconstrucción y los contratos energéticos. El CNT agradece el apoyo y asegura que la ayuda aliada no se debió a 'un interés político'

PÚBLICO.ES

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, David Cameron, aterrizaron esta mañana en Trípoli convirtiéndose en los primeros jefes de Estado que visitan la capital libia tras la salida del régimen de Muamar Gadafi el pasado 23 de agosto. 

En una rueda de prensa poco después de llegar a la capital libia, donde se reunió con el primer ministro británico, David Cameron, y los miembros del Consejo Nacional de Transición (CNT), Sarkozy apeló a los países en donde se escondan los autores de crímenes en Libia para que colaboren en su entrega.

El presidente galo ha advertido de que Gadafi 'tiene que ser detenido' y ha señalado que todos los que 'han cometido crímenes' tendrán que someterse a la justicia internacional. No se trata de 'un ajuste de cuentas', sino únicamente de la aplicación de las 'reglas de derecho' internacional en relación con los crímenes cometidos en el país norteafricano.

Por su parte, Cameron ha reconocido que todavía se está 'lejos de haber terminado el trabajo' en el combate con las fuerzas gadafistas que aún resisten.

'Aún quedan lugares bajo el control de Gadafi y no sabemos dónde se encuentra el coronel', admitió el primer ministro británico en la rueda de prensa, en la que también participaron el presidente del Gobierno libio provisional, Mustafá Abdel Jalil, y su primer ministro, Mahmud Yibril.

Los líderes del CNT agradecieron la ayuda 'financiera y militar' prestada por los miembros de la coalición internacional y, en especial, por Francia y Reino Unido. 'La victoria nunca habría sido posible sin la ayuda de los aliados', declaró Yibril, quien agregó que ésta no respondió a 'un interés político' sino a 'razones humanitarias'.

Los miembros del CNT agradecieron a Francia su compromiso con la reconstrucción de centros escolares y en la vigilancia de las fronteras del sur del país y al Reino Unido los 600 millones de libras (672.000 millones de euros) en bienes libios confiscados que ha anunciado que desbloquearán para ayudar en las labores de desminado.

Durante la rueda de prensa, en la que Sarkozy aseguró que 'mientras la paz esté amenazada' Francia permanecerá junto al pueblo libio, el jefe del Estado francés subrayó que espera 'que Siria pueda también ser un país libre algún día'. Sarkozy destacó que es importante 'que todos los dictadores del mundo entiendan que no habrá un solo lugar en el mundo del siglo XXI en el que puedan gozar de impunidad'.'La impunidad se ha terminado', dijo.

El dispositivo de seguridad construido alrededor de la visita de ambos mandatarios incluyó el viaje un día antes de unos 160 policías franceses, vestidos de civil, para asegurar la zona. El jefe del Estado francés viajó acompañado por su ministro de Exteriores, Alain Juppé, y por el filósofo Bernard-Henri Lévy, muy comprometido con la causa del CNT. Cameron, por su parte, llegó a Trípoli acompañado por su titular de Exteriores, William Hague.

Tras la comparecencia en Trípoli, Sarkozy y Cameron se desplazarán a Bengasi, donde se espera que pronuncien un discurso en la Plaza de la Libertad. La visita de Cameron y Sarkozy se adelanta a la del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que llegará esta noche o mañana a Libia. 

La visita está inevitablemente marcada por el negocio de la reconstrucción y los contratos energéticos, hecho que para el ministro de Economía francés, François Baroin, es secundario. 'La visita de Sarkozy es un gesto histórico. No es el momento de hablar de los aspectos económicos', dijo a la emisora France Info.

A principios de septiembre, la reunión celebrada en París con los jefes del CNT, estuvo marcada por las prisas de los países exaliados de Gadafi para asegurarse contratos petrolíferos.

Un comunicado de Downing Street aseguró esta mañana que el propósito de Cameron es anunciar un nuevo paquete de ayudas británicas para consolidar el proceso de transición. El CNT se ha dado 20 meses para redactar una Constitución y celebrar elecciones, aunque se ha puesto 10 días de tope máximo para formar un Gobierno que inicie los trámites.

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