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Berlusconi promete dimitir cuando cumpla las exigencias de Bruselas

La coalición de Gobierno se queda en minoría tras la aprobación de los Presupuestos en el Parlamento

DANIEL DEL PINO

'The End', titulaba anoche la portada de su edición digital un diario milanés. Pero aunque pueda parecerlo, la película de la que hablaba no ha terminado aún y quizá reserve una sorpresa final para el espectador. Silvio Berlusconi prometió ayer al presidente de la República, Giorgio Napolitano, que presentará su dimisión una vez que apruebe en el Parlamento, se espera que a finales de mes, las medidas que expuso en Bruselas el pasado 26 de octubre durante la cumbre de jefes de Estado.

El primer ministro italiano acababa de comprobar con la votación de las cuentas generales de 2010 que su mayoría gubernamental ya no existe y que los 'traidores', tal y como los había llamado el día anterior, eran más de los que pensaba. Ahora bien, el gesto de Il Cavaliere no es el de una persona que acepta su derrota, sino el de un estratega que pretende jugar sus cartas hasta el último minuto: las elecciones anticipadas a principios de 2012.

El presidente Napolitano fuerza al primer ministro a irse a fin de mes

La historia de la larga jornada de ayer se entiende mejor, como indicaba dicho titular, por el final. A las 18.30 horas Berlusconi, acompañado del subsecretario de su partido, Gianni Letta, fue al Palacio del Quirinal para entrevistarse con Napolitano.

Desde el entorno de Il Cavaliere dejaron bien claro que en ningún momento se le había pasado por la cabeza presentar su dimisión inmediata. Y como se comprobó en el comunicado del presidente de la República tras la reunión, así fue: 'El presidente del Consejo ha manifestado al jefe del Estado ser consciente de la implicación del resultado del voto en la Cámara; y al mismo tiempo le ha expresado su preocupación por la necesidad de dar una respuesta urgente a las exigencias de los líderes europeos con la aprobación de la Ley de Estabilidad'

Una vez cumplido con este paso, continuaba la nota 'el presidente del Consejo pondrá su cargo a disposición del jefe del Estado, que procederá a abrir una serie de consultas con todas las fuerzas políticas'. No había pasado media hora cuando Berlusconi aseguraba en directo al informativo de uno de sus canales: 'Tras la aprobación de esta ley financiera renunciaré para permitir que el jefe del Estado abra consultas. La única alternativa que veo son las elecciones'. Un poco más tarde, nueva conexión con el informativo de Rai 1: 'No hay alternativa al Gobierno Berlusconi: creo que iremos a unas nuevas elecciones, aunque el futuro depende de Napolitano'.

'Il Cavaliere' quiere elecciones tras su salida para evitar un Gobierno de unidad

La conclusión es que Il Cavaliere dimitirá, como ha prometido, pero luchará hasta el final para frenar cualquier intento de la oposición o de los disidentes de su propio partido para formar un Gobierno de unidad nacional, de transición o uno técnico. El secretario general del Partido Democrático, Pierluigi Bersani, empezó a verlo claro: 'Que Berlusconi no intente influir en Napolitano con sus declaraciones, hay que abrir una nueva estación', dijo.

¿Qué pasó en el Parlamento para llegar a este punto? Básicamente lo que se esperaba desde hace un mes. A las 16.00 horas, el Gobierno consiguió con 308 votos a favor y 321 abstenciones la aprobación de las cuentas generales del Estado de 2010 que en octubre habían sido rechazadas.

No era una victoria para Berlusconi, sino el certificado de su debilidad. La oposición en bloque y varios díscolos del Pueblo de la Libertad (PdL) querían servir en bandeja un mensaje simbólico al Gobierno: no tenéis los números para seguir adelante. Dimisión y cambio.

La mayoría parlamentaria está en 316 diputados, por tanto, a Il Cavaliere le faltaban ocho. 'Estoy triste y sorprendido porque tengo una relación desde hace años con las personas que no han votado y formaron parte incluso de Forza Italia', diría por la noche, pero volvió a asegurar que 'la mayoría existe cuando sometemos las votaciones al voto de confianza'. Esto quizá sea otra de las claves a tener en cuenta en los próximos días.

La Ley de Estabilidad es la forma en la que el Gobierno ha adaptado los Presupuestos a la crisis. Como prometió Berlusconi antes de acudir al G-20 de Cannes la semana pasada, el Ejecutivo introducirá una serie de enmiendas a ese decreto, con algunas de las reformas anunciadas. Il Cavaliere dijo, además, que estarían listas para el 15 de noviembre, pero a día de hoy, la comisión del Senado que estudia los Presupuestos aún no ha recibido dichas enmiendas. Por si fuera poco, la misión de la UE que debe supervisar el trabajo del Ejecutivo frente a la crisis llegó ayer a Roma.

Es probable que todo esté listo para votarse a fin de mes y Berlusconi tiene calculado cómo. Por una parte, con la presión de la UE sobre Italia, la oposición se verá obligada a aprobar cualquier cosa que le proponga el primer ministro.

Por otra, una vez anunciada la dimisión, los disidentes ya no tendrían motivos para votar contra el Gobierno. Conociendo lo enrevesado del personaje, no sería de extrañar que sometiera el texto a una moción de confianza y que, de ganarlo, le diera pie para volver a decir que su Ejecutivo no está finiquitado.

Otra posibilidad es que introduzca normas lo más restrictivas posibles en la ley, como la facilidad de despido y el aumento de la edad de jubilación a los 67 años, y poner a la oposición en la tesitura de votar en contra. La dimisión llegaría después, los partidos opositores se enfrentarían entre ellos y Napolitano no tendría más remedio que llamar a las urnas por falta de acuerdo.

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