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Los socialistas apuntan a la presidencia francesa 17 años después

Hollande parte como favorito al Elíseo en todos los sondeos y amenaza con hacer tambalear el eje franco-alemán en la UE. Sarkozy afronta la primera vuelta de las elecciones como una reválida imposible ante el rechazo acumulado en F

SERGIO LEÓN

Los franceses han acudido toda la vida a las urnas con la incertidumbre de que podría ocurrir cualquier cosa. Esto, que puede parecer una perogrullada, venía determinado sobre todo por la gran cantidad de indecisos que históricamente han mostrado los sondeos antes de unas elecciones importantes. Pero esta vez esa norma parece haber cambiado. Según todas las previsiones, el resultado de las presidenciales que se inician en primera vuelta este domingo es claro: Nicolas Sarkozy dejará de ser presidente. 

Su principal rival, el socialista François Hollande, lidera las encuestas y, siguiendo las directrices de los números, se convertirá en el próximo inquilino del Elíseo. El actual jefe de Estado francés, visiblemente quemado por sus cinco años de mandato, carga a sus espaldas con las consecuencias de la crisis económica, que ha acabado con los líderes de 14 de los 27 países de la Unión Europea en tres años, y las de una impopularidad récord acuciada ya no sólo por el desgaste de sus políticas, sino, sobre todo, por un profundo rechazo hacia su figura.   

Sarkozy llega a las elecciones quemado por sus cinco años de mandato

'El rechazo a Sarkozy en Francia es algo que impresiona. La gente le ve como el presidente de los ricos. La ciudadanía está muy disgustada por todos los regalos fiscales que ha dado a los más adinerados', aclara a Público.es Cécile Thibaud, corresponsal en España del diario francés L'Express. Un descontento que se agranda por la irritación producida por el elevado desempleo y las malas perspectivas económicas del país. 'Los franceses consideran que no ha habido un rumbo fijo durante estos cinco años, por lo que la impresión general es la de que se ha perdido el tiempo', comenta a este diario Gaëlle Lucas, del periódico financiero La Tribune.

Además, ni siquiera fuera de las fronteras francesas, Sarkozy goza de gran crédito. Como apunta en uno de sus artículos Ignacio Ramonet, el que fuera director de Le Monde Diplomatique, 'en el extranjero, muchas personas no lo conciben porque únicamente perciben su imagen de líder internacional enérgico dirigiendo, junto con Angela Merkel, las Cumbres europeas o las del G-20'. Una imagen que se ha visto aún más dañada por sus acostumbradas salidas de tono, su postura como jefe militar de facto en las guerras de Costa de Marfil y Libia de 2011 o sus eventuales apariciones en la prensa rosa junto a su mujer, Carla Bruni. 

Los sondeos dan una ventaja de diez puntos de media a Hollande en la segunda vuelta

Dependiendo del estudio, Hollande parte con entre uno o cinco puntos de ventaja en la primera vuelta frente al presidente conservador saliente, pero en lo que todos los sondeos coinciden es en la victoria aplastante del candidato socialista en la segunda cita, que se celebrará el 6 de mayo, con una media de más de diez puntos de diferencia. Y lo más importante: nunca en la historia de Francia, un presidente ha conseguido remontar unas encuestas tan adversas.

Hasta un diario como Le Figaro, marcadamente conservador, indicaba en uno de sus editoriales que el 'ánimo no acompaña' al mandatario. El periódico señala como uno de los fracasos de la campaña de Sarkozy esa 'aparente vacilación entre dos estrategias, más a la derecha o más centrista, que le ha hecho perder puntos en las intenciones de voto entre los electores del Frente Nacional (extrema derecha) y el Modem (centro)'. 

'Hay que esperar tranquilamente', declaraba Sarkozy el pasado miércoles tras uno de sus últimos mítines. El presidente, consciente de sus malas perspectivas, ha intentado a última hora revertir la situación. Lo hizo tras el caso del yihadista Mohamed Merah, abatido por las fuerzas de seguridad en su domicilio en el que se encerró tras asesinar a siete personas en Toulouse. Su discurso giró, aún más si cabe, hacia la derecha. La seguridad frente al fantasma del terrorismo islamista o la protección de las fronteras frente a la inmigración llenaron las intervenciones de Sarkozy.

'Lo que necesita es atraer a la franja más a la derecha de la derecha. Sarkozy creía que después de Toulouse iba a dar un vuelco a las elecciones', apunta Thibaud. Durante el mes de marzo consiguió remontar la diferencia que los sondeos otorgaban a Hollande. Un resultado efímero, a tenor de los últimos datos de las quinielas.

'Lo que más interesa a los franceses es la crisis y la manera de salir de ella' 

'La gente tiene otras preocupaciones, se ha cansado de la demagogia. El electorado se ha dado cuenta de que Sarkozy está jugando con el miedo', sentencia la periodista de L'Express. 'Lo que más interesa a los franceses es la crisis y la manera de salir de ella', incide Lucas, de La Tribune. 

Sin embargo, la historia de las presidenciales francesas también es la historia de un electorado indeciso: uno de cada cuatro votantes, según un estudio del instituto Opinionway Fiducial. Es decir, entre 6 y 8 millones de franceses aún no ha decidido a quién votar. 'Siempre hay mucha cautela, puede pasar cualquier cosa que, en un primer momento, podría parecer impensable', avisa Thibaud, que recuerda cuando en 2002 el ultraderechista Jean-Marie Le Pen se coló en la segunda vuelta de las elecciones junto a Jacques Chirac.

Es la esperanza para el resto de candidatos, y la de Sarkozy, que también confía en una eventual alianza entre formaciones y en el debate en televisión que se celebrará a pocos días de la segunda vuelta entre los dos aspirantes al Elíseo. Asimismo, Hollande, de 57 años y exmarido de Ségolène Royal, última candidata presidencial que encarnó el batacazo socialista de 2007, 'no es especialmente carismático', según Thibaud. 'En Francia se comenta que Hollande está utilizando la misma táctica empleada por Rajoy en España: sin estridencias, sin mojarse en nada', añade la corresponsal francesa. Y puede ser, una vez más, que la prudencia sea suficiente para ganar. 


Un ciclista pasea junto a una valla con los carteles de los diferentes candidatos. - REUTERS

En tanto, Sarkozy y Hollande no son los únicos con algo que decir este domingo. Otros candidatos han sabido jugar sus cartas. Especialmente, Marine Le Pen, del Frente Nacionalista, y Jean-Luc Mélenchon, líder del Frente de Izquierda y candidato del Partido Comunista Francés, terceros y cuartos en discordia. Algo más lejos queda el centrista François Bayrou y definitivamente atrás están los verdes de Eva Joly, con como mucho un 3%. El apoyo a Le Pen, con un discurso algo más maquillado que el de su padre, es siempre una incógnita. Es el histórico voto oculto, aquel al que cierto electorado le cuesta admitir fuera de las fronteras de su casa. El porcentaje que consiga en estas presidenciales, las primeras a las que concurre, podrá ser un reflejo de lo que ocurra en las elecciones legislativas del 3 y 17 de junio ante un posible auge de la derecha más a la derecha de Sarkozy.

La gran sorpresa de la campaña ha sido el izquierdista Jean-Luc Mélenchon

Sin embargo, la gran sorpresa de la campaña ha sido Mélenchon, que ha pasado de un 5% hasta a un 15% en intención de voto. Su discurso es un catalizador de los fundamentos izquierdistas con un aire más fresco y renovado, algo difícil de encontrar en la izquierda europea. Entre su programa destaca la retirada del 'escudo fiscal' que limita la subida de impuestos de los más ricos y acotar el poder de los bancos y mercados financieros para evitar las deslocalizaciones de empleos y la especulación.

Además, el candidato izquierdista también apuesta por un referéndum sobre el tratado presupuestario europeo y, en política exterior, arremete contra Estados Unidos ('una potencia peligrosa'), la permanencia de las tropas francesas en Afganistán y la presencia de Francia en la OTAN. Aunque difícil, Mélenchon aún espera ser esa sorpresa que pueda colarse en segunda vuelta en detrimento de Hollande o Sarkozy. Y, como apunta Lucas, según los resultados que obtenga 'podría negociar con Hollande alguna presencia en el Gobierno de cara a las legislativas'. 

Precisamente, ha sido Mélenchon quien ha puesto el acento en campaña sobre una posible ruptura del tándem Merkozy en el seno de la UE ante una más que posible derrota de Sarkozy, que dependerá, en gran medida, de la transferencia de votos de los electores de los candidatos que se hayan quedado en el camino.

Hollande: '¿Y si me pregunta si aumentaría la austeridad? La respuesta es no'

En este caso, parece poco probable que el presidente francés pueda conseguir los apoyos del centro que le auparon hasta la victoria en 2007. Aunque, como avisa Thibaud, 'la diferencia en Francia entre la izquierda y la derecha es mínima y defienden, prácticamente, el mismo modelo social', una posible victoria de Hollande podría convertir a Francia en el contrapunto contra las políticas europeas de ajustes ante Alemania, cuya canciller, por otro lado, también está contra las cuerdas en su país. 

El socialista, al que Ángela Merkel se negó a recibir en Berlín, sostiene que 'en estos tiempos de crisis, Europa necesita a la pareja franco-alemana', pero aclara: '¿Y si me pregunta si aumentaría la austeridad? La respuesta es no'. Defensora confesa de Sarkozy, está por ver cómo encajaría la jefa del Gobierno alemán una derrota de su principal aliado. Y, lo que es más importante, cómo afectaría a la defensa a ultranza de la receta contra la crisis implantada por los mercados o a la imposición al resto de países del cumplimiento del objetivo del déficit a base de recortes y que ya ha dejado en la UE más de 24 millones de parados, según las últimas estimaciones de Eurostat.     

Conservadores como el expresidente Chirac, han dado su apoyo al socialista

Todo apunta a que estas elecciones tienen más de castigo a Sarkozy que de voto de confianza hacia alguno de sus contrincantes. La campaña ha girado casi en exclusividad en torno a la economía, dejando fuera otros debates como el energético. 'El balance económico de Sarkozy no ha sido especialmente bueno, así lo que queda es elegir entre el miedo al desconocido (Hollande) y lo conocido que no ha dado pruebas de su eficacia', indica Lucas, la corresponsal en España de La Tribune.

El mandatario, al que le ha sido imposible soltarse el lastre de la situación en la eurozona, ha visto también cómo antiguos dirigentes de gobiernos conservadores han criticado su gestión. Incluso, según Jean-Luc Barre, historiador y ayudante en las memorias de Jacques Chirac, el expresidente estaría dispuesto a votar a Hollande. El gran enemigo de la derecha francesa, obviado entre la gran mayoría de mandatarios europeos, tiene al alcance de la mano devolver a los socialistas la presidencia francesa 17 años después de que François Miterrand abandonara el Elíseo y potenciar la minoría en Europa de la centroizquierda. La respuesta final, en dos semanas.

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