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Los servicios de inteligencia no saben qué pasa en Pyongyang

La prensa surcoreana y la estadounidense critican a sus servicios de inteligencia por enterarse con más de dos días de retraso de la muerte de Kim Jong-il

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¿Cómo saber qué ocurrirá en el futuro en Corea del Norte si se desconocía lo que ya había sucedido? La prensa surcoreana y la estadounidense critican a sus servicios de inteligencia por enterarse con más de dos días de retraso de la muerte de Kim Jong-il, y sólo porque fue retransmitida por la televisión norcoreana.

The New York Times se preguntaba ayer por qué no fueron detectadas las llamadas realizadas entre los oficiales tras el fallecimiento de su líder, pese a las interceptaciones telefónicas y el uso de los satélites y aviones espía. También criticó que no les llamase la atención la presencia de numerosos soldados en torno al tren en el que murió el dictador. Ejemplos que reflejan la cerrazón y el secretismo de Pyongyang, cuyas pruebas nucleares incluida la construcción de un reactor en Siria durante la guerra de Irak burlaron los ojos de Occidente. El Gobierno de Seúl reconoció ayer su inoperancia.

'Tenemos planes inequívocos sobre qué hacer si Corea del Norte decide atacar, pero no si su régimen se desmorona', reveló Michael J. Green, asesor en asuntos asiáticos durante la era Bush. Por ello, NYT considera que las informaciones que posee su país sobre la sucesión y la transición norcoreanas son meras conjeturas.

Pese a las antenas desplegadas en la frontera y los chivatazos de los desertores, Pyongyang limita la información sensible a un reducido círculo de oficiales, que mantienen sus bocas selladas. En la opacidad reside su fortaleza, comentó Christopher R. Hill, que participó en las negociaciones sobre desarme nuclear, consciente de que comprender su liderazgo y estructura de poder resulta muy complejo.

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