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Una oposición dividida y sin agenda común

Los partidos no logran unirse frente al plan del Ejército para controlar la Constitución

 

RICARD GONZÁLEZ

Las sedes centrales de los partidos egipcios despliegan una actividad frenética ante las elecciones generales, cuya primera ronda se celebrará el día 28, y hasta el último momento hubo cambios en la composición de las grandes coaliciones electorales en liza.

Estos van a ser los segundos comicios en un país donde la Primavera Árabe barrió a un dictador, y los primeros libres en Egipto desde la Revolución de 1952, que instaló a los militares en el poder. En total, se elegirán 498 diputados al Parlamento y otros 174 representantes a la Cámara Alta en un proceso electoral maratoniano que no terminará hasta mediados de marzo. Con la finalidad de garantizar el buen desarrollo de las elecciones, se realizarán tres rondas electorales, cada una en una región diferente del país, y de forma consecutiva para cada una de las dos cámaras.

A las elecciones concurren 47 partidos agrupados en cuatro alianzas

A las elecciones concurrirán 47 partidos, la mayoría creados después de la Revolución del pasado mes de enero, agrupados en cuatro grandes plataformas. La favorita es la Alianza Democrática, una coalición de 12 partidos que lidera Libertad y Justicia, la marca electoral de los Hermanos Musulmanes. El grupo también incluye a liberales y nacionalistas de izquierda.

Hasta hace apenas un mes, la Alianza estaba compuesta por más de 40 partidos, pero se resquebrajó por discrepancias a la hora de elaborar las listas conjuntas. Entre las formaciones que se escindieron figuran las principales facciones de los islamistas radicales, que se agruparán en una lista única bajo las siglas Nour.

Según los expertos, la constitución de varias listas islamistas dificultará que puedan alcanzar la mayoría absoluta en el legislativo.

Se celebrarán tres rondas electorales entre el 28 de noviembre y marzo

No obstante, los partidos laicos también se encuentran divididos en dos grandes y heterogéneas coaliciones: el Bloque Egipcio y Revolución Continua. La primera agrupa desde un partido neoliberal creado por el magnate de la comunicación Naguib Sawiris, hasta los comunistas del Tagammu. La segunda es más progresista, y reúne a partidos socialdemócratas y grupos de jóvenes activistas.

El Wafd, el partido histórico liberal que dominó la vida política egipcia durante la primera mitad del siglo XX optó por acudir en solitario, igual que los islamistas moderados del Wasat, y varias formaciones que reúnen a diputados y notables del PND, el disuelto partido de Hosni Mubarak.

Esta gran diversidad del panorama político egipcio es una muestra del estado de ebullición que experimenta el país, así como de la incapacidad de los líderes de la oposición de unirse en torno una agenda común frente a la Junta militar. Esta división volvió a mostrarse el martes, cuando el Gobierno convocó una reunión para presentar un borrador de los principios que deberá incluir la futura Constitución; una tarea, en teoría, reservada al nuevo Parlamento.

Mientras el liberal Wafd expresó su apoyo al texto, los Hermanos Musulmanes lo condenaron de forma enérgica, al considerar que la simple existencia de unos 'principios supraconstitucionales' vulnera la soberanía popular, y tiene como propósito evitar que la Constitución refleje una hipotética victoria islamista.

Uno de los aspectos más polémicos del borrador es que otorga unos amplios poderes al Ejército. Su cúpula sería la única con la potestad de elevar propuestas de ley que afectaran a las Fuerzas Armadas.

Otra de las grandes preocupaciones de políticos y activistas es la falta de garantías sobre la limpieza y seguridad de los comicios. Además, el control del proceso corresponderá sólo a la Justicia egipcia, pues no se permitirá la presencia normal de observadores internacionales.

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