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Bo Xilai, el político estrella traicionado por 'Robocop'

El gobernador de Chongqing ve peligrar su ascenso a la cúpula del PCCh

DAVID BRUNAT

China vive hoy una de las intrigas políticas más morbosas y comprometidas de los últimos tiempos. El protagonista no podía ser mejor elegido: Bo Xilai, gobernador de Chongqing, admirado por su carácter íntegro y su tenaz lucha contra las mafias y la corrupción. Su meteórico ascenso hacia uno de los nueve puestos del Comité Permanente del Partido Comunista de China (PCCh), la élite dirigente del país, podría verse truncado a causa de un escándalo de todavía incalculables proporciones.

La liebre saltó la semana pasada. Wang Lijun, lugarteniente de Bo Xilai y vicealcalde de Chongqing (una ciudad-provincia de 33 millones de habitantes), se personó en el consulado de Estados Unidos en Chengdú, en la vecina provincia de Sichuan, para pedir asilo político debido a que temía por su vida tras una fuerte disputa con Bo Xilai.

El ex jefe policial Wang Lijun dice que posee pruebas sobre crímenes de Bo

Casualmente, este mandó centenares de vehículos militares y policías armados al lugar, quienes asediaron virtualmente el consulado con el objetivo de que la otrora mano derecha se entregara. Wang Lijun salió del complejo diplomático 24 horas después sin lograr su objetivo, aunque no se fue de vacío. Distintas fuentes aseguran que Wang se desplazó después a Pekín tras llegar a un acuerdo con el Gobierno central: protección a cambio de información.

A muchos les ha sorprendido que Wang Lijun, apodado Robocop por su lucha implacable contra la delincuencia y su amor por las armas de fuego, personaje que incluso sirvió de inspiración para una serie de éxito en la televisión nacional, haya caído precipitadamente en desgracia. La explicación se encuentra en las luchas de poder entre los clanes y familias políticas chinas, que batallan por obtener cargos de importancia en el Congreso del PCCh que se celebrará en noviembre y que escenificará el cambio de liderazgo en el Gobierno chino, una sucesión generacional que tan sólo ocurre una vez cada década.

Porque, si bien Bo Xilai se ha granjeado fama y admiración gracias a su campaña anticorrupción (dirigida precisamente por su jefe de Policía, Wang Lijun), también ha cosechado grandes enemigos debido a sus métodos poco ortodoxos, como resucitar la propaganda de la era maoísta y emprender una campaña ultranacionalista en los medios de comunicación. Y fueron estos enemigos quienes, hurgando en el historial de Bo, encontraron trapos sucios en el expediente de Wang. Este, que siempre fue leal a su jefe, solicitó protección, pero Bo le dio la espalda para cortar toda vinculación con él, consciente de lo mucho que se juega en los próximos meses.

Wang se refugió durante 24 horas en el consulado de EEUU en Chengdú

'En chino decimos tu si gou peng: cuando el perro ya no hace falta para cazar conejos, lo hervimos para comerlo', admitió al diario Financial Times una fuente anónima con contactos en el Gobierno.

Wang asegura poseer pruebas sobre múltiples escándalos y crímenes perpetrados por altos dirigentes, incluido Bo Xilai. De ahí que Pekín haya aceptado protegerle y tratarle con deferencia en el caso por el cual se le investiga: los escándalos de corrupción en la ciudad de Tieling.

Poco se sabe sobre esta trama, sólo que Wang Lijun fue jefe de Policía en Tieling años atrás. Desde que los enemigos de Bo empezaron a tirar del hilo, se ha sabido que su sucesor en la ciudad fue detenido por corrupción y podría estar cumpliendo 12 años de cárcel. Mientras, el político estrella Bo Xilai aguarda en Chongqing lo que su ex mano derecha pueda estar confesando en Pekín.

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