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Israel teme una nueva intifada tras cerrar el paso al Estado palestino

Tel Aviv ordena un importante despliegue de seguridad para evitar un levantamiento popular en Cisjordania

E. GARCÍA GASCÓN / I. PIQUER

La frustración palestina por el discurso del miércoles del presidente Barack Obama ante la Asamblea General de la ONU fue la chispa que encendió ayer numerosas protestas, en los territorios ocupados, en las que miles de manifestantes palestinos clamaron contra el portazo que Estados Unidos ha dado al sueño, siempre postergado, de un Estado palestino.

Mientras este castigado pueblo ve cómo, una vez más, sus esperanzas se desmoronan, Israel teme que la situación se le vaya de las manos en los territorios ocupados después de la oración del mediodía de hoy en las mezquitas. Tel Aviv ha ordenado un importante despliegue de las fuerzas de seguridad, principalmente en Jerusalén, pero también en otros lugares de Cisjordania.

Los israelíes no olvidan el efecto de la provocación de Sharon en 2000

Los israelíes no han olvidado septiembre de 2000, cuando el entonces jefe de la oposición, Ariel Sharon, provocó deliberadamente a los palestinos visitando la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén en medio de grandes medidas de seguridad, un hecho que marcó el inicio de la segunda intifada.

La frustración palestina trasciende a los territorios ocupados y alcanza a otros países de la región. En Egipto, en Túnez y en otros estados árabes se han convocado concentraciones de protesta para después de la plegaria del mediodía del viernes con el fin de apoyar a los palestinos, cuando parece que todas las puertas se cierran ante ellos.

Las autoridades israelíes temen que las protestas degeneren en violencia, a pesar de que el principio cardinal del presidente Mahmud Abás ha sido siempre la no violencia. El momento actual se parece bastante al que se vivió en septiembre de 2000, y es muy difícil prever qué dirección tomará el conflicto.

Las negociaciones continúan entre bambalinas para forzar un acuerdo

En aquel septiembre, Yaser Arafat dio vía libre a la lucha armada contra la ocupación al ver que Israel no permitía una solución pacífica. Es dudoso que Abás reaccione ahora de la misma manera, pese a la decepción causada por EEUU y por las palabras de Obama.

Fuentes palestinas en Ramala dijeron anoche a Público que el discurso de Obama 'ha deslegitimado a EEUU como mediador' y la conclusión es que la política de éste 'saldrá derrotada en Oriente Próximo'. Los palestinos se sienten frustrados porque veinte años después de la Conferencia de Madrid la negociación se presenta como una opción caduca que no ha servido para nada, por mucho que Obama siga afirmando que es la panacea para este conflicto

Los ojos de los palestinos siguen, mientras tanto, puestos en las Naciones Unidas. El presidente Abás, reivindicará hoy, si las presiones no lo impiden, la adhesión de su país al organismo internacional, en un día en el que también interviene el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu. Pero, detrás de los discursos en voz alta, entre bastidores siguen las negociaciones para llegar a algún tipo de compromiso y evitar una confrontación.

'El discurso de Obama le ha deslegitimado', dicen los palestinos

En el seno del Cuarteto, el formato diplomático compuesto por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU, que se supone ejerce de mediador en el proceso, se sigue discutiendo la posibilidad de un comunicado conjunto con suficientes garantías como para convencer a los palestinos de que no fuercen un veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad o un pronunciamiento de sus otros miembros (léase el resto de los permanentes: Francia, Reino Unido, China y Rusia).

Una de las posibilidades sería un calendario basado en el propuesto en su intervención ante la Asamblea General por el presidente francés, Nicolas Sarkozy: reanudación de las conversaciones entre Israel y los palestinos en un mes, trato sobre fronteras y seguridad en seis, y acuerdo definitivo dentro de un año.

Con su iniciativa, sobre la que EEUU no ha opinado, Sarkozy quiere evitar que el presidente palestino presione al Consejo para que se pronuncie enseguida, algo que en principio no va a hacer, pues el propósito, tanto de Israel como de EEUU, es que la propuesta palestina quede en el limbo.

La propuesta gala contempla la opción que todos consideran más viable: que los palestinos se queden un escalón más abajo de sus aspiraciones; es decir, un estatus parecido al del Vaticano, Estado observador sin derecho a voto, de menor rango. Con esta fórmula, se garantiza la impunidad para Israel, ya que, como Estado observador, no podría acudir a la Corte Penal Internacional (CPI) para denunciar al Estado judío por crímenes de guerra, el escenario más temido por Tel Aviv y Washington.

EEUU y la UE aseguran que, si prefieren que los palestinos aplacen cualquier posible recurso a la legalidad internacional, es porque eso complicaría aún más el proceso de paz. Olvidan que ese supuesto proceso de paz ya sólo parece vivo en los discursos de los líderes occidentales.

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