Público
Público

Merkel y Sarkozy diseñan una Europa sólo de austeridad

Francia y Alemania exigen que los países que incumplen el tope de deuda sean tutelados por el Tribunal de Justicia de la UE. Adelantan un año, a 2012, la entrada en vigor del fondo de rescate

DANIEL BASTEIRO

La Europa que quieren Nicolas Sarkozy y Angela Merkel es implacable con los países con gran gasto público, no contempla los eurobonos, salvo en debates a largo plazo, y está preparada para dejar de lado a los socios que pongan reparos. Tras pronunciar por separado dos discursos sobre Europa, el jueves y el viernes, el presidente francés y la canciller alemana se reunieron en París para poner el broche a su proyecto de “refundación” económica que persigue Sarkozy. Según advirtió Merkel, Europa puede no ser sinónimo político de Unión Europea. Los cambios que se negociarán en la cumbre que los 27 celebrarán el jueves y el viernes en Bruselas no esperarán al largo y complejo proceso de negociación y ratificación que implica cambiar los tratados europeos. “Si hay alguien que no quiere o no puede hacerlo, preferimos actuar a 17 [por los miembros de la eurozona] porque el euro es esencial”, anunció.

Tanto a 17 como a 27, el euro quiere dar un salto en la integración que se basa, fundamentalmente, en la mano dura contra los países con gran gasto público. “Queremos asegurarnos de que los desequilibrios que han llevado a la zona del euro a su situación actual no emergen de nuevo”, explicó Sarkozy, antes de hilar con Merkel la lista de medidas en la que ambos se imponen y ceden al mismo tiempo. A través de ellas, se constata que la Europa que quieren ahora Nicolas Sarkozy también es una Europa que rectifica lo que ambos líderes diseñaron en otro de sus encuentros, en octubre del año pasado de Deauville (Francia). Los dos jefes de Gobierno acordaron imponer “sanciones automáticas si se rompe la regla del déficit por debajo del 3%” que fija el Pacto de Estabilidad. Ambos países incumplieron hace años la regla e impusieron una reforma para suavizarlo, pero, tras el estallido de la crisis, Alemania forzó su endurecimiento con la amenaza de multas millonarias.

La introducción ahora de sanciones automáticas sepulta una de las grandes victorias de Sarkozy ante la canciller el año pasado. En esa cumbre, el presidente francés se había asegurado de que serían los ministros de los 27 los que tendrían la última palabra sobre las sanciones, pudiendo disculpar a algún país por circunstancias específicas o factores externos a su competencia.

Además, Francia y Alemania exigen “límites a la deuda jurídicamente vinculantes y que sean supervisados por el Tribunal de Justicia de la UE para que el Pacto de Estabilidad funcione”, según Merkel. En otras palabras, ambos países exportan el límite alemán al endeudamiento grabado en la Constitución que este verano fue implantado en España.

Por otra parte, el eje francoalemán opta por adelantar la entrada en vigor del nuevo fondo de rescate. Estaba previsto que echase a andar en junio de 2013 y sustituyese al actual, que ha sufrido varias modificaciones y no tiene apenas fondos para llevar a cabo sus múltiples funciones. Según los dos líderes, el nuevo mecanismo estará listo para funcionar en algún momento de 2012. Las decisiones se tomarán por mayoría cualificada, al alcanzar el 85% de los votos, algo que terminará con la angustia que recorre las capitales europeas cuando se toma una decisión que depende de la unanimidad de los 17 socios para salir adelante. El refuerzo del fondo actual o el rescate de Grecia estuvieron durante semanas en jaque por la negativa de países de pequeño tamaño, como Eslovaquia o Finlandia, respectivamente. En el futuro no hará falta la unanimidad, sino que bastará con que se apruebe por una gran mayoría de países del euro.

El nuevo fondo eliminará la cláusula –aplicada también a todo título de deuda de un país del euro emitido a partir de junio de 2013– por la cual los propietarios de esos bonos aceptarían la posibilidad de no recuperar todo lo invertido cuando llega el vencimiento. La medida fue también pactada por Merkel y Sarkozy en su cumbre de octubre del año pasado y era, en este caso, una exigencia irrenunciable de la canciller.

En la práctica, significaba hacer pagar a los bancos por parte de los rescates de un país en apuros, algo que, finalmente, se ha llevado a la práctica con Grecia. Los mercados y el Banco Central Europeo (BCE) reaccionaron entonces con furia ante la medida provocando una declaración de urgencia de varios ministros del euro en la que recordaron que sólo entraría en vigor en 2013. Poco importó, porque entre los inversores se instaló la idea de que Europa no era de fiar y podría no hacer frente a sus deudas. Hoy, Sarkozy hizo llegar “el mensaje a los inversores de todo el mundo de que en Europa devolvemos lo que debemos”. El caso de Grecia, según repiten a menudo los líderes del euro, es “excepcional”, “único” e irrepetible.

Aunque este lunes Sarkozy y Merkel no lo mencionaron, sobre la mesa de la cena en la que el jueves se tratarán estos asuntos habrá una propuesta para dotar de licencia bancaria al nuevo fondo. Fuentes comunitarias confirmaron a este diario que hay un número importante de países que piden recuperar la vieja reivindicación francesa de que el fondo de rescate se constituya como un banco. Así, podría acudir al BCE en busca de liquidez, como hacen las entidades privadas, y su capacidad de actuación se multiplicaría exponencialmente al tener detrás a la institución monetaria inyectando grandes sumas de dinero.

La idea es vista con recelos por Berlín y por el BCE, una institución deseosa de que el fondo de rescate se dote de los medios suficientes para cederle las compras de deuda que mantienen a Italia o España alejadas del precipicio. Sobre el papel del BCE, tanto Merkel como Sarkozy repitieron que no es un tema que les preocupe y volvieron a defender su independencia. Cada vez más analistas ven en ello un mensaje en clave. Si la UE o la eurozona acuerda un pacto sobre la austeridad que no pueda ser incumplido en el futuro, la institución con sede en Fráncfort actuará ahora comprando masivamente deuda para acabar con las dudas de los especuladores.

Si Merkel cede sobre la participación de los bancos en los rescates o la posibilidad de que el nuevo fondo actúe como un banco, Sarkozy hace lo propio en cuanto a las sanciones automáticas contra el déficit y los eurobonos. El presidente francés, abogado clave de la gestión conjunta de la deuda que reclaman Italia o España, advirtió ayer de que “Francia y Alemania no van a pagar las deudas de otros sin ser capaces de controlar las emisiones de deuda de los otros”. En otras palabras: primero, la austeridad y, después, la solidaridad.

El eje francoalemán pretende llevarse un acuerdo de los 27 el jueves que incluirá numerosos cambios legales en la Unión y que podría implicar un nuevo tratado para los países del euro. El primer ministro británico, David Cameron, aseguró que podría someter a referéndum los cambios pero sólo si implican ceder soberanía a Bruselas, algo que no espera.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional