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Los tunecinos votan masivamente en sus primeras elecciones libres

El movimiento islamista Ennhada es el favorito en los comicios a la Asamblea Constituyente

TRINIDAD DEIROS

Hajar Rajhi introdujo el índice de su mano izquierda en el bote de tinta indeleble, marcó la casilla de Ennahda, el partido islamista, en la papeleta electoral, y luego depositó su voto para elegir una Asamblea Constituyente en la urna de un colegio electoral de la capital tunecina. Y mientras lo hacía, lágrimas de felicidad caían por el rostro de esta joven de 21 años.

La Primavera Árabe, que empezó con la caída del dictador tunecino, Zin el Abidín Ben Alí, el 14 de enero, llegó ayer a las urnas y lo hizo con una participación masiva de los ciudadanos de este país en la primeras elecciones democráticas, no sólo en Túnez, sino en todo el mundo árabe. Pioneros de la libertad, muchos tunecinos lloraron ayer de alegría ante las urnas en Túnez al igual que Hajar. Personas como Kaouthar Hamed que confesaba 'no haber pegado ojo en toda la noche' de la emoción.

La Primavera Árabe llena las urnas de Túnez en el camino hacia la democracia

El país amaneció con el bello espectáculo de enormes colas ante los colegios electorales, que se extendían varias manzanas cuando todavía no habían dado las siete de la mañana, la hora en la que abrieron los centros de votación. Delante del colegio de la escuela de comercio de la calle Marsella, en el centro de la capital, un hombre ya maduro a bordo de una moto, pasaba con el dedo manchado de tinta en alto gritando: 'He votado, he votado'.

Dos horas antes del cierre de los colegios, a las siete de la tarde, la Instancia Superior independiente para las Elecciones de Túnez (ISIE), calculaba en un 70% la afluencia a las urnas. Al cerrar sus puertas, los centros seguían abarrotados de votantes que aún esperaban para ejercer el derecho que la dictadura de Ben Ali les conculcó durante 23 años, reduciendo las citas electorales a meras mascaradas. Algo que el ISIE trató de evitar ayer invitando a más de 5.000 observadores, el 20% internacionales, a supervisar los comicios.

Hasta tres horas esperaron muchos ciudadanos para depositar su papeleta. Frida Dahmani y su hija Rim, vestidas completamente de rojo, el color de la bandera tunecina, fueron de las primeras en votar; a las ocho de la mañana ya lo habían hecho. 'Nos hemos levantado a las cinco y media', decía Frida.

Pese a la paridad de listas impuesta, sólo un 5% las lideran mujeres candidatas

Lo que estas elecciones decidirán no son sólo los 217 miembros de la Asamblea Constituyente que deberá redactar en un año una nueva Carta Magna y nombrar a un nuevo presidente y un Gobierno interino. Lo que estaba en juego ayer era comprobar si la incipiente democracia tunecina pasaba la prueba de fuego de la legitimidad popular imprescindible para llevar a buen puerto la transición.

A Ben Alí no lo expulsaron los partidos políticos ni los más de 11.000 candidatos que ayer competían en más de 1.500 listas electorales, de las que cerca de la mitad estaban compuestas por independientes. Al dictador lo expulsó un pueblo que ayer debía decidir si daba su aval a sus políticos. La participación masiva indica que así ha sido.

Muchos electores lloraban de alegría al depositar un voto pionero en el islam

Hacía falta mucho entusiasmo para elegir entre los representantes de más de un centenar de partidos y entre la pléyade de candidatos que se presentaban ayer, la inmensa mayoría unos grandes desconocidos para la población. En realidad, desde el principio han sido los partidos opositores que ya existían durante la dictadura los que han centrado el debate.

El gran favorito en estos comicios es Ennahda (Renacimiento), el movimiento islamista moderado, clandestino y perseguido en la época de Ben Alí, al que los sondeos efectuados en septiembre, antes de que entrara en vigor la prohibición de difundir encuestas durante la campaña electoral, atribuyen alrededor del 25% de los votos. Aunque los resultados oficiales no se conocerán hasta el martes, anoche había cábalas sobre la posibilidad de que los islamistas incluso superasen estas proyecciones.

A Ennahda sigue, según la encuesta del Observatorio Tunecino para la Transición Democrática, el Partido Democrático Progresista (PDP), situado en el centroizquierda, con el 16% de intención de voto, y después la formación Ettakatol, o Frente Democrático por el Trabajo y las Libertades (FDTL), también de centroizquierda, que podría obtener un 14% de apoyo.

El sistema electoral elegido para estos comicios, proporcional de resto mayor, augura una Asamblea atomizada, sobre todo porque no se ha fijado un umbral mínimo para obtener escaños. Muchas listas obtendrán un solo representante, que, en estos casos, será casi siempre un hombre, pues pese a la paridad en las listas impuesta por el Gobierno, sólo un 5% de las listas están encabezadas por mujeres.

Dos horas antes del cierre de los colegios ya había votado un 70% del electorado

Aunque la elección de este sistema obedece al deseo de que todas las sensibilidades políticas estén representadas, la atomización de la Asamblea hará necesario la búsqueda de amplios consensos y de pactos entre los partidos.

El politólogo e intelectual de la izquierda tunecina Rheda Tlili explicó ayer a Público que los futuros pactos serán la clave del futuro de la transición tunecina, pues parece improbable que algún partido, ni siquiera el de los islamistas, 'obtenga la mayoría absoluta'. Algo que a los tunecinos no parecía preocuparles ayer porque, como decía Frida Dahmani , la democracia 'ya ha vencido en Túnez, por encima de quien gane'.

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