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La Fiscalía cree que el capitán intentó destruir las pruebas

Será interrogado hoy por el juez que se encarga de la investigación preliminar

D. DEL PINO

Francesco Schettino, el capitán del Costa Concordia, será interrogado hoy por el juez que se encarga de la investigación preliminar. Este magistrado evaluará el informe de la Fiscalía de Grosseto sobre el naufragio y decidirá si hay suficientes pruebas para encausar al capitán.

Por los cientos de testimonios de los pasajeros y de los propios miembros de la tripulación, parece imposible que esto no suceda. Sobre él recaen las acusaciones de homicidio múltiple involuntario, naufragio y abandono del barco, y las penas podrían llegar hasta los 15 años de prisión. Desde el sábado está en la cárcel de Grosseto por como explicó ayer el fiscal jefe, Francesco Vesurio'las sospechas de que pudiera escaparse'.

Por si quedaba alguna duda, Il Fatto Quotidiano publicó anoche la trasncripción de las llamadas telefónicas entre la Capitanía de Puerto de Livorno y el capitán Schettino. La primera llamada al barco se produjo a las 21.49 para preguntar si todo estaba bien. El mismo diario informó el día anterior que en realidad fue la hija de una pasajera la que alertó a las autoridades de lo que estaba sucediendo en el barco. 'Es sólo un problema técnico. No les podemos comunicar nuestra posición, en cuanto lo solucionemos llamamos nosotros'. Desde entonces y hasta las 00.42 horas no se supo nada. En ese momento, cuando hacía sólo 40 minutos que comenzó la evacuación, Schettino ya estaba en los escollos. La Guardia de Livorno le telefoneó para preguntarle cuánte gente quedaba en el barco, a lo que respondió 'cuarenta personas'. La cifra les chocó por lo que le preguntaron que cómo era posible que hubiera 'tan pocas personas'. Schettino contestó que 'no estoy a bordo porque hemos abandonado la nave'.

La Guardia Costera le pregunta cómo es eso posible y le pide que vuelva al Costa Concordia a coordinar la evacuación. A las 1.46 horas de la madurgada, Schettino recbe otra llamada en la que el interlocutor le espeta: 'Ahora mismo usted vuelve al barco [...] Me tiene que decir cuántos pasajeros quedan'. El capitán contestó: 'Estoy a bordo... pero estoy aquí'. El Guardia, comprendió que no tenía intención ninguna de volver y le dio un ultimátm: 'Comandante, esto es una orden. Ahora mando yo [...] ya hay cadáveres. Schettino se limitó a preguntar cuántos, pero nunca regresó. Llegó en un bote hasta el puerto y se fugó en un taxi.

No obstante, algunos investigadores, citados por medios italianos, sugirieron que el capitán se ofreció voluntario para volver a la nave, pero no para ayudar a los pasajeros, sino para recuperar la caja negra y así destruir las pruebas.

'Hasta ahora hemos escuchado el testimonio de centenares de personas y empieza a confirmarse la idea que nos hicimos desde el principio y que además cuenta con la confirmación de las autoridades marítimas y la Guardia Costera', dijo Vesurio.

Es decir, que Schettino se aproximó peligrosamente al litoral para 'saludar' a sus habitantes con las sirenas. El motivo era tener un gesto deferente con el maître, Antonello Tievoli, cuyos padres viven en la isla.

La hermana de éste publicó en su muro de Facebook a las nueve de la noche que 'en breve podréis ver pasar el Costa Concordia'.

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