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Incidentes en Atenas en la huelga general

Los actos violentos empañaron la masiva movilización contra los ajustes

YIANNIS MANTÁS

Docenas de miles de personas han salido a las principales calles de Atenas en la primera jornada de huelga general de 48 horas convocada para expresar su rechazo a las nuevas medidas de ajuste, que se plasman en el proyecto de ley que se vota mañana en el Parlamento griego, donde se introducen enormes cambios en las relaciones laborales en los sectores público y privado.

Los dirigentes sindicales calificaron de 'la madre de todas la huelgas' la mayor movilización vista en la capital helena desde que estalló la crisis, cifrando en 200.000 las personas que han participado en las concentraciones.

La concentración se desarrolló inicialmente de forma pacífica. Agentes de Policía permanecían desplegados alrededor del Parlamento heleno y frente a la gran masa de manifestantes en la plaza de Syntagma.

El parlamento tiene previsto votar mañana las medidas adicionales de austeridad

La violencia estalló cuando un grupo de personas encapuchadas prendieron fuego a montones de basura, rompieron las ventanas de varios bancos y lanzaron bombas incendiarias (molotov), piedras y trozos de mármol a los policías antidisturbios. Estos respondieron disparando gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento; y por varias horas, el centro de Atenas estuvo totalmente inaccesible. Unos 15 policías y 6 ciudadanos han resultado heridos en los enfrentamientos.

Los incidentes han empañado la masiva movilización convocada por los sindicatos de los sectores público y privado, que prácticamente ha paralizado el país. Se espera que mañana la protesta social llegué a su máxima intensidad, con la segunda jornada de las huelgas.

El Parlamento heleno votará el polémico proyecto con las medidas de ajuste, que incluye despidos en el sector público, un sistema común de remuneraciones para los funcionarios (que en la práctica supone un recorte de sueldos), la rebaja de sus pensiones, el aumento de impuestos y la suspensión de los convenios colectivos (con la práctica eliminación del salario mínimo).

El Gobierno socialista de Yorgos Papandréu cuenta con 154 diputados (de un total de 300 en la cámara), lo que le asegura una estrecha mayoría. Papandréu ha vuelto a pedir el apoyo al proyecto de ley, y se ha referido a la votación como una 'guerra que tiene que ser ganada', mientras el ministro de Finanzas, Evángelos Venizelos, ha asegurado que 'si no pasa el proyecto de ley, no habrá otro día para el país'.

Por su parte, los dos principales sindicatos portugueses, que raramente están de acuerdo, se unen esta vez y han convocado una huelga general para el 24 de noviembre en defensa de los derechos laborales y de la Constitución de la República. La Central General de Trabajadores (CGTP) pro comunista, y la Unión General de Trabajadores (UGT), de tendencia socialista-socialdemócrata, estiman que la protesta 'es inevitable' debido a que los recortes salariales, la eliminación de los pagas extras de navidad y vacaciones, el aumento del horario laboral y las reducciones en las pensiones 'están cuestionando el Estado de Derecho al ignorar la propia Constitución'.

Las posturas de los sindicatos han recibido el inesperado apoyo del presidente conservador luso Aníbal Cavaco Silva, figura histórica de referencia del partido del primer ministro Pedro Passos Coelho. La suspensión de las extras para funcionarios y jubilados es 'una violación de un principio básico de equidad tributaria', dijo, al tiempo que manifestó sus dudas sobre el resultado que tendrán los sacrificios que se exige a los portugueses.

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