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Una tumba que no tendrá nombre para el dictador

El CNT no aclara el destino final del cuerpo de Gadafi

T. DEIROS

El cuerpo de un musulmán que acaba de expirar debe ser tratado con el máximo respeto y lavado siguiendo un ritual preciso. Un ritual realizado por otro creyente de su mismo sexo que previamente se haya purificado mediante la ablución. El cadáver debe ser luego amortajado en varios lienzos blancos, antes de que se pronuncien las oraciones fúnebres previstas por el islam. Su cuerpo debe reposar lo antes posible, sin ataúd y en contacto directo con la tierra, orientado hacia La Meca.

Los restos mortales del musulmán Muamar Gadafi seguían en la cámara frigorífica de un viejo almacén de carne de un mercado de Misurata, más de un día después de su muerte en Sirte.

Tras un final envuelto en sombras, el cadáver de Gadafi se ha convertido en un problema y en otra demostración de división en el seno del Consejo Nacional de Transición. El CNT ha pospuesto el entierro que debía celebrarse en principio el viernes y que se producirá en una fecha que se desconoce y en un lugar secreto dentro del territorio libio.

Los restos del tirano descansan en una cámara frigorífica en Misurata

Ali Tarhouni, ministro interino de Petróleo, fue el encargado de informar de que el exlíder no sería enterrado de forma inmediata como exige el precepto religioso islámico, sino que permanecería unos días en la morgue que se le ha improvisado.

'Vamos a dejarlo en el frigorífico unos días para estar seguros de que todo el mundo sepa que está muerto', declaró a Reuters. Tarhouni contradijo así a Abdulsalam Eleiwa, un jefe militar de Misurata, que había asegurado antes que el cuerpo sería enterrado pronto: 'Vamos a respetar los derechos que tiene como cualquier otro musulmán. Su cuerpo será lavado y tratado con dignidad. Espero que sea enterrado en un cementerio musulmán antes de 24 horas'.

El ministro de Petróleo precisó también que el CNT aún no había decidido qué hacer con el cadáver. Lo que es seguro es que los nuevos responsables libios quieren evitar a toda costa que su tumba se convierta en un lugar de peregrinación para sus seguidores.

El Gobierno interino quiere evitar que la tumba sea un lugar de homenaje

De ahí el secreto que cubrirá la ubicación del lugar donde el autócrata y su hijo Mutasim, que murió con él, recibirán sepultura. En Libia han empezado incluso las cábalas sobre la posibilidad de un enterramiento 'a lo Bin Laden', es decir en alta mar.

Otro alto responsable del Consejo Abdelmajid Mlegta explicó a Reuters que los miembros de la tribu del tirano libio, la Gadafa, están en contacto con el CNT para discutir sobre la posibilidad de que sean ellos quienes se encarguen de enterrar a Gadafi.

La sociedad libia es profundamente conservadora y los tabúes ligados a la religión siguen teniendo un peso importantísimo, pero, en esta ocasión, el destino que pueda correr el cadáver de Gadafi deja indiferente a libios como Atif Showiq, por mucho que su entierro contravenga lo estipulado por la religión. Este ingeniero de telecomunicaciones, de 56 años, estaba a punto de estallar de alegría en el centro de Trípoli. 'Estoy feliz. No puedo creerlo, es un sueño hecho realidad', decía. El sueño realizado de Atif no es otro que saber que Gadafi está muerto. Muerto en una tumba sin nombre.

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