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Argentina clama contra los efectos nefastos de la privatización del tren

Un ingeniero denuncia que la empresa recortó costes que han minado la seguridad del transporte ferroviario

MAR CENTENERA

¿Qué pasó en los últimos 40 metros? El juez argentino Claudio Bonadío continuaba ayer reuniendo pruebas para resolver esta incógnita y saber así por qué el tren 3772 no frenó al llegar a la estación porteña de Once, provocando la muerte de 50 pasajeros y dejando a más de 700 heridos. Sin embargo, directivos sindicales, expertos y usuarios de Cercanías formulaban en voz alta preguntas de largo recorrido: ¿qué pasó en las últimas dos décadas? Es decir, ¿cómo es posible que desde que el sistema ferroviario fue privatizado por el expresidente Carlos Menem se ha acentuado su precarización? ¿Qué ha pasado con los subsidios millonarios que las compañías privadas de transporte reciben del Estado?

La indignación con la que los porteños respondían ayer a estos interrogantes fue subiendo de tono a medida que portavoces de la empresa concesionaria, Trenes de Buenos Aires (TBA) y del Gobierno argentino hacían declaraciones eludiendo su responsabilidad. En la estación de Once, custodiado por policías, el director de material rodante de TBA, Roque Cirigliano, apuntó a un posible error humano: 'Parece que el equipo técnicamente funcionó con normalidad. Pudo haber sido un fallo humano o un fallo técnico. El conductor pudo haber tenido algún problema'. Justo antes afirmó que 'el servicio de TBA es aceptable'.

Un responsable de TBA atribuye el accidente a un fallo humano

Los viajeros que se habían detenido al lado de los periodistas no podían creer lo que escuchaban. 'Asesinos, sois unos asesinos. La responsabilidad es vuestra. Viajamos como ganado, unos encima de otros, muriéndonos de calor porque en vez de invertir los subsidios en mejorar el servicio os lo gastáis en otra cosa. Asesinos', explotó el jubilado Daniel Méndez. 'El tren funciona cada día peor, es una vergüenza', insistió, con un visible enfado.

'Ladrones, todos a la cárcel', añadió otro de los presentes, Julio López, quien 24 horas después de la tragedia aún no conocía el paradero de su hermana Nancy. 'Es ella, muéstrenla por televisión, a ver si alguien puede decirnos dónde está', suplicaba, sosteniendo una fotografía de Nancy y conteniendo las lágrimas.

La línea de Sarmiento circulaba ayer con una demora mínima, pero en el andén 2 de la estación podía verse aún sobresaliendo de la malla negra con la que intentaron ocultarlo el amasijo de hierros en que quedaron convertidos el primer y segundo vagón del tren siniestrado.

'Asesinos. La responsabilidad es vuestra', gritan los usuarios del tren

'Se han hecho muchas inversiones en el sistema ferroviario', declaró el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. El alto cargo intentaba aplacar así las críticas por el pésimo estado de los convoyes de Cercanías, pero no aportó datos para confirmarlo.

TBA ha ganado numerosos concursos públicos para construir vagones y ha recibido subvenciones millonarias para mejorar la red de transporte interurbano (más de 23 millones de euros en 2011 y 13,2 millones en lo que llevamos de año). Aún así, los nuevos vagones son muy escasos. El tren que se estrelló ayer es un modelo Toshiba fabricado en Japón en 1962, remodelado por TBA. 'La empresa los modifica. Pone asientos de menor calidad para que entren más pasajeros. Por eso se arrancan con el impacto y aumentan la probabilidad de lastimar o matar gente. Eso es parte de la seguridad ferroviaria que se descuida', denunció a Página 12 el ingeniero Norberto Rosendo, presidente de la ONG Salvemos al Tren.

Los viajeros critican el pésimo estado de los convoyes de Cercanías

'Los inspectores de la CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte) están cansados de hacer informes. Dicen que el mantenimiento está mal hecho, que hay que aplicar multas o retirar la licencia, pero no pasa nada', objetó Rosendo.

TBA está en manos de la familia Cirigliano, dueña de uno de los mayores emporios de transporte del país, construido gracias a sus estrechos lazos con el poder. 'El Estado no puede permitir que el ferrocarril y el transporte público queden en manos exclu-sivas del lucro empresarial, cuyo único fin es la rentabilidad', reclamó el líder de la Juventud Sindical, Facundo Moyano. Ángel Contestí, miembro de la plataforma Tren para todos, también apostó por volver a nacionalizarlo: 'Tenemos que aprovechar la estructura que aún sirve y hacer una reinversión sobre este sistema'.

El esqueleto ferroviario actual es sólo una sombra de lo que fue. Con 50.000 kilómetros de vías, Argentina era la décima potencia ferroviaria tras la Segunda Guerra Mundial. Antes del inicio de la privatización, en 1991, sólo funcionaban 30.000 y ahora los kilómetros de vía operativos son tan sólo 7.000. Igualmente, de los más de 50.000 trabajadores que empleaba el servicio público a finales de los años ochenta quedan ahora, bajo gestión privada, menos de 15.000.

El Estado se presentará como 'particular querellante para defender el interés público' en la investigación del accidente, declaró a los medios el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido. Sus palabras provocaron un incendio en las redes sociales. '¿Schiavi y De Vido querellantes? No tendrían que ser imputados como cómplices y penalmente responsables?', cuestionaba un usuario de Twitter. 'De los viajes de [la presidenta] Cristina Fernández Kirchner que me tocó cubrir, Claudio Cirigliano no se perdió ni uno. Siempre pegado a De Vido', denunció la periodista Marina Verón. 'TBA y el Estado son responsables. No a la impunidad', reinvidicaba Méndez en la estación donde el miércoles un amigo suyo, Juan Pedro, y otras 49 personas perdieron la vida.

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