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La revuelta popular contra los recortes del FMI derriba al Gobierno rumano

El primer ministro, Emil Boc, anuncia la dimisión de su Gabinete pero dice haber salvado al país del 'colapso'

PIOTR KOWALSKI

Las multitudinarias manifestaciones y protestas populares contra la política de austeridad y los recortes sociales y salariales en Rumanía, impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), obligaron al Gobierno de centroderecha a dimitir. El primer ministro, Emil Boc, presidente del conservador Partido Demócrata Liberal (PDL) y estrecho colaborador del jefe del Estado, Traian Basescu, a quien la oposición acusa de autoritarismo, anunció la caída de su Gabinete tras semanas de revuelta laboral.

Rumanía es, con Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea (UE), y sufre una profunda crisis económica, motivo por el cual está en manos de Bruselas y del FMI. Los indignados rumanos, que cuentan con el apoyo de la coalición opositora entre el Partido Social Demócrata (PSD) de Victor Ponta y el Partido Nacional Liberal (PNL) de Crin Antonescu, llevan semanas pidiendo las dimisiones de Basescu y de Boc y la convocatoria de elecciones generales anticipadas.

La oposición y los indignados llevan semanas exigiendo un nuevo Ejecutivo

La renuncia de Boc, que tiene 45 años, se produjo después de una reciente visita de evaluación de la situación económica y financiera de Rumanía por parte de responsables del FMI. Este organismo aplaudió el pasado domingo a través de un comunicado el programa de drásticas reformas emprendido por los gobernantes conservadores rumanos. Boc ha rebajado los salarios de los funcionarios un 25% y ha aumentado el IVA del 19% al 24% en un país donde el sueldo medio mensual es de 350 euros.

'He tomado la decisión de presentar la dimisión del Gobierno para distender la situación política y social del país, pero también para no perder lo que los rumanos han ganado: la estabilidad económica', declaró Boc en un discurso retransmitido por televisión. Boc, al que muchos rumanos califican de 'marioneta' al servicio del presidente Basescu, afirmó que la política de austeridad de su Gobierno ha 'salvado al país del colapso económico', y por eso ha 'tomado decisiones muy difíciles, pensando en el futuro de Rumanía, no porque quisiera, sino porque ha sido necesario'.

El propio Boc pidió a la Cámara Baja que dé lo más rápidamente posible su confianza a un nuevo jefe de Gobierno, para evitar el empeoramiento de la crisis política, social y económica. Este lunes mismo se iniciaron los primeros contactos entre Basescu y los partidos parlamentarios y el presidente nombró inmediatamente un primer ministro interino, el actual titular de Justicia, Catalin Predoiu.

Muchos rumanos consideran a Boc una 'marioneta' del presidente Basescu

Según diversos analistas, Basescu podría optar por un Gobierno tecnocrático para dirigir los asuntos del país balcánico hasta las elecciones generales de noviembre. El liberal Crin Antonescu proclamó: 'No vamos a aceptar a un primer ministro propuesto por el presidente Basescu. Sólo aceptaremos una solución: las elecciones anticipadas. La dimisión del Gobierno es la victoria de los que han protestado para pedir un cambio'. Por su parte, el socialdemócrata Victor Ponta dijo: 'Estamos abiertos a cualquier tipo de fórmula responsable que desemboque en elecciones anticipadas, aunque no queremos provocar un deterioro de la situación política'.

La tensión popular llegó a tal nivel de gravedad que algunos dirigentes del PDL, como el eurodiputado Cristian Preda, pidieron la dimisión de Boc y la semana pasada la oposición decidió boicotear las comisiones parlamentarias en marcha para demostrar su disconformidad por la cerrazón del Gobierno conservador ante el descontento popular. Según el politólogo Cristian Parvulescu, el 'autismo político' de la derecha frente a las exigencias de la ciudadanía ha conducido a Rumanía a una situación de difícil solución.

Bucarest ha subido el IVA y rebajado en un 25% los salarios de los funcionarios

El Ejecutivo conservador fue incapaz de dar una respuesta medianamente aceptable al descontento mayoritario de los rumanos, y ni siquiera la destitución del ministro de Exteriores, Teodor Baconschi, por haber insultado a los indignados rumanos, pudo calmar los ánimos populares. Boc calificó de 'intolerables' los actos violentos, pero se vio en la obligación de hacer un llamamiento a la calma y al diálogo y el ministro del Interior, Traian Igas, exigió a la Policía que actuara 'con firmeza' contra la violencia.

El índice de popularidad de Boc cayó por debajo del 15% y la contestación social, en muchos casos alentada por las redes sociales, se extendió a una treintena de ciudades. Rumanía concluyó en marzo de 2011 con las instancias financieras internacionales un acuerdo sobre una línea de crédito de 5.000 millones de euros. En 2009, el Estado balcánico recibió una primera ayuda financiera de 20.000 millones de euros del FMI y la UE, a cambio de impulsar un plan de austeridad tan duro como el de Grecia que ha empobrecido a muchos ciudadanos rumanos.

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