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Batallas campales en Egipto entre policías y manifestantes

Al menos seis muertos y 1.300 heridos en dos jornadas de protestas contra la Junta Militar

RICARD GONZÁLEZ


El centro de El Cairo ha revivido durante las últimas 48 horas escenas de violencia muy parecidas a las de la revolución que destronó al rais Hosni Mubarak el pasado febrero. Manifestantes y policías se enzarzaron en batallas campales tanto en la capital, por el control de la plaza Tahrir, como en las ciudades de Alejandría, Suez y Asuán. Los disturbios, a ocho días de las primeras elecciones libres del país, se saldaron con seis muertos, uno de ellos en Alejandría, y más de 1.300 heridos.

Todo empezó en la madrugada del sábado, cuando la Policía antidisturbios desalojó por la fuerza a unas 200 personas acampadas en el centro de la mítica plaza cairota para solicitar que la Junta Militar entregara el poder a un Gobierno civil. Muchos de esos manifestantes, como Yaser Abd Abou, son víctimas de la revolución que han visto cómo el Gobierno incumplía su promesa de indemnizarlos.

Los opositores logran reconquistar Tahrir tras 48 horas de lucha callejera en El Cairo

'Estábamos en la plaza protestando pacíficamente cuando la Policía vino y empezó a golpearnos con saña. La revolución que empezó el 25 de enero continúa y no terminará hasta que los militares abandonen el poder', afirma con gesto de cansancio Abd Abou, propietario de una tienda de teléfonos móviles, que ha pasado las últimas noches al raso.

Al enterarse del brutal desa-lojo, varios miles de activistas se dirigieron a la plaza Tahrir para reconquistarla. La Policía usó gases lacrimógenos y disparó balas de goma para dispersar a los manifestantes, que respondieron lanzando piedras y cócteles molotov.

Después de varias horas de lucha por las calles del centro de la capital, en la madrugada del domingo los manifestantes habían retomado Tahrir. Por la tarde, aún se percibía un fuerte olor a gas lacrimógeno en la plaza, en cuyo corazón se alzaba una decena de tiendas de campaña. '¡Cada bala nos hace más fuertes!', coreaban victoriosos unos 5.000 manifestantes, además del ya clásico '¡El pueblo quiere la caída del mariscal!', en referencia a Mohamed Tantawi, presidente de la Junta Militar.

La revuelta popular se extiende a otras ciudades como Suez, Asuán y Alejandría

Al caer la noche, terminó la tregua concedida por las Fuerzas de Seguridad, que volvieron a irrumpir en la plaza con disparos y golpes de porra y quemaron las tiendas de campaña. Ni siquiera los médicos voluntarios de una clínica de primeros auxilios situada en un rincón de Tahrir,que repartió las mascarillas que lucían muchos de los jóvenes revolucionarios, se libraron de la brutal ofensiva, en la que murieron cuatro personas. Pero la violencia policial sólo aumentó la determinación de los activistas, que se multiplicaban a medida que avanzaba la noche, y finalmente consiguieron recuperar de nuevo Tahrir.

'Esta es la misma violencia del antiguo régimen. Los policías nos dicen que tienen órdenes de pegarnos hasta que marchemos', decía Mona Seif, líder de la campaña 'No a los juicios militares'. Según las organizaciones de derechos humanos, desde la revolución, unos 12.000 civiles han sido sometidos a procesos militares bajo la ley de emergencia vigente desde hace tres décadas. El hermano de Seif, el conocido blogero Alaa Abdel Fattah, detenido desde hace 20 días, se ha convertido en el último icono revolucionario. Su rostro, pintado en las paredes con spray, decora el centro de El Cairo.

Los principales partidos políticos egipcios condenaron la actuación policial, que Mohamed al Baradei no dudó en calificar de 'bárbara', y varios de ellos, como la coalición progresista La Revolución Continua, suspendieron sus actividades de campaña. A sólo una semana de sus primeras elecciones libres, Egipto no está en transición, sino sumido en el desconcierto y la rabia ciudadana.

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