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EEUU no arrojó al mar el cadáver de Bin Laden

El jefe de Inteligencia de la CIA en la sombra tuvo acceso a los materiales incautados en la casa-refugio del líder de Al Qaeda

CARLOS ENRIQUE BAYO

El famoso sepelio de Osama Bin Laden en alta mar, donde el cadáver del líder de Al Qaeda fue arrojado dentro de una bolsa con pesos tras ser preparado “de acuerdo con los preceptos islámicos”, según afirmó el portavoz de la Casa Blanca, jamás se produjo. En cambio, el cuerpo del inspirador del 11-S, asesinado en Abbottabad (Pakistán) por un comando especial de los SEAL de los Marines, fue trasladado hasta Estados Unidos en un avión de la CIA mientras el mundo entero creía que estaba en el fondo del mar de Arabia.

Al menos eso es lo que asegura en varios mails superconfidenciales el vicepresidente para Inteligencia de la CIA en la sombra (la compañía de espionaje privado Stratfor), Fred Burton, quien al principio no comparte esa información con todos los analistas de su propia empresa, sino que codifica sus mails (descubiertos por Wikileaks y que Publico.es difunde en exclusiva para España) con la palabra clave “[alpha]” que limita su recepción a una reducida cúpula de los que tienen máxima responsabilidad en la corporación. Además, sus correos electrónicos fueron enviados desde una BlackBerry (vía la compañía telefónica AT&T), lo que indica que eran revelaciones obtenidas en la costa Este de EEUU (probablemente, en Washington) que enviaba desde la calle a sus cuarteles generales en Austin (Texas) sin esperar a regresar a su oficina, ante la importancia de los hechos.

El primero de los mails de Burton, ex agente especial del Servicio Secreto Diplomático del Departamento de Estado norteamericano, salta a las 05:26:15 de la mañana siguiente al solemne anuncio del presidente Barack Obama de que EEUU ha liquidado a su enemigo número uno. Bajo el escueto encabezado “OBL” (Osama bin Laden) el texto es también lacónico: “Me informan de que nos hemos traído el cadáver. Gracias a Dios”.

El siguiente envío, a las 05:51:12, da la información en el propio asunto del encabezado: “[alpha] El cuerpo va hacia Dover, Delaware, en un avión de la CIA”. Allí hay una base de la US Air Force casi a la orilla del océano Atlántico. Y en el texto del mensaje aclara: “Después seguirá hasta el Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas en Bethesda”, junto a Washington, DC. Eso es todo.

Bastantes horas después, a las 13:36:41, Burton coge el hilo de una conversación que están manteniendo los analistas de Stratfor, por emails cruzados con el encabezado “Cadáver de OBL”,  para finalmente desvelarles que “el cuerpo va hacia Dover, debería haber llegado ya”. En esos mails, los otros agentes de la CIA en la sombra ya han expresado serias dudas de que el cadáver hubiera sido arrojado al mar. El propio Burton había intervenido poco antes en un mensaje abierto a todos argumentando:

“Si el cuerpo fue arrojado al mar, cosa que dudo, sería un toque muy a lo Adolf Eichmann. La Tribu [en referencia a los judíos] hizo lo mismo con las cenizas de ese nazi. Nosotros querríamos tener la fotografía, el ADN, las huellas dactilares, etc. [de Bin Laden] Su cuerpo es como la escena de un crimen y no concibo que el FBI y el Departamento de Justicia permitieran semejante cosa”.

El presidente y fundador de la compañía, George Friedman, le contestó: “A Eichmann se le vio con vida durante los muchos meses del juicio antes de ser condenado a muerte y ejecutado. Nadie quería que tuviera un monumento, así que lo incineraron. Pero no sé de nadie que sostuviese que él no era Eichmann. No hay comparación posible con enterrarlo [a Bin Laden] súbitamente en el mar, sin posibilidad de que lo viera nadie, cosa que dudo que ocurriese”.

'[alpha] El cuerpo va hacia Dover, Delaware, en un avión de la CIA' 

Evidentemente, Burton podría haber sido engañado por sus fuentes (aunque cuesta imaginar con qué objetivo), pero lo que da más fuerza y credibilidad a su versión es que diez días después, el 12 de mayo, envía otro mail, a una “lista segura” de los principales analistas, anunciando: “Puedo tener acceso a los materiales incautados de la casa refugio de OBL. ¿Cuáles son las principales cuestiones (que no sean 45) que queremos conocer?”

Sólo un minuto después, Sean Noonan, le responde con tres preguntas. La tercera es: “Conexiones con cualesquiera vinculados al Estado de Pakistán”.

Al día siguiente por la mañana llega la primera respuesta de Burton: “Varios, asociados o dentro del ISI [el Inter-Services Intelligence, los servicios secretos paquistaníes] y en el Ejército de Pakistán; menos de 12. Seguiré informando de esto más adelante”.

Esa misma tarde aclara: “Me han dado la misma respuesta: [oficiales] de medio y alto rango en el ISI y el Ejército de Pakistán, uno de ellos un general paquistaní retirado que tenía conocimiento de los planes y de la casa-refugio de OBL. No conozco los nombres ni los rangos, no me los proporcionan”.

Está más que claro que Burton cuenta con fuentes en los círculos más íntimos de los servicios secretos de EEUU, puesto que ese tipo de información no la compartió Washington ni con sus aliados más cercanos, como los británicos. De hecho, mes y medio después (el 28 de junio) Burton envía un amplio informe sobre el contenido de la casa-refugio de Bin Laden, y lo que había en los “aproximadamente 100 flash drives [memorias USB] y cinco ordenadores que los SEALs de la Marina se llevaron”, en el que termina explicando que los estadounidenses habían “compartido con los británicos alguna información sobre el alijo” hallado en la casa de Bin Laden. Pero ese informe es largo y merece ser escrito en otra crónica.

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